Miscelánea

No le digas a mi madre que trabajo en bolsa

Tenía 15 años cuando leí mi primer libro a cerca de los mercados, «No le digas a mi madre que trabajo en bolsa» se llamaba. Como introducción descriptiva a cerda de las bolsas españolas no estuvo mal, pero a nivel práctico no me sirvió de nada. Estábamos en el S.XXI, tenía que evolucionar.

Por aquel entonces no existía, aunque Warren Buffet ya había ganado más de 13.000 millones de euros en bolsa (ahora tiene más de 60.000), por lo que me pareció buena opción dedicar tiempo a estudiarlo. Yo era joven por lo que una persona que hablaba de la importancia del análisis fundamental como base de toda inversión, por encima del análisis técnico, no terminó de convencerme. Yo no quería gastar 10 años de mi vida en conseguir una rentabilidad anual media del 10%. Quería mucho más, o por lo menos algo más rápido. El tiempo fue pasando, seguí buscando.

En televisión, dos inversores destacaban sobre el resto: Antonio Sáez del Castillo y José Luis Cava. Sus personalidades y planteamientos eran muy diferentes, sin embargo llegué a una conclusión muy clara después de haber gastado varios cientos de euros en sus libros: probablemente ninguno de los dos ganara dinero en bolsa sino más bien organizando cursos y vendiendo libros. Como dijo Antonio Sáez «Yo gano dinero cuando la bolsa sube, cuando la bolsa baja y cuando la bolsa está cerrada». Lógico. En todo caso ambos defendían una misma idea que tomé por buena: hay que empezar a operar en papel.

La expresión «operar en papel» carece de sentido hoy día, no así la idea subyacente: hay que desarrollar un sistema simulando las operaciones con datos reales de mercado pero sin utilizar dinero real. Una vez tengamos un sistema que funcione, llegará el momento de ponerlo en práctica con dinero real. El objetivo es evidente: no perder dinero inútilmente.

Y así lo hice. Era el momento de empezar a operar con dinero real. Abrí una cuenta en Interdin Futuros y empecé a operar con futuros sobre índices y bonos utilizando gráficos de Visual Chart. Nunca pensé que un bróker pudiera ganar tanto con las operaciones de un solo cliente, pero sobre todo nunca pensé que la psicología del trading fuera tan dura. Me percaté de que no hay prueba ni simulación que nos prepare circunstancial ni psicológicamente para la operativa con dinero real. Fue entonces cuando descubrí Forex. 

¿Cuál es la diferencia? Hoy día es posible realizar operaciones con dinero ficticio sobre datos reales de mercado en tiempo real. Sin duda es una gran mejora pues antes era necesario tomar notas sobre puntos de entrada y salida manualmente para después calcular beneficios y pérdidas, como no, a mano. Por esas y otras mejoras la experiencia de simulación es ahora mucho más real y útil en consecuencia, sin embargo el mayor cambio no ha sido el poder simular operaciones de un modo verosímil sino el poder hacer operaciones con dinero real sin apenas arriesgar capital, con saldos mínimos.

Con brokers como iForex es posible hacer operaciones utilizando hasta 400 veces el dinero del que disponemos en nuestra cuenta, sin arriesgar más que lo que tenemos, por lo que, utilizando apenas 50 € de nuestro capital podemos operar como si de 20.000 € se tratara. Ello sumado al hecho de que los datos de mercado, análisis y cotizaciones sean completamente gratuitos, nos permite desarrollar no sólo sistemas de inversión, sino prepararnos psicológicamente para llevarlos a la práctica con un riesgo de pérdidas completamente acotado. Empezar a operar en bolsa nunca había sido tan sencillo así que, no se lo digas a mi madre.

Fuente: Elena d G.

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