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Alberto Conejero, dramaturgo español y Héctor Manrique director venezolano, develan la potencia de «La Piedra Oscura»

Dos entrevistas antes de ofrecerles el Análisis Crítico del Hecho Teatral, que ponen de manifiesto el poder de la palabra, para el reencuentro. La posibilidad de vernos por encima de nuestras diferencias y transformarnos a partir de las reflexiones que nos unen y no las que nos separan. 

Por: Julio César Alcubilla Bonnet/ Récord Report Internacional/ Artes Escénicas
Venezuela.-

La Piedra Oscura es una conmovedora y excitante historia de la literatura española contemporánea, obra del laureado dramaturgo Alberto Conejero. La cual fue estrenada en Madrid en 2015,  y que a partir de hoy , el reconocido colectivo teatral venezolano Grupo Actoral 80, dirigido por Héctor Manrique, arranca temporada en el Espacio Plural del Trasnocho Cultural. 

En ésta primera entrega, abordaremos dos extraordinarias entrevistas, una que logré realizar en exclusiva con Héctor Manrique, y otra obtenida de mis investigaciones con Alberto Conejero. He aquí sus declaraciones. 

Héctor Manrique 

"Yo vi el espectáculo en España, Madrid, allí conozco el texto, al salir de la función lo vendían y decidí adquirirlo. Este es un texto sin duda alguna muy poderoso desde lo dramático, con una clara definición de los personajes , de los conflictos, de lo que cada quien debe decir. Este hecho uno lo agradece como espectador, pero por igual en el caso de un director y de un actor, es algo que uno celebra siempre".
"La fortaleza del texto en primer lugar radica en flanquear a sus personajes y exponerlos en una situación límite por un lado, y por el otro, allí existe un personaje Rafael Rodríguez Rapún, que está viviendo sus últimas horas. Si existe algo que percibimos claramente en el transcurrir de la obra, es la transformación de estos personajes. 
"Al arrancar son dos personajes completamente enfrentados , uno como prisionero y otro como su cuidador o carcelero. La obra termina con un abrazo, es decir ellos se modifican, en el transcurrir de la obra, ellos cambian. En tal sentido el espectador debe valorizar, qué es lo que pasa para que ellos cambien". 
"Dentro de mi visión como director de este montaje, desde el punto de vista de un venezolano enfrentado a lo que estamos viviendo en nuestra sociedad. Particularmente lo que me interesa mucho más en esta obra, es constatar cómo los que somos víctimas de los enfrentamientos , muchas veces estando de un lado o del otro, si nos miramos a los ojos y si nos comunicamos, encontraríamos mucho más puntos de acuerdo que de separación". 
"En éste texto mi principal interés, fue ver como estas dos víctimas de la Guerra Civil Española, de las circunstancias históricas que viven, a partir de desnudar del uno frente al otro, logran encontrarse. Y esto para mí siendo un texto de alusión política y social, tendría que pasarnos a los venezolanos, reencontrarnos". 
"El texto no ha sido tocado, es exacto cómo lo creó su autor, ubicado por igual como lo ubicó Conejero. Pero el poder de esa circunstancia histórica que el cuenta, podría ser un espejo de nuestra realidad existencial, de nosotros como sociedad". 
"En esta obra se habla de la Guerra Civil Española, de lo terrible de ese período, porque fue una guerra entre hermanos. Lo cual me permite hablar del enfrentamiento que tenemos nosotros, y también como al final los personajes  terminan dándose un abrazo. En la Piedra Oscura existe algo muy poderoso, que es que partimos de un personaje que existió, Rafael Rodríguez Rapún, militar, teatrero y la última relación sentimental de Federico García Lorca". 
"Esta reconstrucción de la memoria es decir "yo también soy lo que han sido otros" , "yo sopy una circunstancia de lo que nos han hecho", además de rico es alexionador". Al tomar un personaje olvidado como Rodríguez Rapún, este puede hablarnos con tal enorme nitidez , de los problemas que tenemos en nuestra sociedad".
"Los actores que me acompañan en este proceso son Wadih Hadaya cómo Sebastián y Daniel Rodríguez, como Rafael Rodríguez Rapún. Para mí un personaje es su relación con otro personaje, en ese vínculo con el otro, en ese poder del intercambio de lo que tu quieres del otro y lo que el otro quiere de ti. En tal momento histórico  cuando esto sucedió, ser homosexual  era prácticamente una herejía. Incluso se comentó que lo último que dijo Lorca antes de ser fusilado, fue "por maricón". Por lo tanto este personaje Rodríguez Rapún, que era un militar, a sabiendas que lo van a fusilar, sabe que tiene sus horas contadas".
"El decide vencer su obstáculo interior, el del homosexual, que no podía decirle nada a nadie porque tenía una sociedad que estaba en su condición y termina confesándole a ese muchacho su condición homosexual. Y además en un largo monólogo esboza los primeros encuentros con Federico García Lorca, como un hecho de sanación. Incluso lo dice en un parlamento  "me voy a confesar , lo que no hice frente al cura, soy homosexual". Este es un momento casi al final de la obra y es allí cuando revela que tuvo una relación con Lorca". 
"En esta revelación se alude a una sanación antes de la muerte, en definitiva un momento climático, que en la próxima escena, al final de la obra, encontramos a un hombre en paz consigo. Y esto se logra a partir del diálogo con su carcelero. En ese vínculo que de no haber existido tras esas características, en ese nivel de profundidad, no se develaría. Por otro lado, este muchacho carcelero, tiene la misión de rescatar en Madrid, en donde vivía Lorca, su obra, que no se vaya a perder durante la guerra".
"Es decir, es la obsesión de darle un valor a la cultura dentro de la sociedad, destacada a través de un parlamento…"el sentido que tiene este encuentro entre nosotros, es que tu logres rescatar estas obras, para que permanezcan cien años y alguien las estará siguiendo , por esto que ha pasado entre nosotros".

