Miscelánea y otros

Blade Runner y la regulación de tecnologías emergentes

¿Se puede regular de manera efectiva sin poner barreras a la innovación y resguardando el bien público? Conoce más de los nuevos enfoques para la regulación de tecnologías emergentes que promueven la colaboración entre el Estado, el sector privado y el sector científico.

Noviembre de 2019. Los Ángeles, California. Los coches sobrevuelan una ciudad llena de neón, pero sumida en la oscuridad y la decadencia. En un territorio donde humanos conviven con androides, un agente de policía busca eliminar a un grupo de replicantes, unos humanos artificiales fabricados con ingeniería genética que fueron declarados ilegales en la Tierra. Blade Runner, estrenada 37 años atrás, nos presentaba así una visión futurista y distópica de Los Ángeles en la cual "acertó" en algunos avances tecnológicos como las videollamadas, el reconocimiento de voz y también, aunque nos resulte más difícil de creer, en los coches voladores. O más bien, casi acertó.

La realidad es que los taxis voladores ya no son un desafío tecnológico y varias empresas están desarrollando para el mercado distintos modelos de drones con capacidad para llevar pasajeros. Sin embargo, según François Sillion, responsable del Centro de Tecnologías Avanzadas de Uber en París, nadie sabe aun exactamente cómo van a operar estos vehículos en la práctica. La culpa, explica, es de los desafíos regulatorios que quedan por resolver, los cuales son aún más complejos que los técnicos. ¿Cómo asegurar la interoperabilidad de los sistemas para que los taxis voladores no se choquen entre sí y con otros objetos voladores? ¿Cómo asegurar la seguridad de los pasajeros? En caso de accidente, ¿cómo asignar la responsabilidad de la colisión, sobre todo en el caso de los que funcionen sin piloto?

Los problemas regulatorios son cada vez más prominentes en distintos tipos de sectores y tecnologías. Poco a poco van apareciendo más declaraciones de organismos reguladores que confiesan estar desbordados por la velocidad del cambio tecnológico y temen no estar preparados para enfrentar la sofisticación de las nuevas tecnologías o los cambios en las reglas del juego derivados de nuevos modelos de negocio.

La complejidad de nuevas tecnologías como la edición de datos genéticos o la inteligencia artificial, dejan a los reguladores en posición de fuera de juego. El ejemplo del taxi volador autónomo ilustra bien las interrogantes regulatorias que pueden surgir, las cuales, en los casos de negocios basados en datos se ven acompañadas de preocupaciones sobre la competencia, la privacidad y la seguridad de los datos de los clientes. Todo esto, en una verdadera carrera contra el tiempo, puesto que la velocidad de escalamiento de los negocios con base en modelos de plataforma implica que cientos de miles de clientes pueden verse afectados por un posible fallo o atraso regulatorio (los problemas de privacidad de datos de Facebook son un buen ejemplo de esto).

A esto se suma la naturaleza cada vez más multidisciplinar de las innovaciones, las cuales típicamente atraviesan varios sectores, por lo que chocan de frente contra esquemas de regulación sectorial tradicional.

Regulación más ágil: ¿De qué se trata?

Como respuesta a estos nuevos dilemas, a nivel internacional se están ensayando distintos esquemas regulatorios que pasan por metodologías más abiertas y participativas que trabajan de manera cercana con el sector privado y el sector científico.

Algunos de los lineamientos que siguen estas iniciáticas incluyen mecanismos regulatorios más ágiles y adaptativos, que funcionan por aproximaciones sucesivas en lugar de mandatos inmutables por largos periodos. También se dan modelos de regulación basados en desempeño y riesgos, delegando más responsabilidad a los privados con la emisión de lineamientos y directrices (regulación blanda) o en algunos casos favoreciendo la autorregulación. Asimismo, vemos esquemas que promueven la experimentación y la co-creación de los reguladores con los innovadores, donde el regulador aprende junto a los pioneros acerca de las necesidades regulatorias de las nuevas tecnologías y sus aplicaciones, como es el caso de los testbeds y sandboxes. (Deloitte, 2017).

Desde del BID estamos dedicando esfuerzos a aprender sobre estos nuevos esquemas para poder apoyar a los tomadores de decisión en la región a balancear la promoción de la innovación y el desarrollo tecnológico (y sus beneficios para consumidores y empresas) con los objetivos de protección, seguridad, competencia y búsqueda del bien público que resguardan los reguladores.

La publicación "Testbeds y sandboxes para la innovación. Experiencias internacionales y aprendizajes para ALC", próxima a ser publicada y preparada en conjunto por el Banco y Technopolis, recoge unas primeras reflexiones para América Latina y el Caribe, e incluye estudios de caso de testbeds de innovación y sandboxes regulatorios para entender los elementos clave de estas experiencias de co-creación y experimentación público-privada.

Uno los casos que estará incluido en el estudio es el testbed de dispositivos médicos del Servicio Nacional de Salud de Inglaterra (NHS England), que surge como respuesta a la preocupación del NHS por acelerar el uso en el sistema de salud de nuevos dispositivos que faciliten el cuidado remoto de pacientes como, por ejemplo, a través de desarrollo de algoritmos predictivos para analizar el riesgo de ocurrencia de un suceso clínico en pacientes críticos.

