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Afecciones comunes del aparato digestivo

Una concisa y útil relación de los síntomas más comunes de problemas relacionados con el aparato digestivo.

Diarrea

Es la disminución en la consistencia y el aumento en la frecuencia de las evacuaciones. Pueden ser agudas (de presentación súbita) o crónicas (cuando duran semanas, meses o años o son repetitivas). La causa más común es infecciosa, pero pueden darse por otras causas como intoxicación alimenticia, intoxicación por plomo, intolerancia a la lactosa, SIDA, alergia al gluten, síndromes de mala absorción, pancreatitis crónica, enfermedades crónicas (diabetes mellitas, hipertiroidismo), enfermedad inflamatoria intestinal (CUCI y CROHN), cáncer.

Consulte a su médico para un adecuado diagnóstico y tratamiento adecuados. Evite automedicarse.

Agruras

Es la sensación quemante o ardorosa que inicia en la boca del estomago y puede sentirse hasta el pecho o faringe. Se presenta generalmente con aumento en salivación. Las agruras pueden experimentarse ocasionalmente por excesos y descuidos en nuestra dieta, pero también son uno de los síntomas de enfermedad gástrica y/o esofágica como gastritis, infecciones, enfermedad por reflujo, hernia hiatal, infestación por H. pylorii e incluso en cáncer gástrico.

Se deben al estimulo irritante del ácido formado en el estomago, el cual puede incrementarse con algunos alimentos (secretagogos), medicamentos o el estrés físico y emocional y puede también refluir hasta el esófago.

Si las presenta en forma frecuente consulte a su médico y NO se automédique. Desafortunadamente la automedicación con antiácidos es bastante frecuente ya que por el alivio rápido de los síntomas el paciente adquiere una dependencia que incluso puede hacerse crónica. Lo único que se logra con esto es enmascarar la enfermedad causante.

Dolor abdominal

El dolor es una percepción (y no una sensación) desagradable que se acompaña de daño tisular real o potencial experimentado por el hombre para identificar enfermedades que sufre. Es un mecanismo de defensa que tiene la función útil de prevenir daño a nuestros órganos y tejidos. Se da por estimulo de las terminaciones nerviosas por un estimulo lesivo. Su presencia entonces nos alerta para identificar dicho estimulo y retirarlo.

El dolor puede ser agudo (cuando es súbito) o crónico (cuando dura más de 3 meses).El dolor visceral es originado por los órganos intrabdominales y de acuerdo a sus características su médico identificara de donde procede. Un ejemplo de dolor agudo es la apendicitis aguda y de dolor crónico la angina intestinal o la pancreatitis crónica. Hay causas de dolor que ameritan cirugía (como en el caso de la apendicitis aguda) y otras serán tratadas médicamente (como una gastroenteritis). El dolor abdominal agudo tiene generalmente causas intrabdominales pero también puede ser originado por causas extrabdominales como un infarto agudo al miocardio, una neumonía, la diabetes mellitas, el lupus eritematoso y otras enfermedades.

En cuanto al dolor visceral, este puede tener varias características que su médico investigara en el interrogatorio, como el tipo de dolor (cólico, constante, punzante, ardoroso, opresivo), su localización, irradiación, hora del día a la que se presenta, relación con alimentos o la evacuación y síntomas acompañantes (como vomito, fiebre, agruras, etc.). El dolor tipo cólico por ejemplo es aquel como "retortijón", que viene y va, que aumenta gradualmente de intensidad para luego disminuir y volverse a presentar, y generalmente procede de lo que llamamos vísceras huecas (vesícula, intestino, uréteres,).

La presencia de dolor abdominal siempre debe alertarlo a buscar ayuda médica, sobretodo en los siguientes casos:

– Dolor abdominal que dura más de 4-6hrs
– Que se refleja o irradia a otras zonas
– Que cambia de lugar (dolor migratorio)
– Que se intensifica progresivamente
– Que presenta remisiones o exacerbaciones
– Asociado a otros síntomas como fiebre, vomito, sangrado
– Dolor abdominal crónico
– El que se relaciona con los alimentos o la evacuación
– Cuando aumenta con la tos, estornudos o el movimiento
– Cuando es intenso e incapacitante

Evite automedicarse ya que sólo lograra enmascarar la enfermedad al bloquear el síntoma. Recuerde que el dolor es un mecanismo de defensa útil y no debe enmascararlo hasta conocer la causa.

Estreñimiento

La evacuación debe ser placentera, satisfactoria y sin dificultad. El estreñimiento o constipación es la evacuación difícil o poco frecuente. La evacuación no tiene que ser diaria, puede ser hasta cada 3 días y se considera normal siempre y cuando sea satisfactoria y sin dificultad. Por otro lado, puede considerarse estreñimiento aunque sea diaria pero con dificultad o con heces duras y dolorosa.

