Sociología y comunicación

Filosofía, tecnología y publicidad

En 1955 Martín Heidegger, el filósofo alemán  autor de Ser y Tiempo, a raíz de un brindis que hizo en una conmemoración del músico alemán Conradin Kreutzer, efectuó una crítica al ejercicio del pensar,  en su época. En ese discurso habló sobre la técnica y emite una de sus opiniones más duras al considerar que esta puede ser la "muerte del hombre". 

Ahondando más allá de la frase, explica que el problema no es la técnica en sí, sino el peligro de que el hombre no está preparado para manejar los cambios que ella introduciría en su vida cotidiana.
 
Él se adelanta a su tiempo cuando se refiere a la  instantaneidad, la globalización, la propaganda de los medios y de la avalancha de  inventos, producto de la ciencia. Se pregunta sobre el futuro del hombre en el sentido de si "¿será éste capaz de controlar la amenaza de un mundo tecnológico que lo puede convertir en esclavo en lugar de amo?" y se pregunta si  "el ser humano está preparado para esta transformación universal….".
 
Es una época de avance de la radio y las telecomunicaciones en la que ya Guillermo Marconi (1874 – 1937) había inventado el radiotelégrafo que permitía transmitir de forma inmediata un mensaje.
 
Entre 1889 y 1976, los años de Heidegger,  se inventaron muchas cosas como el Zeppelin, algunos electrodomésticos, el fax, radio teléfonos, aeroplanos, el aire acondicionado, las cremalleras, los semáforos, la televisión, el polietileno, el microscopio electrónico, el  Turbo reactor, el circuito impreso, la bomba nuclear, el computador, el transistor, el radio transistor, la central nuclear, el láser, la Ingeniería genética, el tcp/ip y muchos más inventos incluida, aunque aparezca risible, la minifalda.
 
Otro científico, Freud, en su obra "El malestar en la cultura" (1929),  defiende la tecnología y critica a quienes dicen que esta tiene un valor nulo para la sociedad.  Dice en uno de sus apartes:  "Acaso no significa una ganancia positiva de placer, un indiscutible aumento en el sentimiento de felicidad, el hecho de que yo, tantas veces como se me ocurra hacerlo, pueda escuchar la voz de un hijo que vive a cientos de kilómetros de mi lugar de residencia… ?".
 
Leyéndolos a ambos y al encontrar en sus textos las palabras instantaneidad, globalización y telecomunicaciones, es claro que ni Heidegger ni Freud estaban refiriéndose a Internet ni a Skype, por decir algo, pero ya preveían la influencia de la tecnología en la vida del hombre.
 
El hecho es que hoy, 56 años después del brindis de Heidegger, el mundo basa su funcionamiento en la tecnología y especialmente en la informática y las telecomunicaciones. Tal es la influencia de la técnica,  que los países desarrollados consideran a elementos como el software, producto de seguridad nacional por participar éste en el funcionamiento de los aviones, los automóviles, las empresas, la comunicación interpersonal, las armas, las finanzas y,  en general,  en casi todas las actividades del ser humano.
 
Heidegger también profundiza sobre el ataque de los medios publicitarios de su tiempo "que le muestran a los hombres unos mundos simulados que no son mundos".
 
En esa época el uso de la propaganda fue uno de los fuertes en la política de Hiltler, de quien se dice que Heidegger lo apoyó aceptándole la rectoría de la Universidad de Freiburg,  creando así una fuerte controversia entre los filósofos.
 
Algunos apartes de "Mi lucha", el libro en que Hitler expone sus teorías, dicen de la propaganda: "…debe ser popular, adoptando su nivel intelectual a la capacidad respectiva del menos inteligente de los individuos a quienes se desee vaya dirigida… la elevación mental sea tanto menor,  cuanto más grande la muchedumbre que deba conquistar. … poner suficiente cuidado en evitar un nivel excesivamente alto de intelectualidad… la capacidad receptiva de las multitudes es sumamente limitada, y su comprensión escasa; … tiene una gran facilidad para el olvido. … se limite a muy pocos puntos, presentándolos en forma de gritos de combate hasta que el último hombre haya interpretado el significado de cada uno".

Esta mezcla de Tecnología y Publicidad unida a un mundo orientado al consumo, en donde se le crea a la gente "mundos que no son mundos" para que,  al  final,  consuman productos, y al hecho de que la vida está fundamentada en la tecnología, nos demuestran que las preocupaciones de Heidegger tenían razón de ser, pero que al mismo tiempo la defensa de Freud, respecto de la relación de felicidad y tecnología, nos hace pensar que tal vez el gran regulador de esta mezcla está en los aspectos éticos de las actividades humanas y que, dado que estos dependen mucho del Estado, este debería influir más sobre ellos.
 

(*) El autor es Ingeniero de Sistemas de la Universidad de los Andes y Director Departamento de Informática, Redes y Electrónica Uniminuto (mdavila AT uniminuto.edu)

Publicidad como "perfume para hombres que no necesitan esforzarse demasiado" o una de moda en que la gente se alegra porque su casa se incendió o su carro se estrelló debido a que han adquirido una seguro, ¿no son símbolos de ese comportamiento? La publicidad sobre los dispositivos electrónicos y la informática no está lejos de intentar crear esos "mundos que no son mundos".
 
Hace años asistí a un evento internacional de publicidad y escuché de boca de los expertos que los creativos manejan un cierto sentimiento de culpa por mover las conciencias hacia el consumo y que sentían mucho alivio cuando les encomendaban campañas de tipo social, pues estas les ayudaban a aplacar dichos sentimientos.
 
Sería interesante hacer un estudio sobre publicidad y ética en nuestro tiempo y, en nuestro caso,  hacer un énfasis sobre su uso en lo tecnológico.

(*) El autor es Ingeniero de Sistemas de la Universidad de los Andes y Director Departamento de Informática, Redes y Electrónica Uniminuto (mdavila AT uniminuto.edu).

Fuente: Manuel Dávila Sguerra (*) – computerworld.com.co

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