Ciencia y Seudociencia

¿Qué hace falta para pensar críticamente?

Podríamos resumirlo todo empleando una frase del filósofo escocés David Hume: "Un hombre sabio… proporciona su creencia a la evidencia", pero esto es simplificar demasiado. Para pensar críticamente es necesario primero tener la actitud correcta, esto es:

Mantener una mente abierta e imparcial hacia cualquier nueva idea que se encuentre. Esto significa dejar de lado cualquier prejuicio que se tenga hacia las ideas o hacia las personas que la defiendan.

Alimentar un sano escepticismo acerca de los alegatos que se están evaluando. Aunque parezca contradecir al requisito anterior, esto sencillamente quiere decir que no se deben aceptar nuevas ideas sin primero evaluarlas cuidadosamente: hay que mantener una mente abierta, pero no tan abierta que se te caiga el cerebro, como solía decir Carl Sagan.

Asegurar una gran humildad intelectual, es decir, estar dispuesto a cambiar de idea si la evidencia así lo demanda. Los seres humanos no somos perfectos y nadie tiene el monopolio de la verdad. El universo es un lugar increíblemente complicado, y en ocasiones decir "no sé" es la posición más sabia posible.

Un pensador crítico debe ser un pensador libre, esto es, no debe permitir que presiones externas (bien provengan de la familia, el gobierno, la iglesia u otros convenios sociales) dicten sus ideas. Un pensador crítico es libre de pensar por si mismo y no permite que otros usurpen ese derecho.

Es clave tener un buen conocimiento del lenguaje y de la mente humana: sus motivaciones, funcionamiento y de las limitaciones. Este conocimiento permite que el pensador crítico sea capaz de discernir cuando una observación es real y cuando se debe a limitaciones humanas; de igual manera, le permite saber cuando se emplea el lenguaje de manera correcta y cuando se le emplea para manipular o esconder alegatos insustanciales.

Finalmente, el pensador crítico debe tener una curiosidad natural y debe tener una sed de conocimiento sin barreras. Esta curiosidad lo lleva a buscar constantemente los conocimientos necesarios para evaluar las afirmaciones con las que se enfrenta en su día a día. Preguntando constantemente, incluso si es considerado molesto o de mal gusto; los verdaderos pensadores críticos no son perezosos.

Tras armarse con esta corta lista de requisitos, debería de comenzar su camino en las lides del pensamiento crítico. Debe recordar que es un proceso largo y que requiere de una gran disciplina y compromiso, pero la recompensa es enorme: la libertad verdadera de pensar por uno mismo y la seguridad de que las creencias propias tienen todo el peso que puede dar la evidencia.

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Fuente: Lic. Jesús Pineda – cienciayleyenda.net

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