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«Medida por Medida», primera aproximación critica a su dramaturgia dentro de la escena venezolana

Hoy llega a final de temporada este trascendente montaje, en la Asociación Cultural Humbolt de Caracas, la cual culmina a las 11:00 a.m. Sin duda alguna lleno de matices, pero al mismo tiempo, en la dignidad de una escena comprometida. Este primer aporte crítico, es más que todo para situar al espectador en contexto. 
Por: Julio César Alcubilla Bonnet
Periodista y Crítico de Artes Escénicas
Estamos frente a una obra de William Shakespeare escrita en un momento no solo determinante para la historia inglesa, sino por igual enn la vida de Shakespeare. Es 1604, la reina Isabel I ha muerto tras un largo reinado y un nuevo monarca -el escocés Jaime I- ha ocupado el trono. En aquel tiempo Shakespeare había desarrollado sus "Problem Plays", textos destinados a  plantear dilemas morales y que además son obras que señalan la transición de Shakespeare de la comedia a la tragedia. 
Al profundizar en el título de la obra, Shakespeare lo toma de la Biblia, de modo particular del Evangelio según San Mateo (capítulo 7, versículo 2). "Porque con el juicio con que juzguéis, seréis juzgados; y con la medida con que midáis, se os medirá".

En tal sentido la obra propone un juicio casi rozando a lo divino. Que además por otro lado nos conecta con  Promos y Casandra, de George Whetstone, la cual se basa en una obra de Cintio (autor que también inspiró a Shakespeare en Otelo). 
Ambientada en una Viena quebrantada por sus vicios, corrupción e incultura de las masas social, emerge la figura del Duque, personaje que decide marcharse a un viaje del que nunca se desprende de su entorno. Marcando así una parodia cognitiva de este personaje. Develando a su vez, las formas oscuras de la autoridad y sus risibles estrategias, para engañar al pueblo. 
Es aquí cuando se nos presenta un recurso dramaùrgico a ser representado en cualquier tiempo. Pues el mismo se conecta con la contemporaneidad y los vicios de una sociedad plena de poderes y antivalores, que proponen en esencia como las garras del poder, pueden aniquilar o intentar destruir, el valor del pueblo, de la fe, de la existencia.
El Duque deja en manos sin embargo, en su lugar, a un ser "justo". De esa justicia que conocemos muy bien en nuestras latitudes actuales, en manos de un lugarteniente más estricto que él,  Ängelo.  Esto le permite al Duque, representar una farsa en la que nunca se va de sus tierras, sino como un ser incógnito, vestido de iglesia, transita por Viena, para dedicarse a evaluar correctamente tanto a Ángelo como el estado de la ciudad.
Ángelo como peón del poder y maquinaria de exterminio, rol que el mismo se ha impuesto, no tarda en aplicar la mano dura y comienza a encarcelar a todas aquellas personas implicadas en el mundo del vicio y el pecado, incluyendo a prostitutas y sus clientes. En esta vorágine de pseudo moralidad, es detenido y condenado a muerte el joven Claudio, por haber dejado embarazada a su prometida Julieta. 
Sin embargo Claudio en todo momento se iba a casar, pero comete en un arrebato de pasión, fornicación con su amada. Enterada del hecho, la hermana de Claudio, una joven novicia llamada Isabel, acude a Ángelo a suplicar su perdón. 
Al conocerla la pasión enfermiza de Ángelo emerge, deseándola inescrupulosamente,  al punto que le ofrece perdonar la vida a su hermano a cambio de que mantenga relaciones sexuales con él. 
Pero Ángelo no es el único que utiliza el poder para destruir el valor, o la honra. Isabel va a visitar a su hermano Claudio y le expone el dilema que Ángelo le ha planteado y lo que ella ha decidido, haciéndole ver que es más importante su honra y, por extensión, la de la familia,  que la vida de su hermano, por lo que no va a aceptar la terrible propuesta de Ángelo. 
Sin embargo Claudio recibe la noticia en estado alterado y le pide desista de su honra, que su vida es más importante.  Es decir Shakespeare expone en este personaje en dicha escena, como el poder lega a la sociedad, la pérdida de valores, cuando la oprime, hasta hacerla fenecer.
El Duque, que ahora se mueve por la ciudad disfrazado de monje, se entera de la situación y propone a Isabel un plan: ella le indicará a Ángelo que acepta, un encuentro, una cita, pero el encuentro ha de ser a oscuras y en completo silencio. 
En realidad, la que irá será Mariana, una mujer con la que Ángelo estaba comprometido, pero a la que rechazó cuando su familia perdió su dinero. Surgiendo así la doble moral de Ángelo, la doble moral del poder.
Otro personaje, Lucio, amigo de Claudio,  el cual le propone al monje que conoce bien al duque y lo critica abiertamente, además de presumir de sus libertinas hazañas con las mujeres.
La obra nos muestra un largo desenlace en el que el Duque retorna a la ciudad y en una estrategia un tanto filológica.  Isabel coloca al monje como testigo y pide que sea llamado, a su vez el Duque que ha estado siempre presente vestido de sacerdote, debe regresar con sus envestiduras reales. 
Lucio se burla de ese religioso, incluso insinúa el desacierto del duque, es el momento cuando el  Duque desvela su verdadera identidad y llega el momento de deshacer los nudos.
Ángelo es condenado a casarse con Mariana y luego ser ejecutado (aunque la petición conjunta de clemencia de Isabel y Mariana le salva la vida), entonces el duque hace que traigan a Claudio y su novia Julieta para casarles. Lucio, por contra, es condenado a casarse con una mujer a la que había dejado embarazado.
Al profundizar aún más en el texto, la figura del poder y la facultad de impartir justicia, es uno de los ejes principales de la obra. Ahora bien la justicia ha de ser la protección del bien, por ende raya en lo moral, ahora la moral tiene matices.  
Si observamos bien, Claudio es castigado por atentar a la moralidad cuando realmente no hace mal a nadie, pues mantiene relaciones sexuales consentidas con su prometida. Aquí se expone el instinto sexual desenfrenado, desde las clases más bajas de la prostitución hasta la mismísima cúspide encarnada en Ángelo.
Un gobernante que presume de rectitud moral intachable y severidad absoluta ante el delito, pero que resulta ser también una persona arrastrada por el deseo carnal y la conducta mezquina como para romper un compromiso matrimonial porque la novia no le puede ofrecer una buena dote. 
En otro sentido vemos al Duque como un contemplador de los acontecimientos, de las acciones de todos, y decide tratarlos cual marionetas, manipulando sus actos y colocándose en el desenlace final, casi como un Dios. Este Duque es capaz que Isabel sufra pensando que su hermano ha muerto. Surgiendo o develando así el lado sarcástico del personaje del Duque, y cómo el poder está inundado de seres caprichosos, llenos de bajas pasiones y a los que su propio poder vuelve soberbios, comparándolos muchas veces con las clases sociales más bajas. 
 
