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Calígula,la sorprendente visión de Marisol Martínez sobre el texto Albert Camus

Por Julio César Alcubilla

THP Internacional

Artes Escénicas /Récord Report

Estimados lectores, esta entrega debió haber sido publicada hace un mes, pero por una situación de salud, tuvo que ser postergada. Sin embargo, en esta primera entrega, expongo el análisis crítico del hecho teatral, del espectáculo Calígula, de la Directora y dramaturga venezolana Marisol Martínez.

Destaca este montaje en lo referente a la puesta en escena, Martínez respeta el texto del autor Albert Camus, llevándolo a un montaje ingenioso, potente, revelador, exponiendo el poder desencarnado, en este personaje histórico, que no conoce límites.

Alcanzando un resultado entre matices, pues su elenco no la acompaña con total acierto, compromiso, ameritando algunas revisiones.

Profundizando en el montaje y la puesta en escena

Marisol Martínez logra un relato cronológicamente lineal, como lo demanda el autor Albert Camus. Exponiendo así los rasgos Aristotélicos, de la narración bien hecha: introducción, clímax y desenlace. Dejando clara la igualdad entre el bien y el mal.

Martínez, en su innovador montaje, nos presenta al senado quebrantando la cuarta pared, haciendo ver que el público forma parte de la escena, reflexionando en la propuesta de Camus, el cual propone quizás como hipérbole, el recurso del teatro dentro del teatro.

Marisol juega con el espectador en su concepción estilística de la escena en general, no escapando el acento en el vestuario e iluminación. Junto a elementos semióticos y ese triple espacio escénico, logrado a través de un velo, que devela el cuidadoso trabajo escenográfico y se dirige a ser semántico.
Propone el texto expresado en la contemporaneidad  y naturalidad enunciativa, atreviéndose en algunas escenas, a la ruptura de la lectura, para sorprendernos con intervenciones de música contemporánea.

Se nos ofrece un espectáculo con plausible acierto como puestista, en el que lo antiguo y contemporáneo, pueden alternar en la escena y brindar así rasgos concretos del teatro posmoderno.

Destaca su arquitectura lumínica, la cual es un gran peso dentro de la propuesta, alcanzando un rol trascendente. Acrobacias irrumpen de pronto en la escena, con sorprendente acierto, demostrando esa visión sólida, arriesgada, sorpresiva, que nos conquista como espectáculo.

En la propuesta de Marisol Martínez, el escenario se convierte en un espacio de intervenciones, de ideas, permitiendo al espectador que en su proceso de desconstrucción de la escena, logre comprender la ruptura de paradigmas.

Por otro lado,  el dispositivo escénico satisface la intriga del espectador, al ver las deformidades de sus bordes.
Martínez incorpora espacios escénicos independientes, con figurantes que develan la libre sexualidad del personaje Calígula, asomando la interdiscursividad  como variante de la intertextualidad o relación con el texto.

Por otro lado, a través de ese recurso que irrumpe en la escena con acrobacias, penetra en la mente del personaje, trasladando al espectador a una dimensión en la cual sentimos su piel, dentro del diálogo, ausente y hasta perdido, profundamente lacerante.

Destacando por igual en este montaje, imágenes en flashback, del pasado del personaje o del presente reflesivo. Alcanzando esa meta en la que el espectador, entre palabras e imágenes, configura y se llena con el sentido de la puesta en escena.

El trabajo de actor

En primer lugar debemos destacar que en general y especialmente Albert Camus en Calígula,, el intérprete de este rol, debe reflejar que su texto se enmarca en el poder, en su mirada o expresión visual.
El Calígula de Camus, ciertamente ha de expresar libertad, pero no es felíz, es incapaz de sentir el amor o la amistad, esto fue alcanzado por  Elvis Chaveinte, sin embargo  y esto depende en gran parte, en la dirección de Marisol Martínez, hacer que su representación, en lo referente a la construcción del personaje Calígula y en el resto de los roles, fuese un reto en dos direcciones.

Primero en el mantenimiento de la corporidad, teatralidad, voz, gesto, fuerza interpretativa. Enmarcado en el universo psicológico de cada personaje. Fundamentalmente el personaje Calígula de Albert Camus, representa la insastifacción consustancial al ser humano. Y debe hacer llegar lo mas claro posible la potencia del texto, basándose en potenciar su relación comunicativa con el público y no solamente con la escena.

