Inclusión y ciber-libertad

La brecha digital y la sociedad civil

En su Informe sobre la Economía de la Información de 2005, recientemente publicado, la Secretaría de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) subraya la importancia de la competencia privada y del imperio de la ley para superar lo que ha dado en llamar «la brecha digital», que separa a los países industrializados de los países en desarrollo.

El informe sostiene que se están haciendo grandes esfuerzos en el mundo en desarrollo para ponerse al nivel de sus socios más desarrollados en la difusión y el uso de la tecnología de la información y la comunicación en diversas aplicaciones de comercio electrónico.

Sin embargo, a pesar de las señales esperanzadoras en esta dirección, el informe advierte que «la distancia aún sigue siendo demasiado grande y el esfuerzo por alcanzar un mayor nivel es demasiado desigual para que la promesa de una verdadera sociedad global de la información se materialice sin un compromiso sostenido de gobiernos nacionales, el sector comercial y la sociedad civil, así como la solidaridad tangible de la comunidad internacional».

Lo que es innovador en este informe en relación con otros documentos de la ONU es el grado de importancia que se da al sector comercial y las asociaciones voluntarias de la sociedad civil en comparación al aparato regulador del gobierno. Además, son vistos como catalizadores importantes por derecho propio para elevar realmente los estándares de vida y para fomentar el desarrollo económico mundial.

¿Cómo está de «conectado» el mundo a Internet? Según el informe, los datos indican que en 2003 el crecimiento del número de usuarios de Internet en el mundo disminuyó al 15,1%, desde más de un 26% en los dos años previos. «Mientras algunas regiones mostraron un crecimiento fuerte en el número de usuarios de Internet en 2003 –en África (56%), el sur y el este de Europa así como la Mancomunidad de Estados Independientes (74%)– en general, la brecha entre los países desarrollados y en desarrollo sigue siendo amplia: Sólo el 1,1% de los africanos tenían acceso a Internet en 2003 comparado con el 55,7% de los norteamericanos».

Pero simplemente estar «conectado» no es suficiente. Para lograr beneficiarse por completo de Internet, los investigadores descubrieron que «los usuarios no sólo necesitan tener conexiones sino que sean rápidas, de buena calidad… para algunas aplicaciones de comercio electrónico se han convertido en indispensables».

Mientras que algunos países han mostrado unos niveles de crecimiento acelerado –como China, que casi de cero ha llegado a 23 millones de abonados a la banda ancha en solamente 3 años-hay grandes variaciones de acceso a la banda ancha en el mundo entero. (Por supuesto que hasta dentro de China, un país que tiene aproximadamente la quinta parte de la población mundial, 23 millones de abonados sólo representan la punta del iceberg en posibilidades futuras de comercio electrónico). Sin embargo, el principal inconveniente es que en muchos países en desarrollo los datos de acceso a la banda ancha ni siquiera están disponibles, eso sin mencionar el acceso en sí.

Otro factor que complica la difusión de la economía de la información es el que concierne a los bajos niveles de penetración que tiene Internet, aún en áreas donde el número de usuarios sigue creciendo. «Aunque el número de ordenadores está aumentando sustancialmente en los países en desarrollo, especialmente en algunos de los mercados emergentes, la penetración informática sigue siendo muy baja, por ejemplo en China con el 2,7%, Brasil con el 7,5% e India con el 0,7%». En los países desarrollados y en unos cuantos países en desarrollo de Asia, la banda ancha, que juega un papel clave en las empresas para que aprovechen al máximo las ventajas de la tecnología de la información y de comunicaciones, está propagándose rápidamente, en tanto que en la mayoría de países en desarrollo sigue habiendo muy bajos niveles de acceso.

Si Internet es en realidad el estímulo para el desarrollo económico mundial que sus defensores afirman,¿qué obstáculos tangibles impiden que las naciones en desarrollo se conecten a la red? Según los críticos, los responsables de la percibida falta de equidad y del excesivo coste de acceso en el mundo en desarrollo son los acuerdos comerciales privados entre los proveedores de Internet y la columna vertebral que representan los grandes proveedores internacionales de Internet. El informe expone que ha habido llamamientos para una intervención reguladora que remedie esta situación pero, sorprendentemente, los autores rechazan esta propuesta y apoyan en su lugar a la libre empresa.

«El informe argumenta que la divergencia entre el modelo para los acuerdos financieros que era usado tradicionalmente para las redes de telefonía y los convenios actuales para Internet no implican necesariamente que existan prácticas que vayan en contra de la competencia. Continua diciendo que el coste del acceso a Internet en países en desarrollo está influenciado mucho más fuertemente por la falta de competencia en los mercados domésticos de Internet y de telecomunicaciones así como por los tamaños de los pequeños mercados y la falta de economías de escala, no por las condiciones para la conectividad que ponen los grandes proveedores globales o los de servicios de red». Dada la falta de infraestructura, el pequeño tamaño del mercado y el acceso limitado a las grandes redes internacionales en los países en desarrollo, probablemente sea poco realista esperar que la competencia privada por sí sola sea suficiente para producir una rebaja en los costes de la interconexión a Internet hasta niveles que posibiliten una mejora importante que la hagan asequible. La cooperación internacional (usando las estructuras de la sociedad civil) puede ser de ayuda en este respecto «acompañando y apoyando el desarrollo comercial de la conectividad a Internet en esos países».

Además de los altos costes asociados con la conectividad a Internet, el informe también señala la no existencia (en la mayoría de casos) de los instrumentos legales que aseguren unas transacciones electrónicas seguras y metódicas como un serio impedimento que debe atendido si queremos que la economía de la información se propague en el mundo en desarrollo. Los investigadores descubrieron que en la mayoría de países en desarrollo, los proveedores de servicios financieros todavía no están en posición de usar técnicas de gestión de riesgo crediticio para proveer de capital a las empresas en términos competitivos.

Enfatizando la importancia de la competencia privada y el imperio de la ley como caminos concretos a seguir dentro de una estrategia más amplia que involucra a gobiernos nacionales, ONGs y agencias internacionales para lograr superar la brecha digital, tengo esperanzas de que el desarrollo económico mundial – que es otro nombre para la paz-pueda llegar a ser una realidad aún más grande en el futuro.

Stephen J. Grabill es editor del Journal of Markets & Morality que publica el Instituto Acton.

 * Traducido por Miryam Lindberg del texto original en inglés. Existe también una versión más larga.

Fuente: Stephen J. Grabill – acton.org vía Miryam Lindberg – libertaddigital.com (*)

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