"Como director suelo indagar mucho e indicar poco en la construcción de los personajes, producto de esa indagación surge en el actor sus resortes e impulso en la construcción de sus personajes. En tal sentido en ningún momento, porque esto es una sorpresa para el personaje del carcelero o Sebastián, para el preso y además para el espectador, existe en el personaje principal, ningún tipo de amaneramiento. Es decir no se debe juzgar a un personaje, sino interpretarlo a partir de sus circunstancias".

"Al hablar de un personaje que además lo dice…yo he estado con mujeres , me gustan las mujeres, pero con Lorca me pasó algo mágico, algo extraordinario. Hablamos de un hombre que estuvo en la guerra, que fue herido en el campo de batalla".
"Estamos por otro lado frente a un actor con una fuerza enorme, que luego se confiesa, esto resulta ser más poderoso. La voz de Federico García Lorca gravita en la escena en tres oportunidades, la cual la hace Sócrates Serrano, un extraordinario actor , muy comprometido".

"Hemos creado un trabajo muy riguroso en cuanto al espacio escénico, quería en lo personal que fuese que en el vestuario, el espectador sintiese el paso del tiempo, el deterioro, que tenga la mayor verdad posible. La escenografía por otro lado muestra el deterioro de un hospital de guerra, esto es enfocado a reflexionar que esa demolición es ese reflejo de la sociedad. Para que el espectador lo sienta y lo palpe, desde que entra a la sala, es un espacio muy expresivo. Unas paredes muy deterioradas, que reflejan esa sociedad en conflictos".

"Lo más importante al elegir este texto, fue respetarlo, porque su contundencia poética es muy clara para el trabajo de actor. Y coloca al público frente a una verdad, que prefiere ignorar, 'porque le quebranta".

 

Alberto Conejero 


"Hablamos de ausencia y de la memoria, por esta razón el público se sienta en butacas con camisa blanca manchada de sangre, para no ser olvidados, para no desaparecer por siempre. La obra aunque transcurre en la Guerra Civil Española, es una obra que nos habla de un encuentro luminoso, en la noche más oscura. También por otro lado, la capacidad sanadora (casi milagrosa) de la palabra y de la importancia de ser  de ser en los otros, de pensar en los otros".


