Miscelánea

Estabilización a través de la volatilidad

Tras una semana muy intensa, en la que el martes se vivió un nuevo (recordemos que ya ha habido varios) episodio de "capitulación" en las Bolsas, tal vez lo más destacable es que el presidente de la FED, Ben Bernanke, en su comparecencia del pasado martes 15 ante el Comité de banca del Senado, afirmó que su prioridad es estabilizar los mercados financieros. Estas palabras, en el día en el que el Dow llegó a perder el 11.000, el Ibex igualmente rozó ese nivel y el Eurostoxx perdió en algunos momentos el 3.100 son especialmente relevantes. Esos niveles son muy críticos y solo se explican si realmente tenemos por delante una recesión global acompañada de una inflación creciente.

Las palabras del presidente de la FED denotan una clara sensibilidad hacia el hecho, como decíamos la semana pasada, de que la actual fase de turbulencias en las Bolsas y en los mercados financieros está generando una inquietud y desconfianza en los consumidores e inversores que pueden llegar a ser destructivas para la economía real, ya que superados ciertos niveles, será muy costoso, muy lento y muy difícil volver a generar una dinámica positiva en los agentes económicos.

Los mensajes de los mercados financieros son hoy muy importantes en el manejo de la política económica, y si observamos la crisis actual desde el pasado agosto podemos ver tres fases en la evolución de la misma, desde la perspectiva de los mensajes que las Bolsas han ido enviando a los agentes económicos.

Una primera fase, en agosto y septiembre del año pasado, fue el estallido de las hipotecas de baja calidad, subprime, que se presentó como un problema centrado en algunos segmentos del mercado inmobiliario y de la banca americana. Luego hubo un pequeño respiro, en octubre y noviembre, hasta la segunda fase, que tuvo lugar en el primer trimestre de 2.008. En esta segunda fase se puso de manifiesto ya el problema general de los balances bancarios, incluidos los de la banca europea, y se vio que el problema era mucho más amplio que el del limitado y hasta cierto punto anecdótico segmento de las hipotecas subprime, ya que afectaba a la totalidad de los activos de los balances bancarios, dados los excesos generalizados de la economía en los años previos. Vimos así los mínimos de enero y de marzo.

Tras esta segunda fase vino una etapa de relativa calma, en abril y mayo, en la que se pensó que lo peor había pasado, y los agentes económicos se tranquilizaron. A partir de junio empezó la tercera fase, y esperemos que última, de la puesta en escena de la crisis, una fase en la que el mensaje principal se centra ya en la economía real, y en la que las Bolsas están ya diciendo a los agentes económicos que vamos a tener un periodo de bajo crecimiento, lo cual impactará en los resultados de las empresas y en el crecimiento económico.

Esta tercera fase se ha complicado, además, con un elemento un tanto disonante, una nota discordante, como decíamos la semana pasada, que es la fuerte subida del petróleo, que desde principios de abril ha pasado de 100 a 145 dólares barril, casi un 50% en plena desaceleración de la economía. Esta subida ha creado mayor inquietud, ya que ha sumado los temores de inflación a la evidencia del estancamiento económico.

Si ahora ponemos todo lo anterior en relación con las palabras de Bernanke, lo que podemos pensar es que el mensaje principal de las Bolsas en esta fase ya está recibido, y que un nivel adicional de deterioro de los mercados financieros entraría ya en una zona de peligro, desde el punto de vista del manejo de las expectativas de los agentes.

Las Bolsas estarían así tratando de buscar un cierto suelo desde el que empezar a trabajar, lentamente, la estabilización. Nadie tiene ya expectativas positivas respecto al futuro próximo. Nadie piensa ya en escenarios alegres. Estamos instalados en la crisis, viviéndola y adaptándonos a ella. Pero en ese escenario las Bolsas pueden empezar
sus dientes de sierra.

A partir de ese terreno, de esa nueva perspectiva, se reconstruirá el futuro, y aquí empiezan las dudas. Podemos pensar en positivo, y decir que, una vez corregidos los desequilibrios y excesos, la economía global es capaz de retomar un crecimiento sostenido, aunque menor y limpio de exuberancias y de irracionalidades. Podemos, por el contrario, pensar que entramos en una etapa de recesión, y esto último es lo que descuentan las Bolsas cuando caen a mínimos y cuando entran en pánico. Descontando además una inflación creciente por la subida del crudo.

El futuro está abierto a ambas posibilidades y hoy por hoy , pese al negativismo reinante, la posibilidad de una salida no traumática, aunque con sufrimiento por el camino, es la que en principio debería contar con mayores probabilidades. Sobre todo si el crudo recorta y se estabiliza en la banda 100/120 dólares barril en los próximos meses.

La estabilización del crudo sería especialmente importante en un momento en el que la inflación americana en junio se ha situado en el 5% , el peor dato de los último 17 años. En la eurozona la inflación está en el 4% y en países como Alemania o Francia, tradicionalmente poco inflacionistas, se sitúa en el 3,3% y en el 3,6% respectivamente.

Volviendo a los dos escenarios posibles, el verano nos irá orientando en una u otra dirección, a medida que se vayan publicando los resultados empresariales y que vayamos viendo si recorta el crudo. También jugarán su papel las medidas para limitar las ventas a crédito.

De momento, la semana pasada hemos visto al crudo recortar fuertemente desde máximos y hemos visto por el lado bancario que Wells Fargo, JP Morgan y Citi presentaron resultados mejores de los previstos, aunque Citi con grandes pérdidas trimestrales, y que Merril Lynch endulzó sus malos resultados con la venta del 20% en Boomberg LP.

Tal vez este verano las Bolsas busquen la estabilización, lo cual sería bueno para no agravar la ya muy deteriorada economía real, pero todo indica que esa estabilización va a venir, paradójicamente, a través de un aumento de la volatilidad.

Fuente: Juan Carlos Ureta – blogs.periodistadigital.com

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