Ciencia y Seudociencia

¿Cómo puedes dudar de personas buenas, decentes y bien intencionadas, como lo son muchas veces los testigos de eventos sobrenaturales? ¿Son todos unos mentirosos?

Se desconfía de los testimonios personales en las investigaciones científicas de lo sobrenatural por la misma razón que se desconfía de ellos en un juicio penal: los testigos pueden cometer errores, pueden imaginar cosas y pueden mentir. Es por esto que siempre se pone la evidencia física por encima de los testimonios en una corte penal.

Las evidencias físicas (evidentemente, obviando los casos en los que se las manipula) son objetivas, imparciales y, lo más importante, pueden ser replicadas por cualquier persona con los conocimientos y equipos necesarios. El hecho de que los resultados puedan ser repetidos quiere decir que cualquiera puede evaluar los resultados y analizar la calidad y las conclusiones que se han extraído de ellos. Si se llega a una conclusión distinta se puede argumentar con la persona que ha realizado la afirmación inicial, empleando la evidencia para iniciar el debate y eventualmente entender mejor el fenómeno estudiado.

Es así como avanza la ciencia: se realizan algunas observaciones, se diseñan teorías para tratar de explicar dichas observaciones, las diversas teorías se estudian para realizar predicciones que puedan ser contrastadas con los hechos y finalmente se escoge temporalmente como cierta la teoría que explica de la mejor manera la mayor cantidad de hechos relacionados. Si tras todo este proceso, no ha sido posible determinar una candidata clara para la mejor teoría, se repite tantas veces el debate y experimentación hasta que se pueda establecer un convenio tentativo a espera de más evidencia.

Si bien algunas de las personas en el mundo de lo paranormal son timadores y mentirosos, la gran mayoría cree sinceramente en estos fenómenos. El problema deja de ser su credibilidad y comienza a ser el de verificar cuidadosamente si sus observaciones no se deben a confusiones, credulidad o auto-engaño. Todos sabemos que nuestros sentidos nos pueden engañar, por lo tanto tenemos que asegurar que no ha habido errores de percepción, efecto placebo o errores en la investigación. Sólo tras una evaluación cuidadosa de la evidencia se puede dar credibilidad a los testimonios de los testigos.

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Fuente: Lic. Jesús Pineda – cienciayleyenda.net

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