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Control del colesterol

El colesterol es un factor de riesgo fundamental para la aparición de las enfermedades cardiovasculares. Numerosos estudios médicos han confirmado la relación entre el aumento de los niveles de colesterol y el desarrollo de enfermedades cardiovasculares provocadas por aterosclerosis (placas de grasa en venas y arterias) como en las enfermedades cerebrovasculares, la vascular periférica y, especialmente, en la cardiopatía coronaria, así como la existencia de una relación entre las cifras elevadas de colesterol y la cardiopatía isquémica.

Por otra parte, en diferentes estudios epidemiológicos se ha comprobado la relación entre los niveles elevados de colesterol y la mortalidad y morbilidad por enfermedad cardiovascular.

Cabe destacar, además, que son más importantes los niveles de colesterol en quienes la posibilidad de que desarrolle enfermedades es más probable. En estos casos, el nivel deseable de colesterol para un paciente se basa en su perfil de riesgo cardiovascular, lo que puede requerir ser más estricto a la hora de buscar un descenso en las cifras totales de colesterol.

¿Quién debe cuidar su colesterol?

El aumento de los lípidos plasmáticos raramente produce síntomas o signos físicos en quien lo padece hasta que aparecen las patologías de la aterosclerosis o de la pancreatitis. Por ello, el diagnóstico debe realizarse haciendo análisis de sangre a la población que tenga riesgo de presentar dislipemia, como son los enfermos y sus familiares de primer grado que padezcan cardiopatía isquémica y otras enfermedades cardiovasculares a edades tempranas.

La relación entre el nivel sanguíneo de colesterol y la aterosclerosis coronaria es gradual, cuanto más se eleva mayor es el riesgo.

Hoy se aceptan como normales estos valores:

    * Colesterol total: Normal: menos de 200 mg/dl. Normal-Alto: entre 200 y 240 mg/dl. Alto: por encima de 240 mg/dl.
    * Colesterol LDL: Normal: menos de 100 mg/dl. Normal-Alto: de 100 a 160 mg/dl. Alto: por encima de 160 mg/dl.
    * Triglicéridos: Normal: menos de 150 mg/dl. Normal-Alto: entre 100 y 500 mg/dl. Alto: por encima de 500 mg/dl.

La colesterolemia se asocia a numerosos factores de riesgo que, además, interaccionan entre sí. Así, el riesgo cardiovascular derivado de sufrir varios de esos factores es superior a lo que se produciría por la acción de cada uno de ellos. Hoy sabemos que el riesgo cardiovascular se liga especialmente a dos tipos de moléculas: El HDL-colesterol (lipoproteína de alta densidad o «colesterol bueno») y el LDL-colesterol (lipoproteína de baja densidad o «colesterol malo»).

Aunque la relación entre colesterol y cardiopatía isquémica es gradual, se considera hipercolesterolemia a los niveles de colesterol total superiores a 200 mg/dl e hipertrigliceridemia cuando el nivel de triglicéridos es superior a 150-200 mg/dl.

Como norma general, el colesterol LDL debe ser inferior a 100-130 mg/dl y el colesterol HDL debe ser superior a 35 mg/dl en el varón y 40 mg/dl en la mujer.

El colesterol en la mujer y el niño

Si bien es cierto que la prevención de las enfermedades cardiovasculares nos interesa a todos, sin distinción de sexo ni edad, hay que tener en cuenta que existen grupos sociales com mayor riesgo sobre los que es necesario incidir. Éste sería el caso de las mujeres y los niños y adolescentes.

La mujer

Hay dos momentos fundamentales en los que la mujer ha de tomar aún mayor conciencia sobre la importancia de controlar sus niveles de colesterol: embarazo y menopausia.

Durante el embarazo suele ser normal la alteración de los niveles de lipídos en sangre; un buen control de las cifras y un cuidado aún mayor si se trata de pacientes con hiperlipidemias previas sería el primer paso a seguir.

