Especialidades médicas

Parkinson: Movimientos sin control

Si existe una enfermedad paradójica, ésa es el Parkinson. No deja que las manos se queden quietas para poder asir una taza de café, pero es lo suficientemente paralizante como para impedir que uno se levante de la silla. El neurólogo Isaac Mosquera (Director del Instituto de Neurología y Neurociencias Aplicadas) explica que esta alteración cerebral se produce cuando se degeneran las neuronas de la substancia nigra, una zona de los ganglios basales en la que se produce dopamina. La dopamina es, precisamente, el neurotransmisor químico que permite que los humanos controlen sus capacidades motoras.

Uno de los principales síntomas de esta enfermedad es el temblor incontrolable de algunas partes del cuerpo, con intensidad variable según el caso. Por lo general, éste comienza a observarse en manos y pies cuando el cuerpo está en estado de reposo, aunque algunos individuos pueden llegar a no presentarlo nunca, o sólo de forma muy ligera. A ello se suma la pérdida de balance, la lentitud para ejecutar movimientos y estados de rigidez para mover algunos músculos a voluntad, con lo cual también se pierden las expresiones faciales. En el aspecto psicológico, algunos pacientes pueden deprimirse o experimentar una honda frustración por estos motivos, que pueden verse magnificados con problemas para tragar o hablar.

El doctor inglés James Parkinson descubrió buena parte de este conjunto de alteraciones en 1817, aunque los orígenes bioquímicos de este padecimiento sólo pudieron identificarse en 1960. Mosquera explica que hay síntomas tempranos de la enfermedad a los cuales el paciente o el médico suelen no prestarle mucha atención, pero que constituyen señales importantes sobre la posible presencia de un cuadro de Parkinson. "Puede haber un leve temblor en los dedos, incidentes repetitivos de parálisis o tropiezos al cruzar una puerta o al iniciar la marcha. Hay fallas en la memoriaJames Parkinson reciente, sudoración excesiva, calambres o sensación de quemadura. También pueden disminuir el tamaño de la letra al escribir y el volumen de la voz". Por lo general, el Parkinson afecta a personas mayores de 60 años; las probabilidades de que se presente en personas más jóvenes son relativamente bajas.

Hay varias hipótesis sobre las causas específicas que producen esta afección. Existen dos tipos de Parkinson según su origen: el tipo primario suele atribuírsele a causas degenerativas propias de la edad; el secundario, a la influencia de factores externos. "No se ha evidenciado que exista una influencia definitiva de un factor hereditario que predisponga al Parkinson, aunque éste podría desarrollarse gracias a otra enfermedad degenerativa previa que sí pudiera ser hereditaria y que influyese negativamente sobre el cerebro. Por otro lado, existe la creencia de que un golpe en el cerebro puede desencadenar la enfermedad", dice Mosquera. Esta premisa no se descarta, pero tampoco está totalmente comprobada. "Cualquier lesión que produzca un daño a los ganglios basales pudiera ocasionar una pérdida de las neuronas que producen la dopamina y desencadenar así un cuadro de Parkinson. Esto puede ocurrir con el uso de drogas, con traumatismos repetidos -como el caso del boxeador Mohammed Alí-, daños neuronales producidos por microinfartos o por el uso excesivo o indiscriminado de ciertos medicamentos, por ejemplo".

El temblor no es una señal inequívoca de la presencia de la enfermedad de Parkinson, ya que éste también puede deberse a razones tiroideas o a otro tipo de patologías. El Parkinson se diagnostica mediante diversos estudios como encefalogramas, angiografías y mapeos cerebrales, entre otros. "Es importante hacer una evaluación de todo el sistema nervioso para descartar enfermedades asociadas, para luego decidir el tratamiento", aconseja Mosquera.

Retomar las riendas

El Parkinson no es una enfermedad contagiosa; tampoco mortal. El especialista señala que, aunque esta afección es progresiva, degenerativa y todavía incurable, existen varias medicinas capaces de controlar muchos de sus síntomas. Uno de los fármacos más utilizados en el tratamiento del Parkinson es la levodopa, la cual es transformada por el organismo en la dopamina perdida. En principio, este elemento provocaba varios efectos secundarios, pero su unión con otro compuesto -llamado carbidopa- permitió eliminar muchas de estas secuelas y lograr un mejor rendimiento de las dosis de levodopa. También hay tratamientos con otros ingredientes como los anticolinérgicos, la bromocriptina o la selegilina, que pueden usarse individualmente o como complemento de la levodopa. A la medicación se suma una rutina de ejercicios que debe ejecutarse de por vida para no perder la movilidad de los músculos y, eventualmente, pudieran implementarse algunos procedimientos quirúrgicos que lograrían eliminar o disminuir el temblor, pero que no detienen la evolución del proceso.

Mosquera indica que un tratamiento integral del Parkinson implica la participación de un equipo interdisciplinario de especialistas, que -además del neurólogo- incluye a un psicólogo, un gastroenterólogo, un médico internista, un nutricionista, un fisioterapeuta y un terapista del lenguaje, entre otros. Así pueden evaluarse factores que van desde el estado psicológico del paciente, pasando por su capacidad para asimilar las medicinas, hasta la forma en la que debe diseñarse su rutina de ejercicios y su dieta -si es que adicionalmente se padece de diabetes o hipertensión-, por ejemplo. "Es posible que en Venezuela se vean más casos de Parkinson próximamente, porque ahora la expectativa de vida es más alta y la población está envejeciendo y aumentando al mismo tiempo. Sin embargo, si se toman las medidas necesarias se podría elevar notablemente la calidad de vida de estos pacientes", dice el experto.

Más información sobre este tema en Parkinson ¿Qué tipo de investigación se está haciendo? y Parkinson: Enlaces a información útil y segura

Fuente: innap.com

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