El testbed asigna fondos concursables a emprendedores que buscan probar un prototipo médico y los conecta con hospitales y centros de la tercera edad para poder hacer pruebas en pacientes reales, asegurándose que los proyectos cumplen con estrictas reglas de privacidad y seguridad de datos. El resultado se traduce en un "gana-gana-gana", en el cual el regulador va aprendiendo, junto con el emprendedor, sobre cómo podría integrar el uso de estos dispositivos en sus funciones; el emprendedor tiene un espacio de pruebas en entornos reales, que le permite adaptar su producto; y los pacientes se benefician al contar con mejores servicios médicos en el futuro.

Otro ejemplo es del sector energía, también en Reino Unido, donde el regulador de generación de gas y electricidad (OFGEM) ha creado un sandbox que le permite eximir del cumplimiento de algunas regulaciones a las empresas que cuentan con licencia de producción y postulan al programa con un proyecto de innovación.

Para ser seleccionados al sandbox, los proyectos deben demostrar que su implementación traería un gran beneficio a los consumidores y que efectivamente existe un obstáculo regulatorio que necesita ser removido para poder hacer el desarrollo y las pruebas; por ejemplo, con la aplicación de blockchain para lograr la trazabilidad de la generación de energía en una red de distribución eléctrica inteligente (smart grid).  OFGEM, además, complementa el sandbox con una ventanilla de información a innovadores con el objetivo de ayudarles de manera proactiva a entender cómo sus emprendimientos pueden implementarse en el marco regulatorio existente.



Estos casos estarán incluidos en el documento "Testbeds y sandboxes para la innovación. Experiencias internacionales y aprendizajes para ALC", próxima a ser publicada y preparada en conjunto por el BID y Technopolis.

 

Espacios de prueba en América Latina

Existe sin duda un gran potencial para poder incluir estos nuevos enfoques regulatorios como una parte integral del abanico de políticas para estimular la innovación en la región. De hecho, América Latina y el Caribe podrían aprovecharse del gran interés global que existe por encontrar espacios y plataformas de prueba para las nuevas aplicaciones tecnológicas y atraer a algunos jugadores tecnológicos interesados en poder experimentar. Para poder hacerlo, sin embargo, necesitamos tomar en cuenta una serie de aprendizajes de las experiencias internacionales ya realizadas.

En primer lugar, la necesidad de tener un enfoque integral que complemente los sandboxes o testbeds con provisión de información, asesoría, financiamiento a proyectos y acceso a infraestructura. En casos más complejos, como el desarrollo de un dron que con tecnología de inteligencia artificial busca diseminar biorreactores especializados en las cosechas, el enfoque de levantamiento de obstáculos regulatorios debe ser multisectorial, incluyendo, por ejemplo, al regulador industrial, al de aviación y  al de sanidad agropecuaria. Asimismo, se recomienda contar con mecanismos claros de retroalimentación entre el sandbox y la formulación de regulaciones, asegurando siempre la transparencia y la neutralidad a la hora de seleccionar y apoyar proyectos específicos.

Por último, existe una gran oportunidad para buscar colaboraciones entre reguladores y agencias de innovación para impulsar esquemas de regulación más ágiles. Las agencias de innovación están una posición inmejorable para servir de puente entre la realidad de los reguladores y el mundo de la innovación, capitalizando su neutralidad, su conocimiento íntimo de los innovadores y la dinámica de los procesos de innovación en cada país, así como su infraestructura y capacidad para implementar programas de apoyo a la investigación, desarrollo e innovación.

Hay que reconocer que, aunque ninguno querría vivir en Los Ángeles 2019 de Blade Runner, el tráfico en ciudades como Lima o Bogotá a más de uno nos hace soñar despierto y ver a esos taxis voladores como la gran salvación. Cuanto antes podamos asegurar las condiciones para que innovaciones disruptivas sucedan de manera segura para todos, mucho mejor.

(*) Claudia Suaznábar es Especialista Líder en la División de Competitividad e Innovación en el Banco Interamericano de Desarrollo, donde trabaja desde el año 2003. Claudia se licenció en Ciencias Económicas y Empresariales del Colegio Universitario de Estudios Financieros (CUNEF) (España) y cuenta con una maestría en Gestión Pública y Desarrollo Internacional de la Kennedy School of Government de Harvard University (EEUU). Antes de unirse al Banco, trabajó en el Banco Santander Central Hispano y como consultora de organismos internacionales. Entre sus áreas de especialización se incluyen los temas de innovación, competitividad, y desarrollo empresarial y cuenta con amplia experiencia de trabajo en varios países de América Latina y el Caribe.

Imagen de cabecera: 2019, o ano que 'Blade Runner' escolheu para mudar a ficção científica (brasil.elpais.com)


Artículos relacionados:
Blade Runner, objeto de culto.
Objetos inteligentes, una nueva especie.

Fuente: Claudia Suaznábar (*) – iadb.org

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba