Miscelánea

La volatilidad extrema como problema

La extrema volatilidad ha hecho de nuevo acto de presencia en unas Bolsas que parecen afectadas por un desorden bipolar que las hace pasar en cuestión de horas, a veces incluso de minutos, de un extremo a otro.

Esta semana hemos visto, el jueves, como las Bolsas americanas, tras haber visitado a mitad de sesión los mínimos del pasado octubre, subieron de forma meteórica en la hora y media final, para terminar la sesión con alzas superiores al 6%, sin ningún dato nuevo salvo un discurso de Bush defendiendo la economía de mercado. El giro fue realmente brutal, casi de mil puntos de oscilación en el Dow, e inesperado, dado el tono negativo que se había instalado tras anunciar Paulson el miércoles cambios en el plan de rescate.

El viernes se repitió algo parecido, aunque al revés, ya que tras una apertura ligeramente bajista con caídas que llegaron a media sesión hasta niveles del 3%, el mercado cambió hacia el lado positivo, de forma que a falta de una hora para el cierre el Dow llegó a subir 88 puntos. Pero en la última hora súbitamente se hundió, bajando de golpe 400 puntos para cerrar casi un 4% abajo, todo ello por supuesto sin ninguna noticia o novedad de por medio. Lo mismo ocurrió en los otros dos índices , el S&P y el Nasdaq.

Tras todos estos bandazos, las principales Bolsas han cerrado la segunda semana de noviembre con caídas, del 5% en el Dow, del 6% en el S&P , de casi el 8% en el Nasdaq, y del 5,5% en el Ibex y el Eurostoxx. Sólo las Bolsas asiáticas, impulsadas por el plan de estímulo chino, han bandeado mejor la semana, con caídas leves en el Nikkei y subidas en la Bolsa de Shangai. El Hang Seng, sin embargo, cayó casi un 5%

La extrema volatilidad se está convirtiendo en un serio problema a la hora de articular líneas de salida a la actual crisis financiera. Como decía esta semana en un artículo el siempre lúcido Robert Shiller, la volatilidad aumenta la desconfianza, genera decisiones erráticas, y paraliza las iniciativas al distraer la atención de los agentes económicos hacia los giros súbitos de los mercados. Hay además otro efecto negativo y directo sobre la renta variable. Si la volatilidad sube, el riesgo percibido sube, ya que la volatilidad se considera la medida básica del riesgo. En consecuencia, aunque el rendimiento esperado de la renta variable se mantuviese, es decir aunque se pensase que las acciones van a mantener su beneficio y su dividendo actual, al subir la volatilidad habría que vender acciones para mantener el equilibrio deseado entre riesgo y rentabilidad de la cartera. De esta forma la volatilidad acentúa las bajadas.

Por todo ello es una prioridad que los mercados se alejen de la fase actual de volatilidad extrema. Las Bolsas siempre tendrán fluctuaciones, fases de entusiasmo y de atonía, pero los bandazos actuales hacen que los mercados no sean creíbles y dejen de cumplir su función de fijar precios y de canalizar el ahorro hacia la inversión. No se puede tomar como referencia el precio de mercado cuando oscila más de un 30% en pocas sesiones o más de un 60% en pocos meses, como ha ocurrido, por ejemplo, en el precio del petróleo.

Junto a la volatilidad, el otro factor dominante esta semana ha sido el temor de deflación. Una buena muestra de ese temor de deflación son que los bonos americanos vinculados a la inflación (los llamados Tips), que están descontando inflación negativa en los próximos cinco años. Lo mismo pasa con los bonos a diez años del Tesoro americano que dan un 3,7% de rentabilidad, lo que significa que se ve una inflación muy baja a diez años vista. Los bonos del Tesoro americano a dos años dan solo el 1,16% de rentabilidad, de nuevo con el mismo mensaje. No se teme la inflación, se teme la deflación global. Este temor tal vez sea exagerado, como afirma Bill Gross , el gestor estrella de Pimco, que manifiesta estar comprando bonos vinculados a la inflación, ya que cree que se está infravalorando el riesgo de inflación futura. Pero el sentimiento dominante es que nos encaminamos a un periodo de deflación.

Esta sensación se ha reforzado esta semana al saber que la zona euro ha entrado en recesión, tras bajar el PIB en el tercer trimestre un 0,2%, lo mismo que había bajado en el segundo trimestre. La economía alemana, la tercera del mundo tras EEUU y Japón, también ha entrado en recesión. En esta coyuntura, sabe a poco que el Euribor a un año esté ya en el 4,35% al que cerró el viernes. Es verdad que ha bajado mucho desde los máximos de octubre superiores al 5,5%, pero debería bajar mucho más tras dos trimestres de contracción del PIB de la eurozona que evidencian riesgos de caídas superiores en los próximos trimestres.

Así, los ecos positivos que en el inicio de la semana tuvo el paquete de estímulo aprobado por el Gobierno chino se fueron apagando durante la semana. Aunque ha habido alguna señal positiva como la mejora en la encuesta ZEW alemana de noviembre o la mejora inesperada del índice de confianza del consumidor de la Universidad de Michigan.

En el plano empresarial, tampoco han predominado las buenas noticias. Nokia anunció malas perspectivas y cayó fuertemente el viernes. Los datos de resultados han sido mixtos, buenos en Telefónica, pero no tan buenos en algunos Bancos. Y, sobre todo, sigue la preocupación por automovilísticas americanas, según Obama columna vertebral de la economía.

En este contexto ha tenido lugar la reunión del G 20 cuyo principal mensaje ha sido el de la unidad frente a la crisis global. La idea que ha quedado es que se va a actuar y que además hay consenso en las líneas básicas. Una de esas líneas, mencionada expresamente en el comunicado, es la estabilización de los mercados financieros, lo que conecta con la necesidad de erradicar la extrema volatilidad actual que antes mencionábamos. También Bernanke , en su discurso con motivo del décimo aniversario del euro señaló esta necesidad.

En la tercera semana de noviembre, con los datos económicos centrados en la evolución de la inflación y con pocos anuncios de resultados empresariales ya que la temporada está casi acabada, habrá que ver cual es el impacto de la cumbre del G 20, en la esperanza de que la estabilidad vaya regresando poco a poco a las Bolsas.

Fuente: Juan Carlos Ureta – blogs.periodistadigital.com/juancarlosureta.php

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba