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Lex Serpéntis primeras lecturas

Esta obra escrita y dirigida por Rafael Ortiz, propone primeras revisiones, suscitadas a través de anotaciones al disfrutar la escena.
Por: Julio C. Alcubilla B. 
Análisis Crítico de las Artes Escénicas 
Twitter: @editorglobal
Telf. +0412-200.53.90 (Venezuela)
En ésta primera entrega, producto de mis observaciones me permito ofrecer a nuestros lectores hispanoamericanos, valoraciones inmediatas de un montaje que alcanza notable acento en su trabajo de dirección de actores, concierto interpretativo y estructura.
Lex Serpéntis, pudiese ser inspirada en el caso del asesinato del niño Vegas Pérez, en Caracas- Venezuela, año 1973, cuando un fin de semana de marzo los periódicos reseñaron la terrible noticia del secuestro y asesinato de un niño… El Diario El Nacional así lo describía ante sus lectores:  
"Honda conmoción causó en la familia Vegas Pérez, así como en la colectividad venezolana el anuncio de que el cadáver hallado cerca de la autopista Coche-Las Tejerías del niño secuestrado el pasado 22 de febrero en la urbanización Santa Marta, El Cafetal-Caracas.

Los esposos Vegas Pérez, sus otros hijos y demás familiares no creían las noticias que recibían sobre la horrible tragedia. A la quinta Algarrobo comenzaron a llegar numerosas personas amigas para manifestar sus condolencias. Varios miembros de la familia viajaron ayer mismo a la ciudad de Los Teques a fin de reconocer en la morgue del hospital policlínico el cadáver del pequeño Carlos Vicente.

