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Reacciones sorprendentes y extremo negativismo

La subida semanal de nuestro Ibex de algo más del 1%, o la muy pequeña pérdida semanal del Eurostoxx, de tan solo el 0,3%, podrían llevar a la conclusión de que la estabilización progresiva de las bolsas por la que apostábamos la semana pasada ha dado un paso más en los últimos días de febrero. Sin embargo, esa sensación sería bastante engañosa, si tenemos en cuenta el mal tono con el que acabaron todas las bolsas el viernes, en la que se convirtió en la segunda peor sesión del año para el Dow Jones, poniendo así término a un febrero que es ya el cuarto mes consecutivo de caídas en las bolsas. Bien es verdad que en febrero las caídas mensuales se han moderado, siendo la del Ibex de tan solo el 0,4%.

Ni el discurso de Bernanke, que animó mucho a los mercados el miércoles, pero que fue como un jarro de agua fría el jueves al prever posibles nuevos problemas en los bancos, ni los buenos resultados de algunas empresas, como Telefónica o BME, sirvieron para paliar la sensación de que la economía se enfría cada vez más y de que las empresas pueden afrontar un 2.008 en el que sus beneficios se vengan abajo.

Siendo esto así, lo único bueno es que el Ibex no perdió el 13.000 ni el Eurostoxx perdió el 3.700, lo que permite todavía pensar, aunque ciertamente el ambiente reinante no invita al optimismo, en una banda lateral de negociación, y en un fin de trimestre con caídas de un solo dígito, recuperando así en marzo parte de las pérdidas los mercados europeos, ya que a fin de febrero el Eurostoxx perdía un 15,3%.

En el sector bancario en particular, el negativismo es extremo, y se ponen cada vez más en duda los valores de cobertura de los activos que soportan los créditos. Hay una idea general según la cual quedan aun ajustes serios en los balances de la banca, idea que avalaba el propio Bernanke el jueves y que recogía un informe de UBS el viernes que llegaba a hablar de 600.000 millones de dólares de problema total en los balances bancarios, de los que solo se han provisionado por ahora 160.000. Recordemos que la OCDE cifró recientemente el problema en 266.000 millones de euros, una cifra bastante menor. Se ponen ahora en cuestión no ya los derivados de crédito con hipotecas de baja calidad, sino incluso activos que hasta hace poco se consideraban como no dudosos. Se piensa que si la economía va a entrar en aguda caída, los activos valdrán menos, incluso activos que ahora son aparentemente buenos. Esto es lo que reflejan los índices que como el ITraxx miden el riesgo de impagos en el próximo futuro. Y a esta visión contribuyen los anuncios de nuevas pérdidas como el de AIG el viernes o informes como el ya citado de UBS.

A ello se añade que incluso fondos que habían sorteado la crisis de las hipotecas basura, como el hasta hace dos meses muy admirado Pelotón Partners, gestionado por dos ex ejecutivos estrella de Goldman Sachs, y que el viernes anunciaba gruesas pérdidas y liquidación de activos por dos mil millones de dólares, están mostrando que hay problemas adicionales a los de las hipotecas basura.

La idea de una liquidación general de activos pesa mucho sobre el mercado y por ello, tal vez, los resultados de las empresas cotizadas, aun siendo en general buenos, no sirven, como esperábamos, para dar un soporte a la caída de las bolsas en el corto plazo. La mezcla de malas noticias macro (mal dato de PIB USA, malos datos de viviendas nuevas,….) y de temores en la banca y/o hedge funds pesa más que los buenos datos de beneficios. Son llamativas reacciones como la de Telefónica el jueves o BME el viernes. En ambos casos los beneficios de 2.007 y los del cuarto trimestre fueron buenos, y no hubo "profit warning" en Telefónica, pero la reacción de las Bolsas fue bajista, muy bajista en el caso de BME, que perdía casi un 8% tras anunciar un beneficio de 2.007 superior en un 49% al del año anterior, con subida del 32% en el beneficio del cuarto trimestre.

Los inversores no se creen que los beneficios sean sostenibles, y piensan que en 2.008 la economía va a entrar en una fuerte recesión y los beneficios de las empresas cotizadas van a bajar. Eso es lo que está descontando la bolsa, y eso es lo que piensan quienes hoy crean la opinión dominante en el mercado, que es claramente bajista.

Frente a esta situación a nuestro juicio es cada vez más claro que el BCE, le guste o no, tendrá que bajar los tipos, y más bien pronto y por ello es muy importante el comunicado que haga esta semana en su reunión del jueves. La ligera bajada de la inflación en Alemania e Italia en febrero podría ayudarle en esta dirección, que, en todo caso es a nuestro juicio inevitable, aunque la inflación siga por encima del 3% en la zona euro. Solo una bajada de tipos puede aliviar el peso de la deuda de las familias, ayudar a los Bancos a arreglar sus balances y frenar la espiral de bajada de los precios de los activos, precios que son los que dan soporte a los balances bancarios. No basta, por tanto, con la eficaz labor de suministro de liquidez al interbancario que han hecho los Bancos Centrales y en particular el BCE. Es necesario, además, bajar tipos de forma decidida.

Con el petróleo a 103 dólares, y el euro a 1,52 dólares parece difícil que el BCE siga empeñado en no bajar tipos. En Estados Unidos esta semana tenemos datos muy importantes como los ISM, el Beige Book o el Informe de Empleo de febrero, que en principio deberían confirmar la debilidad de la primera economía del mundo, aunque sería un alivio que esa debilidad no se transforme en clara recesión. Todo ello a la espera de que la FED vuelva a bajar tipos el próximo 18 de marzo, para evitar que una caída en cascada de los precios de los activos por debajo de sus valores fundamentales agrave el desorden financiero y la contracción económica.

En el Ibex de nuevo la barrera del 13.600 se ha mostrado muy fuerte, y hay que ver si el 13.000 hace esta vez de soporte. De igual forma que en febrero apostábamos por una estabilización que, pese al mal sabor de boca de las dos últimas sesiones, finalmente se ha producido, en marzo apostamos por una suave recuperación de las Bolsas, impulsadas sobre todo por el catalizador de las bajadas de tipos.

Fuente: Juan Carlos Ureta – blogs.periodistadigital.com

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