En lo que a la menopausia se refiere, es un hecho probado que se producen alteraciones en el patrón lipoprotéico relacionado con el descenso de los estrógenos: se eleva el colesterol total y LDL y disminuye el HDL, conocido coloquialmente como "colesterol bueno".

Una de las opciones barajadas por los especialistas en esta fase de la vida femenina es la Terapia Hormonal Sustitutoria (estrógenos y progesterona) o la Terapia Hormonal de Estrógenos. Con ellas se consigue reducir las molestias habituales de la menopausia y prevenir la osteoporosis y hay estudios que apuntan que produce un descenso moderado del colesterol total y un aumento ligero del HDL.

La prevención de las enfermedades cardiovasculares incluyen en la mujer el control de sus cifras de colesterol y la asunción de un estilo de vida que favorezca el descenso de sus niveles (si es que padecen hiperlipidemias) o el mantenimiento de sus cifras en los niveles saludables.

Niños y adolescentes

Uno de los mensajes vitales en la prevención de las enfermedades cardiovasculares es que esa actitud debe comenzar desde la infancia, ayudando a los más jóvenes a conocer su corazón, a aprender a cuidarlo y a ser conscientes de que sólo hay un modo de llegar a ser adultos sanos: haciendo una vida cardiosaludable. Pero, además, también es un hecho probado que la aterosclerosis, que da pie con el paso de los años a la enfermedad cardiovascular, es un proceso lento a lo largo de la vida que comienza desde las edades más tempranas.

Este proceso, además, se ha visto impulsado y favorecido por el empeoramiento de la dieta y los hábitos de vida de las nuevas generaciones. Las dietas desequilibradas y el sedentarismo no sólo afectan a los adultos. Cada día se revelan más casos de niños con cifras de colesterol elevado y todo apunta como su causa al abandono de la Dieta Mediterránea, al abuso de los productos industriales y la comida basura y a los hábitos sedentarios de ocio. La falta de ejercicio físico se ve agravada por las horas ante el ordenador y la videoconsola y la saludable dieta de nuestros antepasados ha sido sustituidas por alimentos llenos de calorías pero escasos en nutrientes esenciales para su salud y su crecimiento.

Por otra parte, hay que añadir que no se trata de prohibir. Ningún alimento es malo si no se abusa de él. Así pues, no es necesario impedir que los más jóvenes tomen alimentos precocinados, bollería industrial o comida rápida en alguna ocasión, o que dejen de utilizar los ordenadores o los videojuegos.

La clave reside en su consumo moderado y en la toma de conciencia de la necesidad de hacer costumbre los hábitos cardiosaludables: una dieta sana, ejercicio físico regular y moderado (no se trata de competir), actividades al aire libre y evitar el consumo de tabaco y alcohol.

En líneas generales la cifra de colesterol aceptable entre los niños y adolescentes entre 2 y 19 años estaría por debajo de 170 mg/dL; entraría en una frontera límite entre los 170 y los 199 mg/dL y sería claramente elevado cuando superara los 200.

Control del colesterol

En la mayoría de las personas, el control del colesterol se puede conseguir realizando una dieta sana, reduciendo la ingestión de grasas saturadas y aumentando el consumo de pescado, legumbres, frutas, hortalizas y aceite de oliva; es decir, lo que conocemos como "Dieta Mediterránea". No es de extrañar que sea precisamente en los países del área mediterránea donde la incidencia de infarto de miocardio es menor, comparado con el resto de países de nuestro entorno.

Junto con la dieta hay que practicar ejercicio de forma regular, del tipo que más convenga a la edad, gustos y características de cada persona, pero en cualquier caso evitando una vida sedentaria. Con estas dos medidas se conseguirá un buen control del colesterol en la mayoría de los casos. En situaciones especiales, de alteraciones más importantes o en pacientes con enfermedad cardiaca, habrá que contar con el consejo y tratamiento del médico.

Artículo original de la asociación Corazón y Vida amparado con Licencia Creative Commons Reconocimiento 2.5.

Fuente: corazonyvida.org

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