El lugar donde estaba el cuerpo del menor de 13 años fue exhaustivamente pesquisado por los detectives de la PTJ. Se informó que en el mismo barranco hallaron entre hojas secas cierta cantidad de marihuana envuelta en papel de periódico, lo que hace presumir a los investigadores que entre el grupo de secuestradores había individuos adictos a las drogas".
Aquel crimen había sido cometido por gente inexperta, probablemente jóvenes que necesitaban una cantidad precisa de dinero para pagar alguna deuda de drogas.
O por igual pudiese ser la historia que se cuenta a través de un acertado discurso dramático, basado en la realidad oscura de cualquier ciudad del mundo, hecho denuncia y protesta al mismo tiempo. Una obra en la cual se confronta el principio jurídico "Dura Lex Sed Lex" , el cual traduce del latín…la ley es dura pero es la ley, frente a la síntesis de la dignidad en el subtexto, hecha enunciado por el laureado escritor Eduardo Galeano…"La justicia es como las serpientes: sólo muerde a los descalzos". 
Estamos frente a un texto directo, inteligente, sin artificios ni esa intención de decir a través de la propaganda o el panfleto, el contenido de un discurso poseedor o debelador de las más crueles realidades. La tristeza que nos produce la derrota, la indignación en lo reflexivo, la semblanza que coloca al espectador en la revisión de sus antagonismos o los de la sociedad que lo circunda. Un homenaje a la soberbia del opresor, al quebranto de valores, la exacerbación de la inmundicia humana, en un estado en el que la justicia pierde constantemente el sentido. 
Desde la apertura de la escena, el minimalismo abstraccionista de su concepción escenográfica, junto al diseño de luces sin pretensiones sustantivas, conectan al  espectador con un juego escénico pleno de simbología y de códigos psicológicos, producto muchas veces del arsenal introspectivo de cada uno de los intérpretes. Cantos gregorianos, música sacra recibe al público, junto a la escena de un primer personaje, el padre- Federico Valle, representado por José Antonio Simón, quien propone antes de su verbo, atrapar al espectador con un trabajo de máscara facial, giros gestuales, expresiones corporales, que se nos presentan cual  oráculo de las acciones. Tomando como punto de partida más allá de sus gestos, una acertada entrega del cuerpo como instrumento semiótico. Permitiendo que el espectador comience a conectarse con la historia áspera que se avecina.  
La justicia aparece envestida de negro, metáfora irónica y patronímica de ese concepto de justicia de lo oscuro: la barbarie, inequidad, corrupción, síntesis de una sociedad abyecta. Esta justicia encapuchada es capaz de engendrar y dar la bienvenida a seres inmateriales, que se hacen presentes como personajes a modo de agresores o progenitores del mal. Los mismos acompañan la vida de los protagonistas de ésta historia: muchas veces son su conciencia, otras como el reflejo de su mezquindad y catapulta de anti valores. El simbolismo de las manos, unido a los desplazamientos escénicos intenta colocar por igual al espectador en una narración que antecede a las voces y a la acción "reconocible" en una obra de gesto y palabras. Una historia creíble, un planteamiento discursivo que por algunos momentos al hacerse presentes las voces y desplegar la acción cotidiana, la proyección de la voz y dicción ameritan un mayor logro, afortunadamente esto es apreciable en muy pocas escenas. 
La transfiguración de un personaje…"Amanda Pérez", interpretada por Rosangela In Gallina, portadora de belleza helénica, en varios segmentos emocionales se fragmenta a su vez en otros tres personajes (observando en la escena a dos hombres y tres mujeres). Los cuatro primeros son varias visiones del razonamiento inquisidor y atormentado de Amanda, que desata la acción frente a su madre representada por Migda Freites, la cual reclama su sacrificio para construir un legado de educación y dignidad, resumido a la oscuridad. Esa oscuridad además de ser un marco de percepciones, nos induce a planteamientos o consideraciones sobre una sociedad que desde hace mucho tiempo anuncia su caos, por ser progenitora a su vez de una mezquindad lacerante. 
Adriana Bustamante, la comisaria León, envuelve al espectador con su temple escénico, profundización en la arquitectura de su personaje y resolución interpretativa. 
La tortura se hace presente dentro de la lectura caótica en el sistema carcelario, referencia en muchas instituciones latinoamericanas y algunas fuera de fronteras. La violencia como mordaza en el laberinto opresor y el poder corrupto, descubren una trama repleta de múltiples giros y sobre giros, una insolente y desencarnada realidad y un culto a su vez de la involución, presente en un colectivo denominado país el cual coloca a la corrupción como muestra fehaciente de su poder. 
En definitiva un texto inteligente, anecdótico, nihilista, una realidad que nos traspasa y nos ahoga, en la cual se exhorta a Eduardo Galeano junto al LSD, al PEBoral y a la Codeína. Recursos para un crimen perpetrado en un niño de apenas 13 años de edad, que en la obra tiene 9 años. El enfrentamiento del poder económico, junto al secular son muestra de una sociedad de pocos líderes "nobles" o quijotes de la dignidad. 
Las voces de esta sociedad escénica, citan a Lorca junto a su obra "El Público", en un personaje desenlace, "Boheme" (Vicente Bermúdez)
El trabajo de dirección actoral resulta ser tan acertado como sorpresivo, cuadro sobre cuadro cada escena es trabajada detalladamente, logrando una arquitectura poderosa en lo actoral o de intérpretes. Varios personajes hacen coro en una muestra de teatro realista, el cual roza lo expuesto por Bertolt Brecht o Lee Strasberg. Su equilibrado ritmo concibe un espectáculo de jóvenes talentos que se unen a los más versados, para ofrecer una hora y media de  sólidez. Sin que el resultado sea concebido como ya lo dije, en los laberintos de una propuesta "panfletaria". 
Lo presente y pasado convergen al unísono en varias escenas, disponiendo el eje de acciones en la alternancia de dos planos. Logrando en primeros y segundos planos que surja la maldad como metáfora envolvente. Se coloca al personaje iconoclasta del arte e intelecto, como el precursor del crimen y el soborno. Un dramaturgo, un hombre del arte, sureño por su acento, parece unido a otro poder, el de la iglesia que es capaz de negociar para no perder el mecenazgo. Quebrantando la justicia y exhortando a la corrupción más vil. 
Así define su autor la obra…"Lex Serpéntes…históricamente el mundo ha estado regido por la desigualdad social y la injusticia, los dictámenes de establishment compran y manipulan las almas de aquellos que capitulan su honor ante las divisas… el escrito de crueles realidades que nos sumergen en el inmenso continente de la depresión…"

"También es un homenaje a los idealistas, a la dignidad, al honor a la integridad, a la valentía, a los que quedaron sembrados, a los que derramaron su sangre… a ustedes… los realmente indispensables. 

En una próxima entrega mis valoraciones de interpretación y montaje

"Lex Serpentis" estará en temporada desde este 10 de Julio en el Teatro Luis Peraza (TET), al lado de la iglesia San Pedro, viernes a las 7p.m. y sábados y domingos a las 6p.m. Las entradas con un valor de Bs. 150,00 pueden adquirirse por taquillas del teatro.

Fuente: Lic. Julio C. Alcubilla B.- RecordReport en THP

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