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Longanizo… la escena que nos atrapa

Bolívar, un héroe desmitificado convertido en monólogo existencialista. El hombre que intersecta al personaje histórico en su dolor humano… Oda de amor y quebranto psíquico que contrasta con la caída y el recuerdo… la atmósfera del rechazo que afectó al Libertador, llevada a la escena por el Grupo Actoral Séptimo Piso, en la Sala Horacio Peterson de Unearte. Dirigida con impecable factura por Dairo Piñeres y la  sobresaliente interpretación de Alexander Rivera
Por. Julio C. Alcubilla B.
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No me es fácil en ésta oportunidad redactar ésta nota siendo muy objetivo. Cuando uno se reencuentra con las artes escénicas en Venezuela, luego de una ausencia de poco más de 10 años, sería lógico pensar que la evolución de las mismas nos conducirá por caminos de sorprendente tesitura. Sin embargo, como muchos aspectos de nuestro país, a excepción de pocas novedades valorables, la escena teatral venezolana está quebrantada desde hace algún tiempo, pues nuestras producciones, factura interpretativa y espectáculos destacables, no han sido prolijos en los últimos tiempos.

Al contrario de ello, el montaje visto ayer de la mano del Grupo Actoral Séptimo piso, sobre un maravilloso y poético texto del dramaturgo venezolano Néstor Caballero, me hizo despuntar en emociones recordando otros tiempos, del gran teatro del mundo en Venezuela.  Comprender por igual, que existe mucho talento aún en nuestro país y concluir que nuestras artes escénicas ciertamente necesitan ser apoyadas por el Estado, las empresas privadas y organizaciones de todo tipo.

Longanizo es una obra que desgarra no solamente nuestras estructuras y percepciones mentales y emocionales, sino nos convida a vivir a través del personaje, lo intrincado de su factura poética, que se nutre del dolor como símbolo de la desilusión de un héroe histórico, el Libertador Simón Bolívar. Alexander Rivera, en su trabajo actoral, logra construir una imagen desdibujada de héroe, para enaltecer el valor del hombre en su relación humana. Así Longanizo a través del monólogo y del psicodrama, demuestra la pérdida de la heroicidad, para develarnos a un hombre de carne y hueso, llamado Simón Bolívar.

Longanizo recuerda a sus amores: Maria Teresa del Toro, Manuela Sáenz y Ana Lenoit, la última mujer que buscó el Libertador antes de morir. Nos compromete con su historia, la historia de la que formó parte y la historia negada que no lo valoró. Longanizo censura su herencia, la degrada hasta el punto de mostrarnos que es objeto de idolatría espiritual y de rituales de brujería.  Por medio de un relato escénico, en el que prevalece la atmósfera de la desilusión, nos reconocemos como espectadores en un viaje a los estados emocionales y psiquis del personaje "Longanizo" y muy probablemente, de nuestros propios estados. Más allá de que éste nombre fue tomado por Caballero, del modismo colombiano  de una época, utilizado para referirse a él, por algunas de las características del Libertador y  por sus antecedentes mestizos.

Dairo Piñeres, nos obsequia a través del montaje, el abordaje de los conflictos de "Longanizo" y su relación con el pasado, como una metáfora de su existencia presente, en el recuerdo valorado o por valorar del espectador. Un espectador que lo descubre a través del hilo conductor de su trabajo de dirección, basado en lo introspectivo, en el análisis expresivo y la elevación del gesto o discurso.

Dentro del psicodrama, existen conceptos revisables como el shock, o develación de los estados delirantes y alucinatorios, que en el Longanizo, se profundizan aunque no explícitamente, bajo el recurso de la técnica de Konstantín Stanislavski. La cual consistía básicamente en hacer que el actor experimente durante la ejecución del papel emociones semejantes, parecidas a las que experimenta el personaje interpretado. La imaginación, la capacidad de improvisación, la relajación muscular, la respuesta inmediata a una situación imprevista, la reproducción de emociones experimentadas en el pasado, la claridad en la emisión verbal, etc. Son un método que resuelve el abordaje psicológico del personaje y plantea la búsqueda de afinidades, entre el mundo interior del personaje y del actor.

Sin embargo, la propuesta de Séptimo Piso en lo referente a la dramatización del actor, involucra por igual a la expectativa que se tiene de ésta obra  por parte del público, proponiendo de alguna manera, una experiencia terapéutica, reflexiva y hasta de fragmentación de su conocimiento o percepción de la historia, contada por su Autor Néstor Caballero. Longanizo nos promueve el análisis de los símbolos gestuales convertidos en impactante discurso, haciéndonos comprender, que el personaje histórico en muchas escenas es objeto de diagnóstico, por parte del espectador.

