Farmacología

Yo nicotino

La nicotina es la droga que inhalamos con el tabaco. El interés farmacológico de esta sustancia es que produce tolerancia, dependencia y síndrome de abstinencia, al margen de la toxicidad del humo de los cigarrillos que no es objeto de este texto. Sus efectos en el SNC, son la potenciación de la cognición y la disminución del apetito.

La nicotina encuentra en el interior de nuestro cerebro un sistema especial de neurotransmisión al que unirse. Podriamos decir que la acetilcolina es la nicotina cerebral y es en la sinapsis colinérgica (o nicotínica) donde la nicotina va a ejercer sus funciones de neurotransmisión.

Mientras la cocaína provoca una inundación de dopamina en las sinapsis dopaminérgicas, el efecto de la nicotina es mucho más sutil, no va a inhibir la bomba de dopamina como la cocaína, sino que va a bloquear el receptor colinérgico postsináptico de un modo breve, al tiempo que facilita la liberación de acetilcolina en las sinapsis. Sin embargo la curiosidad del efecto de esta droga no procede de la intensidad de su mecanismo de acción (que es mucho más débil que el de la cocaina) sino que viene determinado por su administración diaria y pulsátil:

Este flujo y reflujo continuo de acetilcolina en las sinapsis es mucho más importante para entender su mecanismo de acción que el puramente químico, dado que en definitiva y como sabemos todo mecanismo cerebral de recompensa encuentra su última explicación en la via mesolimbica de la dopamina, un metasistema que regula a todos los demás. Efectivamente la via colinergica no se caracteriza por ser especialmente placentera, pero todo parece indicar que cualquier estimulo proceda de donde proceda que sea capaz de alcanzar en última instancia la via dopaminergica tiene el premio de refuerzo de la conducta adictiva.

Una de las razones por las que la nicotina es adictiva es esta continua estimulación pulsátil de la dopamina, que ejerce un efecto interruptor en la dosis y el ritmo de las bocanadas de humo, refuerzo que al provocar un ligera euforia opera como automatismo para encender el próximo cigarrillo. Probablemente el síndrome de abstinencia se produce por la sensibilización de los receptores colinérgicos que acaban adaptándose al flujo y reflujo de la nicotina exógena mediante un mecanismo de up regulation (regulación al alza), es decir aumentando la sensibilidad y el numero de receptores postsinápticos. Dar tiempo a estos receptores para que se adapten de nuevo a vivir sin tabaco es el objetivo de un tratamiento de deshabituación, para lo que se han recomedado los parches de nicotina que tienen la desventaja para el fumador empedernido que la administración de nicotina no es pulsatil sino continuada.

Probablemente esta clase de administración no procura el placer (subidón) de la bocanada pero asegura una protección del complejo colinérgico de tal modo que minimiza el síndrome de abstinencia al mismo tiempo que se puede disminuir la dosis según la tolerancia a los síntomas de retirada individuales.

Además podemos utilizar el bupropion, un antidepresivo dopaminérgico con cierto perfil noradrenérgico que opera a otro nivel: Asegurando la entrada de dopamina en la vía mesolímbica de refuerzo. Por la misma razón que en el caso anterior el placer que se extrae del cigarrillo no puede ser sustituido por ningún agente químico aún coincidiendo en su íntimo mecanismo de acción, a cambio el bupropion asegura una estimulación cognitiva y sexual nada desdeñable. Al mismo tiempo impide que el sujeto que abandona la nicotina gane peso.

Existen razones de hábito y razones psicológicas que hacen del cigarrillo algo placentero y que hacen que ni los parches, ni el bupropion puedan sustituir las sensaciones placenteras de la nicotina inhalada. Estas razones proceden por un lado de la administración pulsátil del que ya he hablado y otras de la disponibilidad del refuerzo.

Efectivamente el fumador se estimula a si mismo, con facilidad mediante un tóxico fácil de conseguir, el estimulo es a corto plazo, y es dependiente de la voluntad y de la sensibilidad individual al refuerzo. El refuerzo en si mismo es de baja intensidad pero puede ser regulado y es además ambiguo, sirve tanto para tranquilizarse como para excitarse y aumentar o potenciar la cognición o como ritual antes de dormir.

De manera que para dejar de fumar hace falta ayuda profesional, no basta con sustituir la nicotina o tomarse una píldora, existen millones de gestos, palabras, situaciones sociales o recuerdos que nos vinculan con la nicotina, demasiados para un hombre solo.

Encuentre más del mismo autor en mitonarrativa.blogspot.com. Artículo amparado con Licencia Creative Commons Reconocimiento 2.5.

Artículos relacionados:
Preguntas y respuestas sobre dejar de fumar.
Usted puede dejar de fumar.

Fuente: Paco Traver – mitonarrativa.blogspot.com

Publicaciones relacionadas

Botón volver arriba