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La neutralidad de la red dependerá de la competencia y no de las legislaciones

Esta semana la neutralidad de la red, e incluso la jurisprudencia de la Federal Communications Commision (FCC), se ha visto salpicada por una decisión judicial desfavorable para este organismo, los usuarios y, en parte, para la neutralidad de la red. Decimos "en parte" porque el debate de la neutralidad de la red no depende únicamente de los operadores o de las empresas Web, sino que los usuarios, en este caso, tienen mucho que decir al respecto.

Todo se inicia el pasado martes, con la decisión de una corte federal de Estados Unidos en favor del proveedor de cable Comcast -y por ende en favor del resto de empresas de cable e Internet- a quien la FCC le había prohibido discriminar el tráfico de Internet que viajaba por su red según su procedencia o tipo de aplicación al que pertenecía. Es decir, la FCC defendía y creía tener jurisprudencia para ordenar que todo el tráfico de Internet se tratase por igual en todas las redes, sin importar si éste provenía de aplicaciones VoIP o P2P, o si provenía de proveedores Web como Google, Skype, Microsoft o Yahoo!.

Antes de llegar a los tribunales, Comcast ya había dejado de realizar discriminación del tráfico de proveedores como BitTorrent, aplicación P2P, debido a las quejas de los usuarios y a la mala publicidad que estaba recibiendo de los medios de comunicación sobre sus prácticas discriminatorias.

La decisión es polémica por varios motivos. El primero, porque sólo representaría una victoria moral para el proveedor de cable, que ya ha visto que ciertas prácticas no juegan en favor de sus intereses, pues provoca un descontento de tal magnitud en sus usuarios que debe autorregularse él mismo. Por otro lado, supone un pequeño golpe a la FCC y su autoridad pocas semanas después de haber presentado un plan nacional de banda ancha al Congreso de ese país, con el objetivo de que todos los ciudadanos tengan acceso a banda ancha de 100 Mbps a precios competitivos para 2020. La FCC ya ha anunciado en un comunicado que la decisión judicial en nada afecta a su plan y a su intención de obtener los objetivos delineados en él.

"Vamos a poner en marcha el Plan Nacional de Banda Ancha", declara Julius Genachowski, presidente de la FCC. Y añade que el proyecto intenta fomentar la creación de una infraestructura de telecomunicaciones en el país que genere empleo, innovación e inversión, o lo que es lo mismo, un futuro económico próspero para la nación.

Y éste último punto, el de la prosperidad de la nación, nos lleva al tercer punto polémico de la decisión judicial: la neutralidad de la red. Las empresas de telecomunicaciones tienen problemas de capacidad y costos relacionados con el aumento del tráfico por parte de los usuarios, a quienes les cobran el acceso a servicios como los que ofrecen Google, Youtube, Skype o Facebook. Una forma de poder manejar este tráfico es crear políticas de control que permitan maximizar los recursos de la red. Estas políticas pueden incluir la discriminación de cierto tipo de tráfico en favor de otro. Este recurso de los operadores no debería ser discutido, las redes tienen la capacidad que tienen y el manejo de las mismas debe hacerse de la forma que beneficie al mayor número de usuarios -luego volvemos a ellos, pues son la clave del debate-.

El problema con el discurso de los operadores emerge cuando éstos quieren captar ingresos adicionales a costa de Google, Microsoft o Skype, simplemente porque aquellos los generan -no creo que ningún proveedor llame a TeleSemana.com para cobrarnos, crucemos los dedos-. Los operadores argumentan que la neutralidad de la red atenta precisamente contra la innovación, la inversión y el progreso económico. Los proveedores de servicios Web, justamente, defienden lo contrario. Una Internet libre genera innovación, progreso e inversión. Desafortunadamente para los operadores, la corta historia de Internet les da la razón al segundo grupo, por ahora.

Pero al final del día, el debate de la neutralidad de la red no depende ni de los operadores, ni de los proveedores Web, ni de los legisladores o entes públicos. El usuario es quien determinará qué sucede en Internet, como se ha visto en el caso de Comcast. Por lo tanto, lo que la FCC debe perseguir, o cualquier regulador, es asegurar que haya competencia -evidentemente es lo que intentan-, porque si un operador como Comcast decide discriminar un tipo de tráfico que el usuario no quiere que sea bloqueado, éste se cambiará a la competencia. Los operadores deben poder utilizar políticas de control, pero éstas deben ajustarse a la demanda de sus usuarios.

En un mercado competitivo, no sería de extrañar que un operador de banda ancha se posicionara como el mejor proveedor en acceso a Youtube, o servicios de video, y otro como el mejor proveedor de servicios P2P. Porque los operadores no deben olvidar que sus redes de telecomunicaciones no valdrían lo que valen hoy si no existieran Skype, Yotutube, o Google. Y éstas últimas tampoco podrían existir sin las redes de los operadores. Pero en última instancia, es el usuario el que ha decidido utilizar estos servicios y el que ha provocado que en ambos casos se esté invirtiendo para mejorar la capacidad de las redes y los servicios Web.

Por lo tanto, si el usuario quiere una Internet libre, ésta lo será. Y ahora, proveedores Web y operadores deben negociar entre ellos según el valor que aportan, sin la ayuda de gobiernos o jueces.

Fuente: telesemana.com

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