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Cáncer de piel y protección solar

Por: Julio César Alcubilla B.-

Una  investigación de Queen's University de Belfast, en Irlanda del Norte y publicada en el British Medical Journal, dio a conocer que entre 1993 y 2002 se analizaron los casos de 20.823 personas tratadas de cánceres de piel distinto al melanoma. Constatando que las personas afectadas por un cáncer de piel, excluyendo el melanoma, presentaban hasta 57% más de incidencia de nuevos procesos cancerígenos tras ser tratados por la primera enfermedad.

El cáncer de piel es comunmente causado por la exposición a los rayos UV y al  orificio de la capa de ozono. En Estados Unidos, para el 2006  se le diagnosticó cáncer de piel tipo no-melanoma a más de 1.000.000 (un millón) de estadounidenses y melanoma a 62.190, según estudios de  la Sociedad Americana del Cáncer (American Cancer Society). 

Por su parte en Venezuela las estadísticas del Ministerio del Poder Popular para la Salud,  en el 2005,  reflejaban que el  cáncer en sus distintas expresiones representaba la segunda causa de muerte en personas de 25 a 44 años de edad y éstas cifras no excluían cáncer de piel, aunque es una patología que se determina  con mayor frecuencia en personas a partir de 40 años de edad. "En nuestro país no contamos con una estadística real, sin embargo el incremento del cáncer de piel es evidente en la consulta diaria", opinión de la Dra. Hilda Zerpa en 2007, de la Unidad Dermato Oncológica UDOCA, del Centro Policlínico de Caracas.

"La recomendación que les doy a los pacientes es usar protector solar de rutina, de día a día, porque donde haya que prender una luz, en ese sitio hay una entrada del sol en forma indirecta, entonces siempre estamos expuestos, incluso la persona que trabaje en una oficina todo el día, porque estar al frente de una computadora, también están recibiendo radiaciones, entonces, deben usar protector solar".- Yoraima Petter, especialista en dermatología estética y cirugía de piel.

¿Qué son y cómo  se comportan los rayos ultravioletas (UV)?
El comportamiento de los rayos del sol, está relacionado con la emisión  de los fotones o partículas energéticas, las cuáles por vibración y desplazamiento  crean una onda. La luz solar se descompone en diversas longitudes de onda UVA, UVB y UVC.
Los UVA (de longitud de onda larga) son los responsables de la pigmentación inmediata de la piel y del bronceado. Penetran lentamente en las capas más profundas de la piel  y causan cambios en la vasculatura sanguínea: manchas, envejecimiento cutáneo, y lesiones precancerosas (queratosis actínicas).
La radiación UVB (de longitud de onda media),  posee mayor energía pero penetra poco en la piel. Sus efectos son acumulativos y responsables de las quemaduras, del incremento del grosor de la piel y por igual del cáncer de piel. Y los ultravioletas cortos, o UVC, son los más agresivos, pero no llegan a traspasar la capa de ozono estratosférica porque son absorbidos y retenidos por la atmósfera.

La sensibilidad de la piel, no es sólo un tema de exposición al sol, hoy en día hablamos de la presencia de los UVA, en nuestras oficinas, en nuestro hogar, y hasta en el metro…En consecuencia al melanoma maligno, hay que combatirlo incluso cuando estamos bajo techo.

Los UVA en la oficina

Un estudio realizado por un equipo de científicos del departamento de Dermatología de la Universidad de Florencia, Italia, utilizó tecnologías específicas para identificar el  riesgo de sufrir melanoma maligno. Midiendo el color de la piel a través de un cromaméter,  dispositivo que permite realizar estudios cutáneos y obtener datos sobre las manchas, las erupciones y el color de la piel. Se logró determinar  la sensibilidad a los rayos ultravioleta de tipo B en cada uno de los 143 pacientes con melanoma y de 102 sin esta enfermedad,  que participaron en este estudio. Se utilizó la dosis eritémica mínima (MED), es decir, el tiempo que tarda en aparecer el primer enrojecimiento cutáneo tras la exposición solar, en una epidermis desprotegida, según sea el tipo de piel.