Cuando el estreñimiento es de inicio reciente y lleva unas horas o pocos días de evolución y se asocia a distensión abdominal, vomito e incapacidad para canalizar gases, las causas probables pueden ser oclusión intestinal, impactación fecal (en ancianos inmovilizados), parálisis intestinal (ilio adinámico) que con frecuencia acompaña a enfermedades agudas gastrointestinales, puede ser complicación de algún traumatismo (craneales o de columna), por anestesia general o por algunos medicamentos (tranquilizantes, sedantes, geles de aluminio, bismuto, antiespasmódicos). Cuando la alteración en el hábito intestinal persiste durante semanas o aparece de modo intermitente y con una frecuencia o gravedad creciente las causas pueden ser tumores, obstrucciones parciales, trastornos anorrectales (disfunción de músculos del piso pélvico, fisuras anales), enfermedades crónicas (hipotiroidismo, hipercalcemia, hiperuricemia), dolicocolon (colon anormalmente largo e inerte), megacolon, factores psicógenos y trastornos neurológicos (enfermedad de Parkinson).

Una de las recomendaciones más importante es tener un buen aporte de fibra y agua diario en la dieta y realizar ejercicio físico de tipo aeróbico (evite el sedentarismo). Si a pesar de esto usted evacua menos de 3 veces por semana y con dificultad consulte a un gastroenterólogo.

No se automedique. El mal uso de laxantes y catárticos puede ser altamente perjudicial y puede ocasionarle complicaciones serias. Lo importante no es el control del síntoma sino el tratamiento de la causa.

Mal aliento (halitosis)

La afirmación popular de que el olor del aliento refleja el estado de la digestión y la función intestinal es incorrecta. El olor desagradable del aliento puede ser producido por ingesta o inhalación de sustancias que se excretan por los pulmones, por enfermedades gingivales, dentarias o por fermentación de partículas de alimento en la boca (por parte de bacterias que forman parte de nuestra flora normal) o puede estar asociado a enfermedades sistémicas como encefealopatia hepática, acidosis diabética, enfermedades infecciosas o tumores de las vías respiratorias. La retención de alimento en el estomago o en el esófago (por enfermedades como divertículos, tumores, obstrucción, paresia, etc.) puede causar también halitosis.

La respuesta de las demás personas a la halitosis está determinada en parte por la adaptación y los factores sociales. Así, una persona puede no ser conciente de su mal aliento, y lo que es molesto para un extraño puede no serlo para el cónyuge o para un familiar.

La halitosis psicógena es la queja de mal aliento de un individuo basada posiblemente en factores psicológicos que los demás no perciben. Puede aparecer durante periodos de ansiedad, en pacientes hipocondriacos, en el obsesivo o paranoide.

Reflujo

El reflujo es la sensación ácida o quemante detrás del pecho y puede llegar hasta la faringe, o el retorno de contenido gástrico alimenticio hasta su esófago o faringe. En ocasiones puede incluso despertarlo con sensación de asfixia. Puede llegarle a provocar cuadros de laringitis y disfonía recurrentes que lo hagan visitar al otorrinolaringólogo. Este es el síntoma principal de la enfermedad por reflujo Gastroesofagico generalmente acompañada de hernia hiatal. El reflujo causa un daño progresivo (por quemadura química) en el esófago y requiere de atención médica.

Para su estudio requerirá generalmente de estudios endoscopicos.

Si presenta estos síntomas en forma frecuente consulte a su médico y NO se automédique. Desafortunadamente la automedicación con antiácidos es bastante frecuente ya que por el alivio rápido de los síntomas el paciente adquiere una dependencia que incluso puede hacerse crónica. Lo único que se logra con esto es enmascarar los síntomas sin evitar el progreso de la enfermedad.

Sangrado, con vómito o al evacuar

El sangrado de tubo digestivo alto (esófago, estomago, intestino) puede presentarse con vomito o con evacuación oscura por sangre digerida, mientras que el de tubo digestivo bajo (intestino delgado y grueso, ano, recto) se presenta con evacuación de sangre fresca o coágulos. La presencia de cualquiera de estos signos debe alertarlo para buscar ayuda médica. Las causas son diversas. En sangrado de tubo digestivo alto las causas pueden ser gastritis, úlcera gástrica o duodenal, hernia hiatal, esofagitis, varices esofágicas, cáncer, tumores. En cuanto al sangrado de tubo digestivo bajo puede haber causas anales (hemorroides, fisuras), de colon (pólipos, divertículos, colitis isquemica, CUCI, CROHN, malformaciones vasculares, cáncer) o de intestino delgado (divertículos, enfermedad de Crohn, pólipos, tumores).

Generalmente se requerirá de estudios endoscopicos para buscar la causa.

Ictericia 

Es la coloración amarilla de los tegumentos y mucosas, generalmente en las escleras y palmas de las manos. Puede causarle también prurito (comezón). Las causas están generalmente relacionadas con enfermedades hepáticas y biliares, pero puede darse también en enfermedades hematológicas en las que hay destrucción de células rojas (anemia hemolítica), por intoxicación por unos pigmentos llamados carotenos, o por reabsorción de grandes hematomas. Las enfermedades hepáticas que pueden causarla son diversas y entre ellas están la hepatitis, cirrosis, litiasis biliar (piedras), tumores.

Si presenta este signo debe consultar a un gastroenterólogo, quién solicitará estudios para encontrar la causa.

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Fuente: Dr. Jesús Reyes – doctorjesusreyes.com

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