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«Humboldt en Caracas» la historia que se hace viva más allá de la escena

Por: Julio César Alcubilla Bonnet
Para: Récord Report Internacional en THP

Puede sorprender y hasta despertar conjeturas el hecho de que cada vez que ofrezco ante mis lectores y audiencia, un análisis crítico del hecho teatral, sobre un espectáculo dirigido por Federico Pacanins en la Asociación Cultural Humboldt de Caracas. Lo haga de manera tan positiva, a lo cual respondo, que cuando el teatro es bien hecho, el crítico se involucra en la escena y brinda razones, del porqué de sus estimables valoraciones.

Este es el caso, de la pieza teatral de Federico Pacanis "Humboldt en Caracas", cuyo texto y dirección es también de Pacanins. La cual tuve el placer de disfrutar el pasado domingo 15 de Septiembre, en la función de las 11:30 a.m.

El contenido es una oferta en que la literatura formal y la poesía conviven en la escena, para demostrar el amor por el teatro que tiene el autor y la profunda revisión histórica, que da cabida a un texto, que tiene como fin modelar conciencias.

Sus palabras y estructura, siendo esta una pieza de Cámara, para sólo 40 personas, dentro de la biblioteca de la Asociación Cultural Humboldt en Caracas.  La cual es copia, a menor escala, de la biblioteca de Varón Von Humboldt, en Berlín.  Pudieron haber sido emanadas de una obra literaria de raíz histórica, salpicada de pasión  y delicado vértice enunciativo. No escapando de sus alegorías políticas y los símbolos, tanto literarios como representativos.


Alcanzando los linderos en su narrativa como un anecdotario, dentro de un reconocimiento histórico, que se nos ofrece con fuerza visceral en los espacios escénicos. Sin duda alguna, un vehículo semántico para el espectador, que se entera de la historia y valora su contenido. Sobre la plasticidad de una puesta en escena, que hace vivir al espectador, una didáctica experiencia lúdica. 

Manuel Troconis, encargado del diseño e iluminación, propone la luz blanca, el juego del claroscuro cinematográfico, en el principal espacio escénico, el cual comulga con un segundo espacio, en el que expone una danza de colores sólidos, fríos principalmente. Que brindan equilibrio y juego escénico, haciendo la propuesta más dinámica. 

El trabajo de los Intérpretes
Armando Cabrera  en el ron de Alexander Von Humboldt, nos ofrece un trabajo vigoroso, elegante cargado de un fuerte humanismo. Su interpretación hecha palabra  y texto, precede directamente del sentimiento, acoplando su fuerza expresiva con cierta mesura, logrando el equilibrio entre la emoción y la disciplina formal de su personaje.

Humboldt nos invita a reflexionar acerca de nuestra grandiosa naturaleza, no obviando al horizonte, al dolor, a la nostalgia y el pasado.El valor y fuerza de la naturaleza  como fondo, el descubrimiento como aporte, la verdad olvidada, como legado. 

Elevando al espectador a una dimensión universal, con el aliento de un poderoso vitalísmo. Destacando de alguna manera la intertextualidad, las relaciones del texto con el espectador.

 
Por  otro lado, sus códigos gestuales, con cierto enfoque austero, llegan a lo kinésico, en el que el discurso gestual, penetra o define al discurso de vida social, intelectual y científica.

Finalmente Armando Cabrera en este montaje, pudiese leerse a primera vista con un resultado contenido, sobrio, sin mayores acuerdos expresivos, ajustado a su personaje. Sin embargo al profundizar en su escena, en lo particular concluyo, que su construcción visual, está tratada como un objeto cultural y como una práctica discursiva, narrativa. Emergiendo de su trabajo de actor, esa teatralidad social como referente. 

Valentina Garrido nos ofrece esa versatilidad añeja, capaz, potente, luminosa, vibrante, rítmica, espontanea. Partiendo de ser una voz, que se afana en cada uno de sus ocho personajes, con la eficaz entrega que la caracteriza como actriz. De hablar como sus personajes. Ofreciendo así un desafío emocionante, tanto en los roles femeninos como en los masculinos. 

Envolviendo a público en esa magia interpretativa, que es capaz de romper la rutina y ser cada vez alguien distinto. Con la dignidad de ser una musa de arte, para una entrega sorprendente.

Valentina Garrido en "Humboldt en Caracas", es capaz de descubrir una meta basado en la restauración de la historia y hacerla viva ante el espectador. 

Garrido en su semiología del gesto, destaca por su contenido paralinguistico, en el que los signos fonéticos, expresan actitudes, variaciones en el volumen, en el carácter, tono, ritmo y velocidad. 

Esta actriz nos invita a manos llena, nos lleva a valorar el orden y la acción activados por la conciencia en el manejo de sus recursos interpretativos, en los que destaca el gesto, la voz, las transiciones claras, la energía, la elegancia. La capacidad lingüística y las formas de entonación vocal, que se exponen claramente, en su deseo de que cada personaje eduque y sea memorable, cálido, orgánico. 

Ofreciendo además contraste, unidad, fraseo y gradación. Su modelo interpretativo además de sorprender, no olvida el origen aristotélico. Evidenciando además el saber previo y las mundologías que experimentan cada uno de sus personajes. Como portavoces de la memoria de Alexander Von Humboldt: su historia y los hechos dentro de un logro espiritual. 

Valentina Garrido piensa en cada rol, con el correcto balance del sentido de la verdad diferenciando entre lo orgánico y lo artificial. Para Garrido el texto de Federico Pacanins en la obra "Humboldt en Caracas", nos ofrece además un juego político, caracterización jocosa, trabajando con los sentidos, exponiendo la memoria sensorial de cada personaje, rozando lo que Stanislavski definía como "esfera de atención". 

No se debilita, en sus desplazamientos escénicos y dramaturgia corporal, movimientos físicos precisos, mecánicos, semióticos. Además como lo expresó Peter Broock, Valentina Garrido trabaja a sus personajes como Broock lo expone en "la puerta abierta", en la cual en cada uno de sus ocho personajes, entra en la misma frecuencia con el resto del elenco, trasmitiendo un mensaje, en el que desea que el espectador se comunique, a través del rescate de la memoria de Humboldt, logrando una atmósfera favorable, amena. 

A la vez que procura que el receptor, emprenda un viaje de conocimiento, en la imaginación, para lograr la convicción, convirtiendo al pasado en presente. 

Juan Carlos Grisal  por su parte, emerge en la escena como un trovador, como una elevación escénica y del espíritu. En la que el músico, cantante y actor, nos conecta con un encantador repertorio y piezas musicales del 1.800, interpretadas con el cuatro. 

Grisal canta también con el gesto, con la mirada, motivando en la obra, balance, equilibrio, espacios de reflexión. En el que la belleza melódica y su voz, colmadas de ingenio y peculiar efectividad, seduce al espectador sin límites.

Si esto lo unimos a una escena en la que como actor, nos muestra toda la carga costumbrista, emotiva y representativa, de "un negro de época" del 1800 en nuestro tiempo. Concluimos que su aporte de vital expresión y belleza. Nos acerca a un estilo representativo, resaltado por su fuerza, la seducción melódica y representativa, de partitura escénica. Ayudando a identificar para el público, el origen de esta historia, preñada de anécdotas, ofrecida con delicado trazo. 

Esta obra se está presentando hasta este próximo fin de semana, Sábado 22 y Domingo 23, en la Asociación Cultural Humboldt, a las 11:30 a.m.

Fuente: Julio C. Alcubilla B./ Récord Report Internacional en THP, Artes Escénicas

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