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«La Casa de Bernarda Alba» reposición del Grupo Rajatabla para el Festival de Teatro de Caracas 2015

Venezuela en la representación del reconocido Grupo Rajatabla, bajo la dirección de Vladimir Vera, ofreció el clásico lorquiano, logrando un  resultado  revisable en algunos aspectos. Una puesta en escena cuidada en su planteamiento estético, innovadora y probablemente arriesgada, en la que el reto, propone en su esencia una visión distinta para abordar la última obra que escribiese Federico García Lorca, la cual no pudo ver, pues murió antes. 
Por: Julio C. Alcubilla B. 
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Twitter: @editorglobal
Telf. +0412-200.53.90 (Venezuela)
El autor plantea una obra cuyas acciones han de ser llevadas con la autoridad y rigidez de Bernarda, representada por la primera actriz Francis Rueda, quien en ésta oportunidad alcanza en parte su cometido, sobre todo al profundizar en los tonos medios de su interpretación, cuando la reflexión autoritaria del personaje intenta ser más cercana. Pero si observamos con detenimiento, el entramado de iras y estados alterados de conducta, cubre la escena de Bernarda, la actriz se ve en la necesidad de adoptar una conducta extrapolada, lográndola a través de gritos para imponer su interpretación y alcanzar carácter, sin embargo lastimosamente no resulta tan convincente, o probablemente muy acentuada. 
Podríamos coincidir en revisiones acerca de su abordaje interpretativo, lo considerado por ejemplo por Layton William, director de teatro, especializado en el método estadounidense de interpretación, el cual contribuyó dramáticamente a la escena española, en clases para autores y directores y por cierto, muy apegado a las teorías de Stanislavski. Defensor de la interpretación sistematizada, la cual permite que el  actor se libere de lo que supone la interpretación convencional y desarrolle sus posibilidades creativas. Considerando que para construir un personaje, son muy importante sus motivaciones y para el trabajo del actor, se hace necesario cuestionarse continuamente, e introducir lo que denominó el naturalismo interpretativo, según sea el estilo de la obra. 
No sé a ciencia cierta, si estas revisiones fueron manejadas por nuestra primera actriz, en una entrevista no estaba ajustado del todo, si reconocemos trabajos anteriores de ésta primera actriz, que han sido trascendentes. Revisando sus declaraciones el alcance y trayectoria de éste personaje, icono de la dramaturgia de Lorca, pudo haberle hecho fraguar una representación más visceral, contemporánea si se quiere, una lectura más de nuestros días…: "Esto fue un reto y a mí me encantan los retos, lo que sucede es que este personaje lo han hecho varias actrices y fue un desafío presentarlo de manera distinta, pero al adentrarme en él lo aprendí a querer. Además me enfrento a una Bernarda completamente distinta a la tradicional, ya no es aquella mujer con un vestido y un moño. Bernarda es una castradora, es lo negro, su bastón es el poder, es la represión, es un personaje con un carácter muy fuerte. Esta pieza deja muy claro que no debemos ser reprimidos por nada, debemos ser libres, debemos decir las cosas que pensamos. Los asistentes salen conmovidos de la sala, pues esa niña Adela, la hija menor de Bernarda Alba, que quería ser libre llega a quitarse la vida con una escopeta, por no lograr cumplir con sus deseos, por ese excesivo luto, la ambición por el dinero, la envidia de sus hermanas por querer robar su gran amor, la represión y la ansiedad por su vida amorosa y sus deseos de libertad se ven truncados".
Vladimir Vera, se expone ante un texto intenso en una escenografía sencilla, suficiente, plástica, minimalista. Cinco sillas y una mesa ofrecen al espectador una ambientación lúgubre, coronada por cruces que cuelgan del techo, oráculo quizás de la oscura y dramática historia de estas mujeres. Un trabajo que se compromete con una carga interpretativa, ya que  el principal planteamiento reposa totalmente en la fuerza histriónica  y en ese sentido, logramos identificar distintos niveles de interpretación en el elenco. En general nos enfrentamos a un trabajo que se acerca a ser correcto, pero no sobresaliente. Ya que en algunos momentos y en ciertos roles, el resultado es algo contenido. 
El ritmo por otro lado tiene algunos altibajos, aunque se va aumentando en la energía, entendiendo que esta es una obra que supone ciertamente un ritmo sosegado, pero notoriamente intenso por lo acompasado de su contenido, la manera de decir en tal sentido ha de ser un planteamiento sobresaliente. Notable sin embargo en la fidelidad del texto original, que nos descubre el empeño de este colectivo por vivir de lo aparente, la desestimación del amor familiar que cede espacio al antivalor que supone el poder desmedido, la amargura, inequidad y transfiguración del yo castrado.
Además del papel de Bernarda, el elenco estuvo representado por: Nyrma Prieto, Miriam Pareja, Adriana Bustamante, Susana López, Graziella Mazzone, Daniela Leal, Valentina Garrido, Sandra Moncada, Mayra Santos, Indrani Izturriaga, Angélica Ruiz, Katy Ramos, Rosa Contreras, Sofía Santos y Juceley Caraballo. Interpretaciones importantes en muchos casos, en los roles secundarios. Adriana Bustamante es la responsable del rol de "Angustias", la cual debe lograr mantener un trabajo corporal importante, pues su personaje cojea de una pierna, en uno que otro momento, cuando debe acelerar el paso, el énfasis de esa expresión corporal se diluye, casi es imperceptible. Valentina Garrido, encarna el personaje de Adela, la hija menor de Bernarda Alba, un trabajo encantador, en cierta medida sobresaliente, sobretodo en su registro vocal y el dinamismo de su expresión corporal, unida a su sensualidad amordazada. 
David Blanco, logra ser elocuente  en su iluminación, con énfasis en su oferta de la oscuridad. El vestuario digno de elogios, arriesgado en su visión al interpretar el momento lorquiano, incorporar a todas las intérpretes botas militares, como alegoría de la Guerra Civil Española y el negro expresivo de clasicismo austero… y una Bernarda con vestimenta masculina y zapatos bi-tonos, que nos hace entender igualmente su castración oferente, impositiva, que adopta la imagen del género masculino, como bandera que encubre su fragilidad, la cual se hace altanera para dominar a las féminas e hijas que la circundan. Y el no menos plausible arrojo, del traje verde de plástico, de la pequeña Adela…revisión contemporánea que reposa en la intención de mujer emancipada y desidamente libre!!!
En definitiva una propuesta rica en su estética, profunda en su análisis, visceral en su expresión actoral, que se debe ver….por su estructura y planteamiento. 

Fuente: Julio C. Alcubilla B.- www.recordreport.net
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