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¿En qué consiste esto de la transformación digital de la banca?

En la actualidad, ya sabemos que la transformación digital va más allá de la simple apertura de nuevos canales de venta. La transformación digital supone un cambio de cultura que va a afectar a toda la cadena de valor, incluyendo a nuestra relación con nuestros clientes. Dentro de la hoja de ruta de las entidades bancarias para adentrarse en el mundo digital se deben incluir términos como fintech, usabilidad, millenials, big data, blockchain o la nube. Pero se les plantean a las entidades bancarias ciertos retos en la gestión de la transformación digital:

Gestión de la cultura, talento, las prioridades y las preferencias

Las entidades bancarias se enfrentan a una revolución digital, que se está produciendo a un ritmo cada vez más rápido. Se deben plantear si sus directivos saben que es primordial esta transformación, si estos directivos pueden liderar dicho cambio, tienen la suficiente visión para gestionar la fusión de los dos mundos… 

El poder de asignación de las prioridades recae sobre los directivos y, por tanto, como se priorizan las necesidades de la transformación digital. Acertar en la decisión nos va a marcar, en uno u otro sentido, si nos vamos a posicionar estratégicamente y de manera competitiva. Se debe observar que ha pasado en otros sectores cuando se ha iniciado el proceso de transformación, sobre todo en el retail y en las empresas digitales. Es decir, acceder y adaptar las prácticas de los otros sectores al sector financiero, de forma que se genere valor y se diferencien de la competencia.

Gestionar la innovación y el canal del cliente

La innovación en los modelos de negocio y en los procesos tiene un doble impacto. Lo primero, es tener en cuenta que es necesario reflexionar sobre la estrategia que nos permite medir la intensidad y el momento que vamos a realizar las inversiones. Lo segundo, que se debe tener en cuenta es el reto del cambio interno para que la innovación genere dichos modelos de negocio y procesos. 

En el sector bancario no se trata de decidir entre red de oficinas o canales online. Hay que entender que se debe romper con la visión de múltiples canales y deben empezar a gestionar como si fuera un único canal. La gestión como un única canal empieza con los ejecución de cómo consiguen aprovecharse de su activo, las capacidades comerciales de la red, con sus clientes digitales y cómo van a conseguir interactuar con dichos clientes en un mundo totalmente digital, en el que no existen horarios. Por tanto, el reto está en cómo van a gestionar el canal para lograr que los clientes, que no son tan digitales, puedan aprovecharse de las ventajas que ofrece el mundo digital.

Gestionar la creación del valor y la eficiencia

La revolución digital trae un cambio importante en el comportamiento de compra de los usuarios y clientes de la entidades bancarias. Las entidades bancarias tienen que salir de su zona de confort para generar el valor a sus clientes. Se deben plantear cómo pueden generar valor para las pequeñas empresas que tienen pretensiones de internacionalizarse, cómo pueden generar valor a clientes que quieren sacar adelante un proyecto emprendedor, o un cliente que está analizando varias opciones de inversión. Por esto, las entidades financieras deben plantearse tener productos competitivos y de calidad, aunque no sea suficiente ya que se deberá crear valor en el mundo digital. 

El primer reto de eficiencia que se les plantean a las entidades financieras es sobre la utilización interna de las capacidades digitales que permitan a las entidades optimizar los procesos y que estos sean más eficientes. El segundo reto de eficiencia que se les plantean a las entidades financieras es sobre la optimización de sus recursos. Es decir, cómo se distribuye la carga operacional por los diferentes canales para mejorar su eficiencia todo esto soportando un mayor volumen de transacciones.

Gestionar la tecnología y la ciberseguridad

Las entidades bancarias debe gestionar dos modelos tecnológicos. El primero es un modelo tradicional en el cual existen unos tiempos de desarrollo insuficientes para la velocidad que exige el mundo digital. Y el otro modelo, el modelo agile, el cual optimiza los ciclos de desarrollo y acelera los tiempos de implantación. Sabemos que el mundo digital nos expone a ciertos riesgos y amenazas. Esto obliga a las entidades bancarias a elaborar programas de ciberseguridad. Es vital, en estos programas de ciberseguridad, proteger la marca, los activos, la propiedad intelectual y la información de los clientes ante las diferentes amenazas que existen en el mundo virtual.
Imagen de cabecera: Bank of America Plaza.

Fuente: Raúl Jaime Maestre – elblogsalmon.com

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