Especialidades médicas

Déficit de hormona de crecimiento

Introducción

La hormona de crecimiento (GH) actúa directa o indirectamente en el crecimiento de órganos y tejidos del cuerpo.

La secreción de dicha hormona depende de una glándula situada en la base del cerebro, llamada hipófisis, cuya función a su vez depende del hipotálamo, órgano regulador por excelencia, gracias a la producción y liberación del factor estimulador de la hormona de crecimiento (GHRH) y de la somatostatina, que actúa como inhibidor. También depende de otros factores como el sueño, temperatura corporal y el ejercicio

El déficit de hormona de crecimiento es una afección de naturaleza congénita o adquirida que se caracteriza por la ausencia total o parcial de dicha hormona en plasma. Se produce cuando existe un fallo en la hipófisis, en el hipotálamo o en la vía que une el hipotálamo a la hipófisis.

¿Cuales son las causas?

Las causas más frecuentes de déficit de GH son las idiopáticas. Las anomalías de la síntesis, secreción y actividad de la GH habitualmente son esporádicas y heterogéneas, comprendiendo síndromes genéticos con base molecular o no (el 3% de los niños tiene un hermano con el mismo déficit, siendo más frecuentes en el sexo masculino), causas malformativas, alteraciones en el desarrollo embrionario, traumatismos, procesos hipóxicos, infecciones, tumores de la región hipotálamo-hipofisaria o cerebrales y sus tratamientos con cirugía o radioterapia, e insensibilidad periférica a la GH.

El déficit de GH puede asociarse a otros déficits hormonales de origen hipofisario sobre todo al de hormonas sexuales, cuyo diagnóstico y tratamiento la mayoría de las veces no se realiza hasta la pubertad, que es cuando se detecta. Puede existir también déficit de las hormonas estimulantes de la glándula tiroidea de la corteza suprarrenal, aunque con menos frecuencia.
¿Qué síntomas y signos aparecen?

Los niños afectos de déficit congénito de GH, presentan peso y talla en rango normal al nacimiento. Es frecuente la ictericia neonatal prolongada (50% de los casos). Se pueden producir hipoglucemias en los 4 primeros años de vida.

La talla suele afectarse a partir de los 3-6 primeros meses de vida, de forma que a los dos años puede encontrarse en el percentil 3 o por debajo del mismo. La velocidad de crecimiento es lenta, inferior al percentil 25. La maduración ósea se encuentra retrasada 1-4 años en relación a la edad cronológica. Sin tratamiento, el estirón puberal se suele retrasar incluso hasta los 18-20 años. La inteligencia es normal, pero es frecuente encontrar signos de cierta inmadurez y dificultad de adaptación al medio social, secundarios al proteccionismo paterno y a la baja autoestima por su baja talla.

En las formas adquiridas, al inicio muestran un crecimiento normal, enlenteciendo o deteniendo su curva de crecimiento posteriormente.

Con independencia de la etiología, suelen tener características físicas comunes, pero no patognomónicas. Tienen medidas armónicas, perímetro cefálico adecuado a la edad, retraso en el cierre de las fontanelas y cabello de crecimiento lento. La facies se describe como cara de muñeca o querubín. Es pequeña con frente abombada, raíz nasal plana y dentición alterada. Pueden tener voz aguda de tono peculiar, ligero sobrepeso, extremidades poco musculosas de aspecto grácil, y manos y pies pequeños.

En algunos niños el retraso de crecimiento es el único síntoma por lo que resulta conveniente explorar la secreción de GH en todo paciente con retraso del crecimiento de etiología desconocida.

¿Cómo se diagnostica?

Se basa en la clínica, estudios endocrinológicos de la secreción de GH, estudios radiológicos que contribuyen al diagnóstico topográfico y morfológico y estudios genéticos, mediante técnicas de biología molecular.

Los niveles normales de GH son fluctuantes. Esta hormona es liberada en picos. Existen entre 6-9 picos en el día, de 10 a 20 minutos de duración. Especialmente la liberación ocurre durante el sueño. Para medir los niveles de GH podemos hacer determinaciones frecuentes a lo largo del día o provocar un pico de liberación.

Existen varios tests de provocación con estímulo farmacológico, como son el test de hipoglucemia insulínica, el test de glucagón (estos tests alteran los niveles de glucosa en sangre), test de clonidina o de arginina. Estas pruebas pueden indicar que existe defindiencia de hormona de crecimiento cuando los valores de GH son inferiores a 10 ng/ml. Se considera déficit parcial si la respuesta está entre 5-10 ng/ml y total si es inferior a 5 ng/ml. La respuesta a los tests varía según la edad o periodo puberal.

La determinación de factores de crecimiento (IGF-I), y de su proteína transportadora, IGFBP-3, pueden ayudar al diagnóstico.

¿Cual es el tratamiento?

El objetivo del tratamiento en estos niños es el aumento de la velocidad de crecimiento y de la talla adulta. La disponibilidad de grandes cantidades de GH debida a su obtención mediante ingeniería recombinante de DNA, ha permitido mejor conocimiento de sus efectos metabólicos y la demostración de que no solo estimula el crecimiento en los niños que tienen déficit de GH, sino también en los que tienen talla baja y GH aparentemente normal.

El tratamiento se debe iniciar de forma precoz una vez establecido el diagnóstico de certeza. Las dosis utilizadas oscilan entre 0,025-0,050 mg/kg/día. Se ajustan de forma individual segúnl a respuesta y los niveles de IGF-I y IGFBP-3. Se administra por vía subcutánea antes de acostarse.

Al finalizar el crecimiento se realiza una reevaluación diagnóstica y si el déficit de GH persiste el tratamiento deberá continuar en la vida adulta aunque a dosis mas bajas.

Los efectos secundarios son muy escasos. Se ha descrito algún caso alteración de la cabeza femoral (epifisiolisis), síndrome del túnel del carpo, hipotiroidismo secundario, lipodistrofia en el lugar de inyección, desarrollo de anticuerpos anti-GH, hipertensión, intolerancia a hidratos de carbono. Durante el tratamiento se realizan pruebas de control para detectar cualquier efecto secundario y poder tratarlo de forma adecuada. No se ha demostrado una relación causal entre el desarrollo de leucemia y otros procesos malignos.

(*) Dra. Cristina Azcona San Julián. Especialista en Pediatría. Unidad de Endocrinología Pediatrica
Consultor Clínico Departamento de Pediatría. CLINICA UNIVERSITARIA DE NAVARRA.
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Fuente: Dra. Cristina Azcona San Julián (*) – pfizer.es

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