Tecnología

El avión Solar Impulse vuela sin contaminar

La idea de un avión tripulado capaz de volar día y noche sólo con energía solar puede parecer ciencia-ficción, pero los socios del proyecto Solar Impulse esperan que se convierta pronto en realidad. Este proyecto, liderado por Suiza, fue presentado en un seminario titulado «Hacia una aviación más sostenible» que se celebró el 9 de abril de 2008 en el Parlamento Europeo, donde recibió el respaldo oficial de la Comisión Europea.

El prototipo de aeronave, que se está construyendo en Alemania, tiene un aspecto similar al de un planeador, con alas amplias y un fuselaje delgado y ligero. A fin de captar suficiente luz solar, este avión ultraligero tiene una envergadura de 61 metros, igual que un reactor Jumbo. Sin embargo, el Solar Impulse es mucho más ligero que el Jumbo, ya que pesa 1.500 kg. Nunca antes había logrado volar un avión de igual tamaño, peso y velocidad.

En cuanto a su autonomía, se calcula que el prototipo será capaz de almacenar suficiente luz solar para volar durante 36 horas seguidas. Para tal fin acumulará la energía captada por una superficie de 200 metros cuadrados de células fotovoltaicas de silicio monocristalino situadas en las alas de la aeronave. Cada célula puede suministrar a la hélice del avión 30 vatios de energía continua.

Con una eficiencia total del 12%, los motores de la nave podrán alcanzar entre 8 y 12 caballos de fuerza (la potencia de la que disponían los hermanos Wright cuando realizaron el primer vuelo propulsado en 1903) y una velocidad media de 70 kilómetros por hora.

Bajo las alas hay cuatro cabinas que contienen, cada una, un motor, una batería de polímero de litio y un sistema que controla la temperatura de la aeronave. Su aislamiento térmico se ha diseñado para conservar el calor radiado por las baterías y garantizar su funcionamiento incluso con el intenso frío que hace a 8.500 metros de altura, que es la altura máxima tolerada por el avión.

Se han programado vuelos de prueba virtuales con el prototipo para principios de 2009 a fin de validar las tecnologías y los procesos de construcción seleccionados. Las pruebas consistirán en el uso de un modelo informático del avión mediante condiciones simuladas a partir de datos meteorológicos reales. Seguidamente se construirá una segunda nave con una envergadura de 80 metros (la misma que un Airbus A380) capaz de efectuar varios ciclos de vuelo de 24 horas.

Si todo va según lo previsto, el avión estará listo en 2011, cuando está programado que dé la vuelta al mundo en cinco etapas. Durante esta travesía el avión será pilotado por turnos por los aventureros suizos Bertrand Piccard (iniciador del proyecto) y André Borschberg (director ejecutivo del proyecto).

El Sr. Piccard intervino en el seminario de Bruselas y afirmó que este ambicioso proyecto de 70 millones de euros, financiado con fondos privados, ayudaba a refutar la creencia de que el mundo nunca podrá liberarse de su dependencia de los combustibles fósiles.

«Siempre ha habido gente que negara la posibilidad del progreso», señaló el Sr. Piccard, recordando que algunas personas fueron condenadas como herejes por afirmar que la Tierra no era plana sino redonda. El Sr. Piccard cree que un día nos reiremos por haber creído que no habría futuro sin combustibles fósiles, como nos reímos ahora de quienes una vez creyeron que la Tierra era plana.

Los precios de la energía no dejan de subir y la gente no tendrá más remedio que cambiar de mentalidad y comprender que las energías renovables son una parte viable de la solución. También se necesita voluntad política, según el Sr. Piccard, quien agradeció a la Comisión Europea su apoyo al proyecto. «Admiro a quienes poseen el coraje político de obligar a nuestra sociedad a librarse de su dependencia de los combustibles fósiles. Convirtiéndose en un símbolo del compromiso de Europa con los medios de transporte limpios, Solar Impulse se propone contribuir a difundir el mensaje de que las energías renovables son una oportunidad que no debemos dejar escapar», declaró.

Jacques Barrot, Vicepresidente de la Comisión Europea y Comisario de Transporte, que asistió al seminario, afirmó que no tenía que pensárselo dos veces para conceder su apoyo a este «audaz» proyecto. «Un mundo sin aviones es inimaginable. Pero seguimos sin tener una idea clara del avión del futuro, una aeronave inocua para el medio ambiente. El proyecto Solar Impulse encarna el reto de llevar las tecnologías y los materiales de hoy a su límite, e incluso más allá, para acelerar la llegada de las tecnologías del mañana», declaró el Vicepresidente.

«Este avión representa el aspecto que debería tener el transporte sostenible del futuro», añadió.

La eurodiputada Christine de Veyrac, organizadora del seminario, convino en que este proyecto era la prueba de que la movilidad y el respeto por el medio ambiente no son objetivos irreconciliables. «Se espera que este proyecto no sólo genere avances tecnológicos mediante las innovaciones necesarias para su buena marcha, sino también que conciencie a los europeos de la necesidad de respetar el medio ambiente y ponga de relieve el problema de agotar los recursos energéticos», explicó.

La UE también está intentando llevar la aviación a una nueva etapa de desarrollo tecnológico. Recientemente lanzó la iniciativa Clean Sky, de 1.600 millones de euros, cuyo propósito es mejorar la competitividad y la vertiente medioambiental de la industria de la aeronáutica mediante el desarrollo de «tecnologías más limpias y más competitivas». Mediante esta iniciativa, que es una asociación público-privada entre la industria, la comunidad investigadora y la Comisión Europea, se invertirá en investigación e innovación con el objetivo de reducir las emisiones de dióxido de carbono (CO2) en un 40%, las emisiones de óxido nitroso en otro 40% y las emisiones de ruido en el orden de 20 decibelios. Se espera que estos avances se realicen a tiempo para que la nueva generación de aviones comience a funcionar a partir de 2015.

Fuente: Cordis Noticias – UE

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