Miscelánea y otros

Superman entre los primeros videojuegos

Creo que, de todos los superhéroes del cómic, Superman es, sin duda, uno de los más importantes. Aunque nació en 1933 gracias a una historia escrita por Jerry Siegel que se encargó de dibujar Joe Shuster, hasta 1939 no dispuso de su propia cabecera. La primera película de Superman fue protagonizada por Christopher Reeve en 1978.

Durante este año se ha producido su regreso a la gran pantalla con el estreno de Superman Returns. Vosotros sabéis de sobra que en gameover.es somos unos auténticos frikis, así que hemos construido una máquina del tiempo que nos va a permitir disfrutar de todos los videojuegos protagonizados por el único hombre de la tierra capaz de ponerse unos calzoncillos rojos por encima de los pantalones para que le confundan con un avión… y no parecer un auténtico pardillo.

El primer juego que nos puso en la piel de Superman apareció en 1979, justo un año después de la exitosa película (la primera que servidor disfrutó en el cine). Los directivos de Atari compraron varias licencias de películas entre las que destacan las del juego que nos ocupa y la de E.T. (por la que pagarían la friolera de 20 millones de dólares en 1982) con el fin de conseguir un atractivo catálogo de juegos para su flamante videoconsola que por aquel entonces costaba 249,9 dólares. Nada más lejos de la realidad; las limitaciones técnicas de la videoconsola Atari 2600 eran tan grandes que Superman podía haber sido cualquier otra cosa, y tener cierta dignidad.

La historia del videojuego contaba cómo llegaba al Daily Planet un aviso de bomba. Volábamos hasta la cabina de teléfono más cercana y nos transformábamos en Clark Kent, por aquello de mantener el trastorno de personalidad. Y si no que se lo pregunten al bueno de George Reeves (el actor que interpretaba al superhombre en la serie televisiva de 1953 a 1957) que se tiró desde un rascacielos con el traje de la S en pleno ataque paranoico. Una vez cruzábamos esta primera pantalla y nos acercábamos al puente, éste explotaba y aparecía nuestro archienemigo Lex Luthor y algunos de sus hombres en escena.

Lois Lane sobrevolaba la zona en helicóptero ¿habría sido secuestrada o estaba cubriendo la noticia desde los cielos? Era un trabajo para Superman, así que como la pereza es un pecado capital nos toca ir a la cabina a ponernos la capa de faena…

Nuestra misión consistía en capturar y meter en la cárcel a Lex Luthor y al resto de la banda, recoger los trozos del puente para reconstruirlo y volver a la cabina, ponernos en modo periodista atontado y coger el metro para llegar a la redacción del periódico.

En cuanto a los superpoderes destacaríamos la visión de rayos-x que se obtenía pulsando el botón rojo del joystick de la única consola del mundo que ha llevado embellecedores de madera.

Este juego ha quedado como una auténtica reliquia del software de entretenimiento informático, pese a que el resultado es bastante malo. Los 2 kilobytes de memoria que tenía la consola no daban más que para bucles infinitos. El juego se hace corto y fácil; para el usuario actual los gráficos son prehistóricos y el sonido, pitidos estridentes. En definitiva es el Superman que pudo ser pero no fue. Sólo recomendable para aquellas personas que tengan cierta curiosidad histórica o sean fanáticos del personaje. Podéis descargarlo desde aquí, pero para ponerlo en funcionamiento es necesario que instaléis un emulador. Lo que no es necesario es la solución al juego.

Corría el año 1983 cuando apareció Superman III coincidiendo con el estreno del filme. Sorprendentemente, la mayoría de las páginas dicen que se trata tan sólo de un rumor que nunca se comercializó. Un rumor al que servidor ha estado jugando hace un rato. Es lo que tiene conocer personalmente a Superman y tener amigos en el museo de Atari. Atari mantenía su licencia sobre el personaje y realizaba una especie de Asteroids (uno de sus grandes éxitos a lo largo de su extraña historia) protagonizado por el mismísimo héroe de Krypton.

Aquí nos encontramos ante un Superman que gráficamente está mucho mejor definido y que sobrevuela la ciudad para evitar que el enorme ordenador que controla el suministro eléctrico de Metrópolis sabotee que, además de dejar sin suministro eléctrico a la ciudad, generaría una situación de caos de difícil solución. Gracias a su visión rayo láser color rojo acabará con las diferentes subidas de tensión que el gigantesco aparato lanza desde el centro de la pantalla. Si nos acercamos demasiado al coloso de silicio, Superman adquiere un tono verdoso y no podrá disparar durante algunos segundos (creo que en la película lo disgregaba molecularmente). Continuamente nos enfrentamos a la misma situación en una sucesión de fases interminables (seguro que te aburres bastante antes de ver el final). Es el primer videojuego del superhéroe americano que tiene música (si es que se puede llamar así a destrozar la mítica partitura de John Williams). Existe la posibilidad de jugar a dobles, en ese caso la acción pasa a ser por turnos y ganará el que obtenga mayor puntuación.

