Miscelánea y otros

Dormir y soñar

Una empleada de U.S. Robots (la doctora Linda Rash), le informa a la doctora Calvin que uno de los robots de la compañía está experimentando sueños. La empleada revela que ella ha diseñado el cerebro del robot con un diseño de geometría fractal. La doctora Calvin cuestiona al robot sobre lo que ha soñado, y éste le contesta que soñó que ve trabajar muy duro y de mala gana, a otros robots, pero que él no sueña a ningún hombre. Posteriormente la doctora Calvin vuelve a dejar "dormido" al Robot y después lo despierta para que le siga contando qué fue lo que había soñado. El robot le cuenta que ve a un Hombre que dice "¡Deja libre a mi gente!", la doctora le pregunta quién era el Hombre, y el Robot contesta: "Yo era el Hombre". Inmediatamente, la doctora Calvin destruye al robot con un arma de electrones, porque sin quererlo, al construir el cerebro del robot, la doctora Linda había alertado a Susan Calvin de la existencia de una parte escondida en el cerebro positrónico de los robots, que no estaba bajo el control de las tres leyes, y que podría haber despertado, a la larga en varios de ellos, cuando sus cerebros fueran más complejos.
"Sueños de Robot", Issac Asisimov. Wikipedia.

En este trabajo, uso el término dormir para referirme al acto conductual que nos hace perder la conciencia y desatender día a día a los estímulos del medio ambiente. El término soñar, lo uso para referirme a las imágenes oníricas, al proceso subjetivo que se relaciona con la actividad mental de los sueños. En otros idiomas, la connotación de la palabra sueño es más clara que en el español. En inglés, por ejemplo, las palabras sleep y dream no se usan de forma intercambiable como en español, en que la palabra sueño se usa para designar la actividad onírica del sueño y también el deseo y la conducta de dormir. Desde los años cincuenta del siglo XX, diversos investigadores se han dedicado al estudio de la neurobiología del dormir y el soñar en el hombre y los animales.

El dormir se ha caracterizado por varias etapas que van desde el dormir ligero hasta el dormir profundo y el dormir soñando. En los periodos de dormir (sin soñar) se han descrito cuatro etapas (I a IV) con base en la actividad eléctrica cerebral que es, típicamente, de ondas lentas, y en la conducta que las acompaña. En contraste, cuando dormimos y soñamos se producen movimientos oculares rápidos, como si observáramos un paisaje, además de que la actividad eléctrica cerebral se caracteriza por ondas de alta frecuencia y bajo voltaje (tipo beta, similares a las de la vigilia). Por estas razones los neurofisiólogos denominan a los periodos en que soñamos como sueño MOR (movimiento oculares rápidos). Ocasionalmente se le refiere en español por sus siglas en inglés: REM, Rapid Eye Movement).

Investigaciones ulteriores han permitido demostrar que el dormir con movimientos oculares rápidos se asocia con los periodos en que se presentan los sueños. Durante el sueño MOR, la actividad eléctrica de la corteza cerebral es semejante a la que ocurre durante la vigilia y el pensamiento activo, los ojos se mueven rápidamente, los músculos se relajan completamente y aparece entonces el teatro de las ensoñaciones, al cual asistimos de manera involuntaria todas las noches durante varios periodos que suman de 45 a 90 minutos en un adulto normal. Queramos o no, lo recordemos o no, todas las noches soñamos. Si se nos despierta durante este periodo, seguramente seremos capaces de recordar lo que estábamos soñando y podremos reconstruir una historia del sueño más o menos estructurada.

Los periodos de sueño MOR duran de 15 a 20 minutos (Figura 1). Después, el individuo vuelve a quedar dormido durante un periodo variable (alrededor de dos horas) pasando por diversas etapas de dormir, y su actividad eléctrica cerebral es de ondas lentas para, finalmente, acceder a un nuevo periodo de sueño MOR y a las ensoñaciones que le acompañan.

Figura 1. En el esquema se representa la progresión de las diferentes etapas del sueño en un adulto normal. Luego de que el individuo se duerme, pasa por las etapas 1-2-3 y 4 de sueño de ondas lentas (SOL), para transitar entonces a un primer periodo de sueño con movimientos oculares rápidos (MOR, en color gris).
Durante la noche, esta secuencia se repite normalmente cuatro veces y luego el individuo despierta. En términos generales el último periodo de sueño mor es más duradero.

