Especialidades médicas

Los problemas psicológicos más frecuentes

Los problemas psicológicos consisten en comportamientos inadecuados que la persona emite en un entorno determinado, los cuales impiden a la persona adaptarse a dicho entorno.

Cuando decimos que una persona presenta un problema no implica en absoluto que lo «tenga» como quien tiene una enfermedad o una lesión física, por ello el empleo del concepto de «enfermedad» y del modelo bio-médico en el ámbito de los trastornos psicológicos no es adecuado.

En psicología un diagnóstico no supone que la persona deba recibir un tratamiento determinado que será el mismo para todas las personas que presenten dicho trastorno. Que una persona padezca, por ejemplo, depresión no nos dice nada acerca de por qué la está padeciendo ni de qué hay que hacer para resolver su problema. Lo importante es identificar la forma en que esa persona en concreto se está relacionando con el entorno en que se presenta el problema, es decir, su comportamiento.

El tratamiento de una «depresión» será muy diferente si la persona la padece a consecuencia de la pérdida de un ser querido, porque se percibe a sí misma incapacitada para llevar a cabo su trabajo o porque presenta dificultades para relacionarse con los demás. Cada problema es único y también lo es cada tratamiento.

Podemos nombrar, como principales problemas psicológicos que afectan a la población los siguientes:

Trastorno depresivo:

  • Es el trastorno psicológico más frecuente.
  • Suele hacer mucho daño a la persona que lo sufre y a sus familiares.
  • Supone importantes cambios en la manera de pensar, de sentir y de comportarse.
  • Se caracteriza por:
    • estado de ánimo deprimido
    • pérdida del disfrute y del interés
    • una forma de pensar negativa acerca de la propia persona, de los demás, del pasado y del futuro
    • pensamientos recurrentes de muerte o ideación suicida
    • se dejan de realizar actividades placenteras y/o obligatorias

Trastorno bipolar:

  • Se caracteriza por estados de ánimo cambiantes entre dos polos opuestos, alternándose períodos maníacos (excesiva euforia) y depresivos.
  • Es un trastorno biomédico.
  • Requiere tratamiento psicofarmacológico.

Hipocondría:

  • Se trata de un miedo irracional y convicción de padecer una grave enfermedad que no ha podido ser diagnosticada por los médicos.
  • Suelen autoobservarse y quejarse con frecuencia.
  • Visitan a menudo a médicos y acuden a los servicios de urgencias.
  • Se muestran muy preocupados por su salud.

Trastornos del sueño:

  • Cuando los problemas de sueño se producen con frecuencia y de manera persistente, pueden repercutir de manera negativa en nuestra vida, tanto en el descanso como en el funcionamiento cotidiano.
  • Con el tratamiento psicológico de estos problemas, se pretende mejorar tanto la calidad como la cantidad de sueño.
  • Puede aparece junto a otro problema más grave como la depresión o algún trastornos de ansiedad, en cuyo caso, la intervención normalmente comienza por resolver el problema de sueño, ya que así se consigue una mejoría rápida y se facilita la intervención sobre otros tipos de problemas relacionados.

Adicciones:

  • Cuando se habla de drogodependencia, hablamos de un consumo periódico de una sustancia. Este consumo se caracteriza por:
  • Un deseo dominante para continuar tomando dicha droga y obtenerla por cualquier medio.
  • Tendencia a aumentar la dosis.
  • Se produce una dependencia física y generalmente psíquica, apareciendo síndrome de abstinencia cuando se retira el consumo.
  • Tiene efectos negativos para la persona que consume la droga y para su entorno.
  • Sin embargo, también podemos referirnos a las llamadas «adicciones sin drogas», en las que no existen sustancias cuya química esté directamente relacionada con el abuso y dependencia. Una adicción sin sustancias prototípica en nuestra cultura es el juego patológico, caracterizado por una incapacidad reconocida para resistir el impulso de jugar, además del incremento de tensión previa al momento del juego, seguido del alivio y placer asociados una vez la persona comienza a jugar.

Baja autoestima:

  • La autoestima está muy relacionada con la satisfacción que una persona tiene con respecto a sí misma y a su vida.
  • Una persona con baja autoestima difícilmente se sentirá satisfecha y se sentirá incapaz de conseguir aquellos objetivos que la llevarían a sentirse a gusto con ella misma. Este trastorno suele manifestarse por:
    • autocrítica constante de la persona a sí misma.
    • autoevaluaciones negativas.
    • culpa.
    • sentimientos de inferioridad.
    • predicciones de fracaso.
    • alta frustración ante errores.
    • inseguridad ante situaciones cotidianas y en las relaciones interpersonales.
    • poca o ninguna autoafirmación ante los demás.

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Fuente: Nerea – psicologia-salud.blogspot.com

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