Basada en una de las peores cintas de Superman, parece que los programadores se contagiaron de la simplicidad general de la misma y realizaron una de las peores adaptaciones de la historia de los videojuegos.

Dos años después, en 1985, pudimos contemplar y controlar al hombre de acero nuevamente; «Superman – The Game» (necesitaréis un emulador) dispondría de versiones para Spectrum, Amstrad CPC, Commodore 64 y Atari. Todos los usuarios de ordenadores personales de 8 bits ya no tenían excusa para surcar el cielo y enamorarse de la periodista drogadicta.

Programado por First Star Software (a saber donde andan éstos ahora…) es una versión de Superman de lo más ecléctica ya que intenta una mezcolanza de géneros que a priori son difícilmente digeribles. Metrópolis se divide en seis sectores (tres son calles y otros tres son cloacas) que serán visitados por nuestro héroe de forma inminente. El enfrentamiento contra Darkseid comienza en las alcantarillas. Nuestra misión consiste en salvar al mayor número de personas posible y conseguir una serie de objetos que aparecen distribuidos a lo largo de los intrincados subterráneos. Una vez hayamos tengamos un número concreto de estos objetos romboidales (varía en función del nivel de dificultad) podremos salir del sistema de evacuación de aguas de la ciudad.

En las misiones que ocurren en las calles volaremos con un scroll horizontal de derecha a izquierda (no he vuelto a ver algo parecido en mucho tiempo) intentando evitar que nuestro enemigo bombardee los edificios de Metrópolis y mate a muchas personas.

Por último disponemos de la posibilidad de enfrentarnos a Darkseid en pleno vuelo. Esta vez scroll vertical evitando las bombas que nos lanza. Si conseguimos tumbarlo seis veces habremos completado el videojuego. Disfrutaremos de alguna que otra sorpresa más a lo largo de la historia que no desvelaré por si alguno de vosotros decide probarlo e intentar terminárselo.

Practicando cierta contextualización histórica, es la única forma de liberarlo del fuego purificador, nos encontramos ante un producto simplemente entretenido que podría haber presentado un mejor acabado. En las pantallas de las cloacas uno no sabe a veces ni donde está, tal es la confusión a la que nos someten Jim Nangano y Fernando Herrera.

Las animaciones del hombre de acero son inexistentes, el gráfico se mueve de izquierda a derecha sin que la capa roja ondee en ningún momento. La sensación de que esos puntitos azules y rojos puedan volar es inexistente. Pese a que tenemos a nuestra disposición tres niveles de dificultad la inteligencia artificial es artificial pero no inteligente, razón por la cual es relativamente sencillo acabar con un entretenimiento mediocre que se basa en los cómics de nuestro ídolo favorito.

Superman (podéis bajaros el emulador) llegaba a la Nes en 1988 y se parecía incluso físicamente a Super Mario (sólo le faltaba el bigote). La compañía Kemco se había encargado de hacer un cartucho que se distribuiría únicamente en los USA, suponemos que después del trastazo comercial en ningún momento se les paso por la cabeza la idea de traerlo a Europa.

El videojuego nos ponía nuevamente en la piel de Clark Kent, periodista del «Daily Planet». Nuestro jefe nos mandaba a la calle, a buscar una buena historia para el periódico. Nada más salir por la puerta nos encontrábamos con que Metrópolis había sido invadida por hombres vestidos con trajes azules, morados y grises que además son idénticos y vienen con malas intenciones, lo que se deduce cada vez que abren fuego contra nosotros. También aparecen muchos chinos vestidos de verde fosforito, calvos y con mala leche que no sabemos porqué quieren partirnos el cuello. Imagino que, como manejamos a Superman, tendremos que usar nuestros superpoderes para derrotar a todos esos hombres iguales y restablecer el orden y la justicia en nuestra querida ciudad.

Para ello contaremos con nuestros súper poderes. Entre ellos están la visión de rayos X, la capacidad de volar y algunos bastante más interesantes: el súper giro, hasta la edición de este juego nunca visto, la visión de calor y dos tipos diferentes de súper soplido (años después sigo sin entender en qué se diferencian…).