Si a un individuo se le impide dormir se presentan diversas alteraciones. Luego de 40 a 100 horas sin dormir se presentan ilusiones visuales, alteraciones en la percepción del tiempo, presencia de microsueños, cambios bruscos en el estado de ánimo, alteraciones diversas con gran irregularidad en la capacidad para concentrarse y ejecutar tareas.

MECANISMOS NEUROFISIOLÓGICOS DEL SUEÑO

La investigación moderna concibe a la vigilia, el dormir y el soñar como diferentes ángulos de un todo, en donde podemos pasar de uno a otro estado dependiendo del balance entre la actividad de diferentes regiones cerebrales y sustancias químicas en el cerebro. Entre los centros cerebrales que promueven el dormir se ha identificado principalmente al área preóptica anterior del hipotálamo.

Figura 2. Ejemplo típico de un móvil diseñado por Alexander Calder.
A diferencia de lo que sucede en una balanza, el móvil es estable ya que aunque las piezas que lo forman son de diferentes tamaños, importa no únicamente su peso individual, sino su relación con otras piezas y la longitud del brazo que las une (móvil Percée rouge, 1967).

El inicio de los sueños va precedido de una intensa actividad en neuronas colinérgicas de los núcleos pedunculopontinos y áreas tegmentales laterodorsales. Por otra parte, entre las áreas cuya actividad promueve el despertar y la vigilia se ha identificado al locus ceruleus, los núcleos histaminérgicos tuberomamilares, los núcleos del rafe y las áreas del hipotálamo lateral productoras de hipocretina y orexina[1]. Por ejemplo, el locus ceruleus del cual se originan las vías noradrenérgicas cerebrales y que tiene extensas proyecciones a todo el cerebro, presenta su máxima actividad durante la vigilia, menor actividad durante el dormir, y una mínima actividad durante el sueño MOR.

Todas estas regiones reciben además influencias de distintos núcleos cerebrales constituyendo así una compleja red de interconexiones cuyo balance de actividad determina la vigilia, el dormir y el soñar. Cabe mencionar que cuando nos referimos a un balance de actividad entre diversos núcleos cerebrales, debemos pensar en una relación que se parece más a un móvil de Calder[2] que a una balanza (Figura 2). Esto quiere decir que la influencia que ejercen diversas regiones cerebrales sobre el estado del sistema vigilia-dormir-soñar no es lineal ni directamente proporcional a la actividad de dichas regiones, sino que depende de cómo está cada una de ellas engarzada en el sistema.

Figura 2. Ejemplo típico de un móvil diseñado por Alexander Calder.
A diferencia de lo que sucede en una balanza, el móvil es estable ya que aunque las piezas que lo forman son de diferentes tamaños, importa no únicamente su peso individual, sino su relación con otras piezas y la longitud del brazo que las une (móvil Percée rouge, 1967).

Así, algunos elementos pueden tener cambios de actividad muy pequeños, pero si su relación con el eje principal del sistema es intensa, entonces ejercerán una gran influencia sobre el estado de conciencia. En cambio, otras regiones cerebrales, aunque mayores y muy activas, podrían ejercer una influencia menor en el estado de conciencia.

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– EL CONTENIDO DE LOS SUEÑOS.

N O T A S

1 La hipocretina y la orexina constituyen una familia de péptidos excitadores producidos por el hipotálamo lateral y posterior que parecen jugar un papel importante en la regulación de los ciclos de sueño y vigilia.
2 Alexander Calder (1898-1976), artista escultor reconocido por la invención de los móviles cuyos elementos suspendidos se balancean en una armonía siempre cambiante.

LECTURAS RECOMENDADAS

– Grey Walter, W. El cerebro viviente. Fondo de Cultura Económica, 1961.
– Jouvet, M. El sueño y los sueños. Fondo de Cultura Económica, 1998.
– Jouvet, M. The castle of dreams. MIT Press, 2008.
– Magoun, HW. El cerebro despierto. La Prensa Médica Mexicana, 1964.
– Crews, F. Follies of the wise. Shoemaker & Hoard, California, 2006.
– Nietzsche F. La visión Dionisíaca del mundo, 1870.

Autor: Enrique Soto, Instituto de Fisiología, BUAP – esoto AT siu.buap.mx.

Fuente: Enrique Soto – elementos.buap.mx

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