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La inteligencia es sexy: Escepticismo y la mujer venezolana

Este artículo es una traducción del original en inglés disponible aquí. La traducción es del autor.

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Lea la dirección de esta página. Luego, el título del artículo. Muy bien, ahora el nombre del autor. ¿Por qué un hombre está escribiendo un artículo acerca del escepticismo y las mujeres en América Latina para una página llamada skepchick.org? La respuesta es tan triste como simple: no hay muchas mujeres latinoamericanas dedicadas a las ciencias, ni mencionar siquiera al movimiento escéptico.

¿A qué se debe esto? Desafortunadamente se debe en parte a la cultura reinante en algunas familias lationamericanas. Aunque es horrible mantener el estereotipo del latino machista que gusta de mujeres lindas y sumisas, el hecho de que, en Venezuela, aún haya una fuerte discriminación en contra de las mujeres, sólo puede llevar a la conclusión de que el "macho vernáculo" aún goza de buena salud. Sin duda alguna, han habido avances en los últimos años, pero como muchos estudios sociológicos muestran, aún queda mucho por hacer.

Las mujeres inteligentes intimidan a muchos hombres, principalmente debido a que sienten que si una mujer no es una tonta con enormes senos o una enternecedora figura materna, entonces hay una buena posibilidad de que esa mujer sea un traicionero marimacho que sólo desea apropiarse de la propiedad del varón… y de su masculinidad.

La familia latinoamericana tradicional es matriarcal (en las ocasiones en las que no hay abandono de la figura paterna, el padre rara vez participa de la vida familiar), pero esta tradición no se ha traducido en una aceptación de la capacidad de la mujer de manejar las complejas tareas que conlleva la vida independiente. El éxito de multitud de mujeres solteras que crían niños y crecen en sus carreras sólo parece haber traído una idea contradictoria en muchos países de la región: se espera que una mujer sea asertiva, vivaz y brillante sólo en aquellos asuntos relacionados con su familia, mientras que se demanda que sea una consorte comprensiva y tolerante en cualquier otro aspecto de su vida. Cualesquiera habilidades sobresalientes que se posean son percibidas como desviaciones del rol apropiado para una dama en la muy Católica familia latinoamericana.

La discriminación sexual no es el único problema. Las mujeres venezolanas aparentan ser extremadamente superficiales y desdeñosas de la idea de mostrarse como conocedoras de ciencia. Muchas son lo suficientemente brillantes y tienen la educación necesaria, pero se encogen de hombros ante la posibilidad de mostrarse como las inteligentes mujeres que son. Son "escépticas de closet". Durante toda su crianza se les ha dicho que hacer preguntas, pensar independientemente, o sencillamante aprender ciencia no son el camino de una señorita. Han sido muchas las discusiones del autor con su madre en las que ella defendía la patentemente errónea idea de que las mujeres eran intrínsecamente peores en ciencia que los hombres y que, por consiguiente, debían perseguir carreras lo más alejadas posible de la ciencia o la investigación escéptica. Ese es un terrible recordatorio de lo que ocurre cuando se promueven prejuicios incoherentes a la categoría de hechos incontrovertibles.

Las mujeres venezolanas también se preocupan mucho de su apariencia. En ocasiones sorprende a un observador extranjero que las mujeres latinoamericanas apuesten tanto en su físico. En ocasiones esta observación les lleva a la conclusión de que las mujeres latinoamericanas son sólo superficiales coquetas; pero hay un método para su locura, y no es sólo el complacer a los caballeros. Hay lamenteables hechos socioeconómicos tras esto.

Durante los últimos 20 años, la economía venezolana ha recibido duros golpes debido, entre otras razones, a administaciones corruptas e incompetentes y programas económicos populistas. Esta situación ha llevado a muchas personas a buscar formas rápidas y fáciles de alcanzar estabilidad económica. Uno de esos caminos rápidos a la riqueza, al menos para las mujeres, es la antigua tradición del matrimonio por dinero. Para asegurarse de obtener sus objetivos, las mujeres venezolanas se esfuerzan para ser tan físicamente atractivas como sea posible. Esto ha llevado a que la cirugía estética sea una empresa creciente en el país, incluso lanzando a la fama a algunos cirujanos plásticos. Se considera que el éxito tiene más que ver con conseguir a un bobo con una gran chequera que con la habilidad o el talento que se posea.

Otro camino para salir de la pobreza para las mujeres venezolanas es el modelaje o la participación en la miríada de concursos de belleza que se llevan a cabo en el país. Venezuela tiene una larga tradición de reinas de belleza, con casi diez victorias en los concursos de Miss Mundo y Miss Universo. Esto ha convertido al concurso Miss Venezuela en un evento nacional que reune a familiares y amigos frente a la televisión para dar un largo vistazo a las más bellas (y dolorosamente frívolas) mujeres de la nación.

Las jóvenes que participan en esos concursos pasan por un duro proceso de selección para tener la oportunidad de participar. El tortuoso camino a la corona consiste de interminables rondas de ejercicio, dietas y, si se considera necesario, cirugía plástica y escuela de modelaje. Aquellas que no lo logran son dejadas de lado para intentarlo de nuevo, con sus cuerpos y autoestimas desarmadas. Sin embargo, aquellas que llegan hasta el final se lo llevan todo: contratos de modelaje, programas de televisión, telenovelas y fama nacional les esperan. La farándula venezolana está repleta de ex-misses devenidas en actrices, anfitrionas de programas de TV e incluso comentaristas noticiosos. Es muy difícil resistir semejante canto de sirena.

¿Cómo se contraresta el atractivo de la beldad estúpida? ¿Cómo conseguimos que más mujeres jóvenes se interesen por la ciencia, la racionalidad y la investigación escéptica? No existen 'balas de plata' para resolver el problema, puesto que esto involucraría cambiar las opiniones de todo un sector de la sociedad. Sin embargo, organizaciones como Skepchick, Intl. son un paso en la dirección correcta; mostrándole a niñas y mujeres que no sólo está bien ser inteligentes, sino que es algo para enorgullecerse y que debe fomentarse. El crecimiento explosivo del movimiento 'Skepchick' es una excelente evidencia de que hay mujeres dispuestas a enfrentarse a los prejuicios y a las tontas reglas sociales para mostrar su fuerza como escépticas. Deben ser apoyadas para que su crecimiento vaya de la mano con la parte 'International' de su nombre.

Por nuestra parte, continuaremos llamando la atención hacia las 'Skepchicks' entre nuestros compatriotas de ambos sexos, al tiempo que retaremos ad nauseam a todo aquel que se nos cruce para que acepte que… "¡La inteligencia es sexy!" (Smart is sexy!)

Fuente: Lic. Jesús Pineda – skepchick.org

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