Kemco utilizó la licencia de Superman para hacer un juego de plataformas soso, aburrido y mal hecho donde los haya. Para los anales de la historia del delirio queda la conversación que mantienen al principio del juego Superman con la estatua de la libertad. La música ratonera acaba por levantar dolor de cabeza al más pintado. A nivel de jugabilidad resulta cansino ir de un sitio para otro sin tener claro que es lo que hay que hacer exactamente. El apartado gráfico es de una simpleza insultante teniendo en cuenta que la Nintendo de 8 bits ya disfrutaba desde hacía tiempo de juegos con diseños gráficos bastante más elaborados y complejos. Un sistema de passwords nos permitía avanzar en una historia que nos veíamos a sufrir en soledad ya que solo disponía del modo para un jugador.

Ha pasado a la historia de los videojuegos como una de las decepciones más importantes de su época. Para 1988 ya existía un buen número de videoconsolas en Japón y Estados Unidos que se sintieron engañados ante este engendro.

El mismo año System 4 publicaba «Superman – Man of Steel», nuevamente aparecían versiones para Amstrad CPC, Spectrum y Commodore 64. Podéis descargar el emulador desde aquí.

Si el juego de la Nintendo parecía inspirarse en Super Mario Bros, el de System 4 era similar al Afterburner. Como si de un arcade de naves se tratase nuestro héroe se mantenía en el aire con scroll vertical. Unos cornudos demonios alados nos atacaban con muy malas intenciones y Superman les disparaba una especie de bolas de fuego que le salían de sus súper manos… En un tiempo limitado teníamos que acabar con un determinado número de monstruos del averno si queríamos pasar de pantalla.

«Man of Steel» presentaba unos gráficos muy elaborados para la época y el hardware en el que «volaba». Una banda sonora inexistente y efectos sonoros apenas perceptibles para el oído humano (quizá los hicieron basándose en la capacidad perceptiva del superhéroe). Con una dificultad bastante ajustada para garantizar la durabilidad de un producto mediocre nos encontramos ante una catástrofe que acompañaba a la irrisoria cinta titulada Superman 4 y que definitivamente acabaría por completar una década aciaga para un personaje que sin duda merecía bastante mejor suerte.

El mejor Superman de la década de los ochenta es la máquina recreativa emulada por el M.A.M.E. que programó Taito en el 88. No es una obra maestra, pero es el mejor de todos los títulos analizados en este primer artículo sobre los videojuegos del héroe de acero. Arcade de scroll horizontal al más puro estilo Double Dragon o Final Fight en el que además tenemos la capacidad de volar (faltaría más).

Los enemigos aunque bien diseñados se repiten hasta la saciedad y la mayoría muere de un solo puñetazo, lo malo es que a veces la pantalla se llena de indeseables y uno no sabe por donde empezar. Al final de cada fase nos veremos las caras con un monstruo final proveniente de los cómics de la DC. Durante el juego tenemos la sensación de ser protagonistas de una historia dibujada por Joe Shuster a la que le falta el argumento.

El apartado gráfico merece nuestros parabienes, personajes de un tamaño bastante considerable y con unas animaciones muy bien realizadas. El aspecto sonoro está, por primera vez, cuidado. Eso sí, la repetición del tema principal de la película acaba cansando al jugador más paciente y los efectos sonoros podrían haber sido mucho más espectaculares.

Es el único videojuego de Superman que tiene algo de jugabilidad, lo que no quiere decir necesariamente que nos vaya a enganchar, entre otras cosas porque el género se agotó hace algunos años.

La máquina arcade de Taito es un buen homenaje a los cómics que sirve además para cerrar el presente artículo. Como habéis podido comprobar, parece mentira que ninguna de las compañías que han diseñado juegos de Superman: Atari, First Star Software, Kemco, System 4 y Taito hayan sido capaces de crear un producto a la altura del personaje. En próximos capítulos veremos que fue de la boda de Superman (a la que por supuesto nos invitaron y saqué dinero del sobre porque puso un cubierto muy malo), de su muerte y resurrección (en lo que le igualaron a Cristo y nadie sabe porqué). Y, sobre todo, de todos esos videojuegos de nuestro héroe. Algunos tan sorprendentes como el Superman 64, que tiene el merecido título de peor software de entretenimiento de la historia. Y es que a Superman le pasa lo que a la Isabel Pantoja, que es gafe…

Más detalles e imágenes pueden ser vistas aquí.

Fuente: Octavio – gameover.es

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