Por otro lado la figura Lucio es como una especie de demonio Ingenioso, simpático, libertino, que se burla de duque, pero, al final, es derrotado y castigado con toda severidad, algo que con mucha frecuencia le produce un toque de tristeza al público. 
Finalmente al observar al personaje de Isabel, por un lado tenemos, una reacción ante la oferta de Ángelo. El público pudiese conjeturar si es absolutamente cruel Isabel, al permitir que su hermano muera o, por el contrario esa delicada y hasta sublime advertencia, al no someterse al chantaje del poder, nos hace  profundizar  aún más en su reacción ante la oferta de matrimonio con que termina la obra, la cual es objeto de discusión. 
Una vez más, Shakespeare deja que cada director teatral y lector decida y saque su propia conclusión. Como de costumbre, Shakespeare nos da muchas más preguntas que respuestas, nos propone que pensemos por nosotros mismos, sin pretender él hacerlo por nosotros.

(Este aporte fue posible gracias a varias fuentes consultadas, en una próxima entrega otras consideraciones del texto, el análisis de los personajes y cómo deben ser representados. Para luego, en próximas entregas, el análisis crítico del hecho teatral, en la puesta en escena de José Tomás Angola) 

Fuente: Julio C. Alcubilla B./ Cultura/ Artes Escénicas/ Crítica Teatral

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