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La evolución de la red eléctrica en España

Veamos cómo nuestra red eléctrica ha pasado de contar con 1.500 MW a finales de los años 1920 hasta llegar a los 106.247 MW y los más 42.000 km de líneas eléctricas de finales de 2015.

La infraestructura del sistema eléctrico y el transporte de la electricidad en España han experimentado una transformación significativa, especialmente desde la década de los años 80, entre otras razones para tratar de satisfacer la demanda del consumo de empresas, industrias y particulares, permitiendo con ello un desarrollo del país en todos los aspectos hasta alcanzar los niveles actuales en el siglo XXI. Sin una infraestructura eléctrica adecuada y en continúo despliegue, hubiese sido totalmente imposible que las empresas e industrias de los años 1940-1950 sobreviviesen del modo en que lo hicieron y sentasen las bases del tejido empresarial/industrial en nuestro país para convertirlo en la potencia europea que es hoy en día. Sin embargo, el camino no fue sencillo si tenemos en cuenta los años de la postguerra, pero todos los partícipes pusieron de su parte para no dejar a la deriva la red eléctrica española. Veamos cómo nuestra red eléctrica ha pasado de contar con 1.500 MW a finales de los años 1920 hasta llegar a los 106.247 MW y los más 42.000 km de líneas eléctricas de finales de 2015.

Los años de la postguerra y el nacimiento de UNESA

La guerra civil comenzó en una época en la que la potencia del sistema eléctrico español no superaba los 1.500 MW, siendo el 80% de la electricidad producida de origen hidroeléctrico. Aunque a priori parezca una nimiedad, esos 1.500 MW eran más que suficientes para abastecer la demanda del momento, resultando en un superávit de producción. Al finalizar la guerra, la situación se tornó complemente diferente, ya que la demanda comenzó a incrementarse y ni la sequía de los primeros años de postguerra ni la situación del país facilitaron su abastecimiento, lo cual resultó en un déficit de producción eléctrica. Para tratar de solventar este panorama, en 1944 nace UNESA (Unidad Eléctrica S.A.). Todos los esfuerzos se dirigieron a completar la red primaria y a desarrollar una red interconectada, creando un Sistema Eléctrico Nacional en el que se decidiese qué centrales funcionaban en cada momento y qué intercambios entre zonas eran necesarios para atender las demandas de consumo. Con ello, se puso fin al déficit en la producción de electricidad, abriéndose además nuevas centrales. A este respecto, la evolución de la tecnología del cableado ha sido también imprescindible, ya que sin los conductores de aluminio para las líneas de alta tensión, la infraestructura de red eléctrica tal y como hoy la conocemos no hubiese sido posible.

De UNESA a la Red Eléctrica de España (REE)

La década de 1970 gestionaba ya un sistema eléctrico bastante fiable que era capaz de garantizar las crecientes demandas energéticas con una potencia instalada que se acercaba a los 18.000 MW, cambiando radicalmente el origen de la electricidad que se producía. En estos años se dejaba ya atrás la energía hidroeléctrica, que suponía ahora el 50% de la producción total, y se daba paso a la producción con fueloil y a la energía nuclear. En este contexto, a finales de 1985 nace Red Eléctrica de España para operar en exclusiva el sistema eléctrico español y el transporte de electricidad. Iniciaría su actividad contando con 10.500 km de líneas de alta tensión y, 30 años más tarde, las convertiría en más de 42.000 km. Entre los proyectos singulares que mantiene abiertos REE destacan la conexión entre la Península y Baleares, con un ahorro significativo en costes para nuestro  sistema eléctrico nacional; la línea de interconexión España-Francia por el este de los Pirineos, duplicándose nuestra capacidad de intercambio con Europa; el nacimiento de la central hidroeléctrica reversible Soria-Chira.
REFERENCIAS:

Fuente: elandcables.com

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