"He sentido la necesidad con La Piedra Oscura, de compartir este triste mandato con la esperanza, la posibilidad del encuentro con el otro, aún en los tiempos más oscuros. La confianza en el lenguaje y en la memoria como espacio para lo humano".

"Por otro lado cuando el recuerdo se hace potente puede alumbrar una poesía, un texto que es la fuerza de la remembranza y esta se hace carne y puede transportar realidades. Rafael Rodríguez Rapún, quien fuera secretario del Grupo de Teatro La Barraca y según muchos, el último amor del afamado poeta Federico García Lorca, nos brinda la posibilidad de un texto complejo, que combina desde lo básico , un secreto envuelto en remordimientos. Y nombre que resuena en las paredes de la habitación, la figura de García Lorca, en la custodia de una voz, unos documentos y manuscritos, como último gesto de amor".

"Para poder estar con otro, primero hay que poder verlo y el otro es ese otro radical que está ideológicamente en la otra punta. Por otro lado la perspectiva de ese encuentro con la gran otra que es la muerte". 

"Rafael en las últimas horas de vida, mantiene ese punto de encuentro con el desconocido radical…nombrar, no dejar en el silencio lo que nos inquieta. Volver a poner nombre, o si elegir el mismo o lo cambiamos. El vínculo responsable con nuestra vida, con el modo que estamos viviendo".

"Esta obra debe contemplar para el crítico teatral dos revisiones en su lectura, una más dilatada en el tiempo, que profundiza en la historia de España y en la normalización de esos episodios, especialmente con los desaparecidos de la Guerra Civil Española, en la dictadura. Y por la otra , la visión de Federico García Lorca, hasta la cristalización en la figura de Rafael Rodríguez Rapún, como protagonista de la pieza".

"Rafael un testigo inesperado de una época de muchísimas sombras y muchísimas luces. Su vida como tal más allá de la relación de Federico García Lorca. La cual es una relación nuclear, lo invitan a no tener miedo a la muerte, tiene miedo al olvido. La Piedra Oscura y la visión del miedo junto al olvido, sobre la trascendencia del arte y de las relaciones humanas".

"El teatro que nos lleva a La Piedra Oscura, tiene la pretensión de volver al mundo su poesía, la importancia de la palabra, del encuentro con la importancia de la palabra. Esta pieza nos invita a lograr a hablar un poco mejor para olvidar un poco menos".

"A partir de un eje dramático que parte de las vivencias del hermano de Rafael y los libros de García Lorca, dedicados a el, pero sobre todo a la guerra y a tanto desastre".

"Federico García Lorca cada vez es más contemporáneo, su gran victoria es aquella que enfrenta a aquellos que pretendieron borrarlo de la fas de la tierra, y fracasaron rotundamente. Porque Federico se  multiplicó en muchos hombres y mujeres de la sociedad actual". 

"No existe fascismo que pueda arrebatar su obra, por ello la visibilidad es importante, porque vivimos en un mundo que nos quiere hacer a todos iguales y la lucha por ser uno es el mayor esfuerzo que tenemos. Pensamos iguales en las diferencias y esto es muy importante, porque en los márgenes de la historia, deben de ser nombrados. Expuestos, a través del lenguaje que revela realidades, las palabras construyen mundos".

"Por ello hay que hacer visible lo que parece invisible, este mundo empecinado en generar en generar monarquías o exaltar el poder de lo que debe ser. El teatro debe ser lo diferente, visibilizar los marginados. Las mujeres silenciadas durante tantos siglos, los homosexuales, las minorías arrinconadas. Lo que ha quedado al margen de esa cuota inicial. Si algo de lo invisible se hace visible, es un sortilegio muy poderoso".

Fuente: Julio C. Alcubilla B./Récord Réport Internacional /THP/ Artes Escénicas

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