A su vez, se utilizaron un conjunto de cuatro lámparas fluorescentes que generaban ultravioleta de tipo A, cómo la que encontramos en algunas de nuestras oficinas, despistando muestras en las zonas no bronceadas y desprotegidas. Después de 24 horas de radiación, los primeros eritemas ó quemaduras de la piel,  fueron evaluados con un colorímetro, una herramienta que identifica el color y el matiz para una medida más objetiva del color. Se observó una clara correlación entre el incremento del riesgo de melanoma y las variables fenotípicas, tales como el color de los ojos, un fototipo bajo, color de piel, gran número de lunares y la presencia de nevus atípicos. Éstos conforman una proliferación anormal, pero benigna de los melanocitos de la piel, que tienden a agruparse en nidos o tecas. Según los resultados de este estudio, la asociación está relacionada con el incremento del melanoma maligno, llegando incluso a presentarse el doble de probabilidades de desarrollar melanoma en aquellos individuos más vulnerables o no protegidos.

El Ozono
Quizás la razón principal del cáncer de piel,  es el  deterioro de la capa de ozono debido a los altos índices de radiación. En países como el nuestro, al ser tropicales, es recibe más directamente.Los rayos del sol atraviesan menos atmósfera en su descenso a la tierra, sus gases ayudan a absorber y en últimas a "amortiguar" parte de estos rayos. Como consecuencia de ello, si queremos prevenir males irreversibles, es  necesario protegernos de la radiación. Las investigaciones son claras al respecto  referentes  a la  disminución del popularmente  llamado "agujero  en la capa de ozono", una situación de alarma globalizada.

El ozono se encuentra en la estratósfera, a unos 15Km sobre el nivel del mar y puede llegar hasta los 50Km. Èste  nos protege de la radiación solar porque absorbe los rayos ultravioleta, o UV.  Desde 1.980, se determinó que existe un agujero en la capa de ozono, debido  a los clorofluorocarbonos, o CFCs. Gases utilizados en refrigeración y en los famosos espray, que permanecen comúnmente en  la atmósfera por mucho tiempo sin reaccionar.

En conclusión, la relación ozono-radiación es importante, ya que es  la causa de mayor radiación solar. Por ello debemos  protejámonos con bloqueadores, o filtros solares.

Los Filtros Solares
Existen tres  tipos de filtros, bloqueadores o protectores solares: los químicos que absorben la radiación solar y son los que se activan en combinación con el pH de la piel. Deben ser utilizados sobre la piel limpia. Antes o en substitución de la hidratante Su efecto comienza a los quince minutos de su aplicación.

Los físicos que actúan por reflexión, como si fuesen una pantalla solar a modo de impermeable. Suelen dejar un acabado blanquecino y, en la mayoría de los casos, cubren los poros. Deben aplicarse en último lugar, es decir, después de la hidratante y hay  que repetir la aplicación después de bañarse, si se suda en exceso, etc. Finalmente, existen en el mercado  la combinación de ambos tipos, que aportan mayor seguridad. La mayoría de los problemas relacionados con la exposición al sol no se presentan hasta los 40 ó 50 años y hasta que llega esa edad, la gente no cree que realmente le esté perjudicando.

Entre los efectos dañinos, destacan cáncer de piel, fotoenvejecimiento (arrugas profundas que no pueden borrarse), manchas y pecas, quemaduras y engrosamiento de la piel,  además de fotorreacciones a algunos medicamentos, alimentos y cosméticos

Los filtros solares, cuando se usan con regularidad y de la manera recomendada, ayudan como vemos a  reducir el riesgo potencial de cáncer de la piel. Mucho del daño causado por el sol ocurre en la infancia. Según los expertos del M. D. Anderson Cáncer Center, las investigaciones indican que el uso regular de filtro solar durante los primeros 18 años de vida puede reducir la incidencia de por vida del cáncer de piel en un 78%. 

El FPS es un elemento que se asocia a los productos de cosmética solar, un número que indica cuál es el múltiplo de tiempo al que se puede exponer la piel protegida para conseguir el mismo efecto eritematoso que se obtendría si no se hubiese aplicado ninguna protección. De esta manera se evita el eritema, en comparación con el mismo tiempo de exposición pero sin la protección del filtro solar.
Si  una persona  por ejemplo, puede exponerse al sol el primer día 10 minutos sin tener enrojecimiento ni quemaduras, un FPS 15 utilizado adecuadamente protegerá del sol durante 150 minutos (10×15), aunque no es tan correlativo. Este factor se calcula dividiendo la dosis eritematógena mínima (DEM) con la aplicación del filtro solar, entre la DEM sin filtro solar.

El FPS  y el SPF

Por su parte el SPF, representa la capacidad fotoprotectora de una crema solar.  Es la terminología oficial recomendada en Europa y en Estados Unidos.

Fuente: Julio César Alcubilla B.- www.saludytecnología.net

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