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«Vestuario de hombres»…la exaltación de la derrota

El pasado jueves 19, asistí al estreno de la obra del Grupo Teatral Emergente de Caracas, "Vestuario de Hombres", dirigida por Jesús Delgado. Un colectivo de 10 jóvenes actores, asumen el texto del dramaturgo argentino Javier Daulte, alcanzando un resultado limpio en actuaciones, aunque comprometido para el espectador, quien sale agredido sin proponérselo.
Por: Julio C. Alcubilla B.

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Jerzy Grotowski, célebre director del teatro polaco, destacado por ser una figura de vanguardia del siglo XX; aportó a la escena teatral del mundo, el llamado "teatro pobre", que involucra la técnica avanzada del trabajo psicofísico. Pareciese haber inspirado la línea expresiva del director Jesús Delgado en éste montaje. Grotowski propone en su Laboratorio, ampliar la experimentación teatral, aumentando el contacto físico con el público. Considerando necesario alcanzar la psique profunda del espectador y que éste descargue así su subconsciente, de las emociones acumuladas en el espectáculo. Hace que el actor sea un arquetipo, que persiga romper al público o a su zona de confort, e incluso sus ejes tranquilizadores en su mundo. Considera que el cuerpo del actor vuelva a ser el origen de todas las posibilidades expresivas. Propone la "técnica  negativa", la cual intenta desbloquear, o liberar el cuerpo de sus  constricciones. Creando un lenguaje orgánico, en tal sentido en "Vestuario de hombres", se pone de manifiesto la enajenación de valores y el reflejo caótico de nuestra sociedad, a través de una energía abrumadora en el eje actoral, dibujando nuestro lado oscuro, lo que somos o  en lo que nos hemos convertido.

La visión de Delgado, basándose en la lectura interpretativa del texto de Daulte, bajo mi punto de vista, toma como centro de la acción, la pérdida de la dignidad y el negocio de nuestra moral, surgiendo así un instrumento escénico, que muestra a una Venezuela repleta de antivalores. "Vestuario para Hombres", pareciese alejar al espectador del eje alquímico, que supone el reconocimiento confortable de la escena, para conducirlo a través de los símbolos del subdesarrollo, a una realidad trasgresora. Un trabajo que no le permite escapar, que lo sumerge en el caos, que en muchos momentos le oprime y que al mismo tiempo, supone un gran riesgo como espectáculo teatral, si se pretende alcanzar la sensibilidad analítica y recomendación del público.

Al revisar la visión de Grotowski e intentar analizar la estética de Delgado, leemos en la escena como la memoria emocional se hace orgánica en cada acción interpretativa. El actor muestra el personaje y se  muestra a sí mismo en su ejercicio visceral. Despojado de todo apoyo escénico (sin música, ni ruidos, ni objetos escénicos), que le distraiga de su expresión. Por otro lado en lo referente al texto original, en éste montaje, se le incorpora nuestras ya acostumbradas adaptaciones coloquiales, de carácter ofensivo, valiéndose de la violencia verbal, como símbolo que nos describe en sociedad.

En éste caso, el eje conflictivo, antagonista, decadente, se hace camino para interpretaciones individuales de cada personaje, proponiendo al mismo tiempo el peligro grupal. Entre los temas expuestos por el dramaturgo y revisados por el director, se exponen: el tráfico de influencias, la homosexualidad como instrumento deformador en la sociedad y al mismo tiempo, como base precursora de un comportamiento desmedido; en los integrantes de un equipo amateur  de "Lacrosse", un deporte muy poco conocido. Conformado por jóvenes venezolanos no mayores de 35 años, (en la obra original, las edades eran entre 25 a 60 años), miembros de un club social llamado "La Trinidad Social Center";  los cuáles participan en un campeonato mundial en Turquía. La acción transcurre en un vestuario de hombres, en dos actos, cuando se disputa la final. Éste equipo, lejos de ser representantes de una sociedad evolutiva, son fieles portavoces de la decadencia que los oprime.

La obra utiliza al deporte como atmósfera, nuevamente al analizar a Grotowski en sus planteamientos y revisar el montaje que propone Jesús Delgado, logramos identificar el contexto de la intertextualidad. Grotowski expone romper la sujeción de texto, intentando una especie de lenguaje a medio camino entre el gesto y el pensamiento. En tal sentido la expresión teatral, revisada por el espectador, más allá del texto (subtexto), permite leer a la acción como un producto que impacta sobre su sensibilidad. "Vestuario de Hombres", nos enfrenta a una pronunciación particular de las palabras, los gestos, las actitudes, la fisonomía de cada personaje, las combinaciones de las palabras se transforman en signos agresivos, que agreden su humanidad. Presentando el derrotero social, inspirado por antivalores: droga, alcohol, pérdida de conciencia, desaparece la dignidad…Los símbolos patrios se prostituyen, se arrastran por el piso, la moral no es valor y la buena conducta cívica, no es contemplada.

