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La tormenta Whatsapp: mucho ruido y pocas nueces

Esta semana hemos asistido a una situación llamativa. El anuncio de Whatsapp de que su app para Android dejaría de ser gratuita a cambio de 78 céntimos de euro (US$ 0,99) al año provocó semejante cantidad de opiniones que se hace complicado valorarlas en su justa medida.

Probablemente todos conozcáis a estas alturas de la película a Whatsapp, la app de mensajería instantánea más utilizada en nuestro país y una de las principales a nivel mundial. Whatsapp era, hasta el momento, gratis para los usuarios de Android (mientras que los de iOS pagan un euro por su descarga), pero la empresa decidió esta semana comenzar a monetizar dicha versión mediante el cobro de unos pocos céntimos al año.

Este anuncio generó una avalancha desmesurada de comentarios sobre la idoneidad de cobrar por una app de tales características, teniendo en cuenta todas las opciones que existen en el mercado en estos momentos. Whatsapp y otras aplicaciones de mensajería instantánea nos han ahorrado cientos de euros en SMS en los últimos años, a la vez que le comen la tostada a las operadoras, que han visto como los ingresos generados por los SMS han caído en picado en los últimos años.

La gran pregunta que se han hecho muchos estos días es si realmente resulta caro o no pagar por una app que aporta un valor añadido claro. Y la respuesta, más allá de valoraciones personales, es que no. Independientemente de que a algunas personas les parezca una traba importante el hecho de suministrarle a Google tu tarjeta de crédito para realizar la transacción, pagar 78 céntimos de euro al año por un servicio como Whatsapp es, siendo suaves, una ganga.

Es cierto que existen muchas otras alternativas (y gratuitas) que cumplen la misma función que Whatsapp, pero la empresa californiana tiene una presencia en nuestro país que no alcanza ninguno de sus competidores directos y ha conseguido algo esencial, que es un efecto red. Muchos utilizamos Whatsapp porque nuestros amigos y familiares la utilizan. Hasta que se rompa esa cadena de transmisión resultará muy difícil que alguien le robe el trono.

Valorando el software en su justa medida

El software cuesta tiempo y dinero desarrollarlo. Los programadores, ingenieros y diseñadores que están detrás de las aplicaciones que utilizamos día a día tienen todo el derecho del mundo en creer que su trabajo debe ser recompensado económicamente.

Aún siendo el modelo de software gratis (o freemium) sostenible a largo plazo, cobrar por su uso es algo totalmente legítimo, ético e incluso normal. Guillermo Julián, compañero en Genbeta y desarrollador del cliente de Twitter Ocell para Windows Phone, escribía hace unos meses lo siguiente:

"No digo que las aplicaciones tengan que subir de precio y dejar de ser gratuitas. Lo que sí creo es que nosotros, como usuarios, deberíamos valorar un poco más esas aplicaciones (y, en general, todo lo que hay en Internet)."

Tenemos los españoles la mala fama de que nos encanta lo gratuito y que nos cuesta mucho pagar por contenidos digitales. Cierta o no, es una fama que no resulta fácil de comprobar. Sin embargo, estos días se ha producido un efecto curioso: más gente se han quejado de que otros se quejan de la que realmente se ha quejado por el pago.

Echando un vistazo rápido por blogs, Twitter y demás redes sociales uno se encuentra multitud de comentarios del estilo de "no me puedo creer que la gente se queje por pagar un euro al año por Whatsapp". Sin embargo, este tipo de valoraciones están teniendo mucha más repercusión y haciendo más ruido que las propias quejas de los que se niegan a pagar. Y es totalmente normal porque, a pesar de los mitos que existen sobre los españoles, quizás no somos tan rácanos como algunos apuntan.

Algunos usuarios se preguntaban en Twitter esta mañana si el impacto del anuncio de Whatsapp estaba siendo igual en todos los países y la respuesta es un no rotundo. Como demustra la gráfica, en España se produjo un incremento de las menciones de "whatsapp" en Twitter muy superior a otros países de nuestro entorno. Un nivel de menciones que, dicho sea de paso, es muy superior al resto de países mes a mes.

Curiosamente, y como hemos explicado anteriormente, los tweets más populares estos días han sido aquellos que se quejan de que la gente se queja, mientras que los de las personas que realmente les parece mal el movimiento de Whatsapp brillan por su ausencia.

Whatsapp, ¿por qué tomas esta decisión ahora?

Que 78 céntimos de euro al año sea una cantidad irrisoria si tenemos en cuenta lo que Whatsapp nos proporciona no quiere decir que el movimiento de la empresa no pueda parecer extraño.

Siempre ha existido el rumor de que Whatsapp, tarde o temprano, cobraría por el uso de su aplicación a los usuarios de Android. De hecho, la versión para el sistema operativo de Google siempre ha sido de pago a pesar de que la licencia gratuita era extendida por la compañía de forma automáticamente a los usuarios.

La problemática se presenta cuando, de repente, modificas las expectativas de tus usuarios. Independientemente de la cantidad de dinero a cobrar, pasar del "gratis" al "pago" tiene consecuencias psicológicas en la mente de los usuarios, y desde Whatsapp no han estado muy acertados a la hora de escoger su estrategia. Si desde el primer momento cobrasen a los usuarios de Android igual que cobran a los de iOS, no estaríamos asistiendo a este festival de opiniones y valoraciones.

Si juegan sus cartas correctamente, los principales ganadores a raíz de esta controversia pueden ser los competidores de Whatsapp. Tu Me, Libon, Spotbros, Line, GroupMe, Facebook Messenger y un largo ectéra pueden robarle a Whatsapp parte de su protagonismo. Sin embargo, tal es el efecto red de la empresa californiana en nuestro país que apostar por un descenso pronunciado de usuarios es, en estos momentos, muy arriesgado.

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Fuente: Jaime Novoa – elblogsalmon.com

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