Poseedor a su vez de un nivel de contenido gestual, formado por todos los datos del personaje y su historia. Estableciendo una metacomunicación, para un destinatario o público, que a su vez la nutre con su interacción.

Gestos, miradas, el poder de la voz, la memoria y la sugestión. La palabra como herramienta de comunicación para el espectador

Alcanzando ser un signo escénico, que pretenda hacer reflexionar al interlocutor, en la razón de la sin razón del personaje. 

No olvidando que la manera de decir, parte de un diálogo interior, el cual ha de ser mostrado al espectador, claramente, sin equivocaciones interpretativas, entre el yo locutor y el yo receptor o público.Destacando además, que este yo receptor constituye una presencia determinante, para dar significacia al montaje.

Elvis Chaveinte, nos ofrece un trabajo comprometido en la intención, no así en el resultado. Considero que en el trásito de su personaje, su impulso se disuelve dentro de la escena, aunque en el recocimiento de la misma, aparecen emociones en forma de impulsos, lo hace de manera discontinua, rozando incluso la comodidad representativa, exponiendo su zona de confort.

La ausencia de variaciones en la mirada, en el gesto, en su nivel tonal, incluso por momentos no marca el ritmo. En su representación, cuando profundiza en su memoria emocional, olvida cómo podría ser más lo que es. 

Esto nos lleva a concluir un trabajo alcanzado de actor, en lo que hoy se reconoce como el teatro doméstico aunque recurrente, venezolano. Decidiendo entre el actor que desea exponer una relación estable, escasamente lumínica y entre un texto y un montaje enmarcado en su naturalidad, en pos de una teatralidad contundente.

Cesonia representada por Nakary Bazan, la única mujer del elenco. Cesonia aparece en la escena en el segundo acto. Este personaje en la visión del autor Albert Camus, ha de mostrar como primera señal psicológica del personaje y del intérprete,  una acción como si fuese marioneta gravitando en la escena. Es probable que la visión de la directora Marisol Martínez, no haya contemplado esto y considerar otros caminos para la arquitectura de este personaje.

Por otro lado, Cesonia como personaje, demanda de la intérprete fuerza interior representativa exigente. Estamos frente a una mujer mayor que Calígula, que lo ama e intenta detenerlo aunque sucumbe, nada bella. Con un visible temple, en el que la timidez representativa, no puede estar presente y ser mucho menos débil.

Cesonia en la propuesta de Albert Camus, está desequilibrada, incluso roza la locura. Lo cual demanda de su intérprete un gran aporte. Nakary Bazan se enfrenta a un texto nada naturalista. Este supone un manejo de la entonación, fraseo, hay que proyectar la voz para decirlo.

Este personaje es uno de los principales en el Calígula de Camus y para nada tiene la latitud de una señora doméstica, sumisa, como lo representa Nakary Bazan, en cuyo caso además de no reflejar desequilibrio, fuerza, transiciones expresivas, gestos en pugna. Considero que bien sea por el ejercicio de dirección, o por su visión personal del personaje, optó por ser mas naturalista.

Debió aun así mantener una escena fuerte, creíble, quizás asumir al persoonaje de Cesonia dentro de un universo más comprometido.

Finalmente al considerar el aporte de su actuación, presumo que olvidó que el intérprete ha de lograr ese diálogo trasvestido, autosuficiente. En el que la interacción con el interlocutor, se alcanza a través de esa comunicación, en la cual se develan todos los datos de la psiquis del personaje.

Vito Leonardo como Sonecto, nos ofrece solidez interpretativa, dominio del gesto y verbo.

Abilio Torres como Quereas, se pasea entre la fuerza y abordaje psicológico de su personaje, correcta dicción  y la interpretación eficaz y verosimil de su aporte. Sin embargo, y esto no se si es producto de la dirección de actores, o su propuesta. Dirige mas su actuación al espacio escénico que al público, esto aún me hace pensar.

Mis consideraciones finales con respecto a Calígula de Marisol Martínez, tomando en cuenta su objetivo de respetar al autor Albert Camus, nos demuestra una vez más el talento de esta directora y dramaturga venezolana. En este trabajo destaca mas como puestista.

Considerando que legó casi toda la responsabilidad del trabajo de actor, a su elenco, quienes cumplen pero no trascienden. Un trabajo interesante, contrastante, recomendable.


En una próxima entrega, la entrevista con Marisol Martínez

Fuente: Julio César Alcubilla para Récord Report Internacional en THP/Artes Escénicas

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