En éste caos, subyace la estética de la obra, en tal sentido sería oportuno preguntarnos si nuestro combate diario, es reflejo de ésta realidad escénica. En todo caso, en un poco más de una hora, en la que comienza y termina la acción, no se nos ofrece salida, no descansamos de evidenciar nuestra involución. En otro sentido, la puesta en escena nos da claros indicios de carencia de frivolidad, intentando a partir del trabajo de dirección, profundizar en la esencia emotiva del actor frente al espectador.

El texto dramatúrgico, obviamente no ofrece connotaciones estilísticas de gran trascendencia, el mismo permite que el director o directora, propongan una dramaturgia en paralelo, inventada en gran parte, por el arsenal interpretativo de los actores. Presentándose al público en el caso de Delgado, con lenguaje soez, pleno de vulgaridades, lamentable recurso comúnmente utilizado por nuestro estilismo teatral y cinematográfico. El cual pretende llevar a los espectadores a una lectura de aproximación natural y espontánea, la misma en el caso de ésta obra, es un tributo a la desesperanza y oda a la derrota.

Otra revisión de identidad en éste montaje, que referencia el estilo del teatro de Grotowski, es la proyección de la voz, en específico, el trabajo de los resonadores de la voz; para el caso de la obra "Vestuario de Hombres", el resonador más apreciado, fue el occipital; el cual se obtiene hablando un tono más alto. Los principios vocales expuestos por Grotowski, intentan  aumentar al máximo estos resonadores de la voz (resonancia subjetiva de la voz emitida). Prestando atención al propio eco, atacando el espacio con la voz. Buscando que la voz natural del actor,  la respiración, relajación y  posición, sean elementos importantes para la emisión de la voz, pues la condicionan. Al mismo tiempo se tiene una gran preocupación por la dicción, las frases se expresan como talladas, por igual la interpretación vocal y gestual no siempre corren parejas, sino que pueden contradecirse, lo cual desarticula el tiempo que suele ir contra corriente, pero con ello se pretende mostrar todo el valor expresivo del discurso.

El trabajo Actoral
En lo referente al trabajo actoral comprendiendo el texto de Javier Daulte y ulterior revisión del director Jesús Delgado, en general podemos concluir que las actuaciones fueron comprometidas y en algunos casos destacables: Salavko Sorman (Gabriel), mantiene su ritmo interpretativo, logrando ser contundente y asertivo, pese al tono violento en el que interpreta a su personaje. Guillermo Londoño (Ramírez), logra ser sobresaliente en su rol de  hombre corrupto, huraño, amoral, deformador de conductas. Alejandro Caballero (Luisito), pleno en su representación y frescura de joven enajenado, corrompido y mutilado, provoca en el espectador deseo de rescatarlo; Pedro Cambas (Sebastián), convincente y contundente, notorio por su fuerza interpretativa. Jesús Hernández (Sánchez), su trabajo es siempre justo, limpio, sin fisuras. Finalmente, la naturalidad de Mohammed Alkhaldi (Mehneet), junto a la desenvoltura del resto del talento escénico, nos hacen imaginar que el trabajo de dirección actoral, es de observancia y elocuencia. Revisable en los desplazamientos escénicos y en la ruptura temporal en cada escena, que en muchos momentos es confusa.

La dirección actoral, logra alcanzar mayor valía al comprender que intenta mostrar una naturaleza esencial, producto del esfuerzo grupal creativo, con énfasis en lo natural interpretativo. Sin embargo en muchos momentos del desarrollo de acciones, los actores se acercan al exhibicionismo sin justificación. Por momentos el excesivo recurso del desnudo, nos despierta interrogantes, ¿Será un mecanismo para encausar la lectura sexista del espectador?

El Espacio Escénico

Una sala por demás pequeña, reducida, ubica a los actores frente al espectador; el dispositivo escénico, la escenografía minimalista, la escasa visión aérea del público, fundamentalmente en una escena de desenlace, en la que los protagonistas violan al representante de Turquía; la relativa estética, la ausencia de una arquitectura lumínica que permitiese al espectador jugar visualmente con el entramado escénico. Unido al esfuerzo de extrema energía, en el que los protagonistas, son presos de acciones involutivas, violentas, etc. Nos acercan a una pieza teatral trasgresora….¿Será ésta la intención?…

Fuente: Lic. Julio C. Alcubilla B.

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