Miscelánea y otros

Tecnología ¡Te odio!

Me encuentro frecuentemente con individuos que ponen cara de asco cuando se los interroga sobre computadoras u ordenadores. "¡No me interesa eso!, parecen estúpidos frente a una pantalla", aseguran, e intentan convencernos del bienestar que ofrece el hecho de no tener que depender de un artículo informático. Lo mismo ocurre con los teléfonos móviles o las cámaras digitales… todo lo pasado fue mejor, para ellos. Por ignorancia o arrogancia, algunos se resisten a utilizar tecnología electrónica y se enfrentan a un mundo que no los contiene. Los luditas nos rodean.

El creador del e-mail, Ray Tomlimson de 68 años, no tiene teléfono móvil. "Me considero un tanto ludita", dijo el científico que se dedica a la cría de ovejas, instantes previos a que recibiera el premio Príncipe de Asturias de España por su invención.

Ray Tomlimson, inventor del correo electrónico. Casi un ludita

Tomlimson asegura tener el mismo problema que todos nosotros:  "Recibo unos 150 correos electrónicos al día, que son demasiados. Me acosa el spam y me preocupa la seguridad. Si tengo que mandar algo importante, usaría el correo ordinario. ¡Y eso que no he enviado una carta desde hace 35 años! También me incomoda la mala educación en los correos. Es demasiado fácil malinterpretar el tono de un e-mail".

Semejante postura alimenta a los detractores de tecnología, una especie no tan escasa que se empapa de ideologías y que sueña con un mundo natural. Es por ello que acusan que esos sofitiscados mecanismos como contaminantes, dañinos para la salud y la mente.

Además la organización política de los trabajadores que dio nacimiento a los sindicatos, se vincula con este enfrentamiento a la tecnología, en la búsqueda de mantener el poder del hombre sobre la producción, sin medir los beneficios que las máquinas ofrecen.

¿Qué es ser ludita?

Rodolfo Mata es investigador en el Centro de Estudios Literarios de la Universidad Autónoma de México habla de este fenómeno y del ludismo, que nace en plena revolución industrial.

El origen de los sindicatos tiene relación con la oposición a la tecnología

La revolución informática, cuyo momento más importante estamos viviendo con la expansión de la Internet, ha dado renovados ímpetus al uso de la palabra "ludita". Los defensores de las nuevas tecnologías la aplican con carácter despectivo a sus enemigos y éstos, en ocasiones, la asumen como bandera contra la tiranía de las máquinas. Durante la guerra fría, quienes sostenían la independencia de la investigación científica de su instrumentación tecnológica con fines bélicos llamaron "luditas" a aquellos partidarios de la paz y el desarme que, transformados en fanáticos, predicaron la vuelta a un hombre "natural" incapaz de su autodestrucción. Pero, ¿qué es un ludita?

La palabra "ludita" surgió durante la revolución industrial para designar la resistencia obrera a las tecnologías y prácticas de trabajo innovadoras. Entró a formar parte del lenguaje sindicalista por primera vez en 1811, cuando una serie de cartas y proclamas firmadas por Ned Ludd, Capitán Ludd, o incluso General Ludd, precedieron y acompañaron los ataques a maquinaria en los distritos de tejido de Nottingham, Inglaterra, transmitiendo la idea de que existía un "ejército de reparadores" de los males que el pueblo estaba sufriendo. Los disturbios se diseminaron a otros distritos y el gobierno inglés movilizó a 12 mil soldados a las inmediaciones, fuerza militar mayor a la llevada por Wellington en su primera expedición a Portugal (1808). Eran años de guerra y tensiones entre Francia e Inglaterra y se temía una revolución como la francesa.

Sin embargo, el ludismo original no obedeció a una sola causa. Los objetivos de la destrucción de máquinas amparaban intereses muy diversos. No sólo participaron los hambrientos desempleados sino también aquellos pequeños propietarios cuyas finanzas no les permitían comprar maquinaria y ser competitivos en precio. Esto pone al descubierto cómo estas actitudes frecuentemente enmascaran intereses complejos de poder tras reclamos simplificadores de "humanismo" o "tradición". Si, dada su explicación histórica, es un tanto inapropiado aplicar la etiqueta de "ludismo" a fenómenos contemporáneos, es la anécdota misma la que le confiere fuerza metafórica al calificativo. En el fondo, los luditas siguen teniendo algo en común: miedo a la pérdida de una posición de poder.

Pero, si por una parte es cierto que tras el ludismo hay intereses espurios -o, al menos, complejos y disfrazados-, por otra sabemos que esto no legitima la idea de progreso que cuestionan. Como decía Bertrand Roussel: "Las máquinas se adoran porque son bellas, se estiman por la fuerza que nos dan, se odian por repugnantes y se aborrecen por la esclavitud que imponen". El problema es complejo y su propia dificultad ha hecho que afiliarse a las huestes del Capitán Ludd continúe siendo una práctica vigente, ¡aun en la Internet!

El mundo del ludismo está también en  internet como  una gran contradicción sobre quienes difunden una filosofía contraria a la tecnología. Es algo confuso todo esto, ya que muy pocos están dispuestos a abandonar el confort de la electrónica y de las máquinas.

El ludismo es un fenómeno que merece una reflexión sobria. Los temores a las máquinas -justificados o no- se mezclan con nuestra nostalgia del paraíso. Sin embargo, nada tienen que ver con las declaraciones de los analfabetas tecnológicos que odian las computadoras porque simplemente no las entienden.
Rodolfo Mata

Artículo original en laterminalrosario.wordpress.com. Licencia Creative Commons Reconocimiento 2.5.

Fuentes: lanacion.com.ar, uned.es.

Fuente: Claudio Scabuzzo – laterminalrosario.wordpress.com

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