Se descubre a una imagen de Simón Bolívar no muy normal, su locura traspasa nuestra idolatría. Muchos estudiosos de la historia del Libertador, concluyen por igual, que la sicología de Simón Bolívar al ser llevada a un personaje teatral y construir el mismo, debe basarse en la temprana pérdida de su madre, la presencia de la tuberculosis temprana en su primera infancia, la particular relación con su padre, con el tío y sus maestros y la evolución de sus relaciones con la mujer. Quizás éste último aspecto, ha sido el más tomado en cuenta, por el Director, Piñeres, en la simbología del amor. Longanizo propone que los elementos escenográficos, la utilería, son puerta de entrada para rememorar al Libertador y los mismos interactúan como actantes, con el personaje. Por otro lado las acotaciones escénicas, están concebidas para hacer la transición del pasado, a través de dispositivos lumínicos en cascada.

Acerca del autor
Nestor Caballero, con una amplia trayectoria en las Artes Escénicas, un poco más de treinta obras en su haber, de trascendente calidad si observamos su edificación estructural, plena de mensajes y meta mensajes, enriquecidas muchas veces por sus trazos poéticos. Con al menos treinta y cuatro galardones, dentro y fuera de nuestras fronteras; en Longanizo su perspectiva emocional se agiganta. El mismo montó la obra en 1988 en el Fortín del Zamuro  en Ciudad Bolívar, Luego de haber sido disfrutado su estreno en el Teatro San Martín de Caracas. Podemos recordar una lamentable anécdota suscitada en el estreno, ocurrida a Sebastián de Falco, quien sufrió un accidente.

Esta obra, fue llevada a Portugal  e interpretada por un actor de raza negra, con memorable desempeño. Longanizo ha sido representada en más de 100 funciones, por el Teatro Estable de Maracay, en el Estado Aragua- Venezuela. El Director Peñeres acerca de Longanizo, comenta… "esta obra representa un reto en mi carrera, un actor que me parece uno de los más talentosos de la nueva generación, un autor al que admiro por su poética teatral y vernácula y un equipo artístico, que trabaja creativamente para un espectáculo donde la historia de Simón Bolívar y sus últimos momentos, se vuelven una aventura hacia lo maravilloso".

Narrativa en perspectiva
El contenido de la obra de Caballero, es llevada a la escena con múltiples elementos memorables, en un intento por destacarlos e interpretarlos, probablemente me exponga, a ser muy elocuente en mis comentarios: Los cascabeles en el vestuario inicial de Bolívar, junto a las telas y harapos, nos connotan una imagen espectral. En las primeras escenas, en los desplazamientos recordando a María Teresa, el paso del caballero andante evoca por igual al amante, que desdibuja un amor no fraguado.

Bolívar se desnuda, se cambia ante público, se viste de casaca gris y negra, sus laureles son revisados en la oscuridad, en la penumbra… el Libertador, se lava con tierra, como la tierra que le dio gloria y le canjeó reconocimiento por idolatría. El vestuario gris, blanco y negro, surge como metáfora del tiempo y el dolor del luto en la torturada lectura por la aflicción. Ritmo marcado por los latidos del alma y del pensamiento, que se debaten entre la ira reflexiva y el recuerdo del amor como recompensa…"A veces pienso que mis pasos fueron guiados por demonios"…

Se suceden las escenas una a una, manteniendo en el espectador una vorágine de reflexiones…llega Manuela y su rostro cambia, se eleva nuevamente, adquiere la expresión del macho galante… Se masturba… Manuela colma la mitad del escenario… "Vulva Manuela, ambrosía"… un elemento se nos ofrece, como símil natural del placer, la vulva de Manuela se transmuta en patilla. Este efecto blasfemo del placer, nos hace cómplices de una lujuria clandestina, somos parte de la cópula, como voyeurs nos hacemos uno con la lujuria… con un elemento tan simple, sucumbimos ante la poesía erótica del director Dairo Piñeres.

Bolívar con el devenir del tiempo, por un proceso de fragmentación popular en la lectura de héroe, se transforma,  se transfigura, se hace contemporáneo, es preso de una incorporación espiritual de su propio yo… luego "déjenme leer la carta"… esa carta del amor eterno. Esa carta nos concluye al quemarse, que surge como recurso para dibujar el amor del hombre por la mujer. Por la ausencia de su primer amor insatisfecho… la madre que nunca lo acunó… Doña Concepción Palacios y Blanco, entra a la escena y nos muestra anhelos al ser musa que inspira el poder y la conquista de la historia. 

Del Director
Dairo Piñeres, con más de 100 obras en su haber, ganador del Premio Municipal de Teatro en 2006, es profesor de UNEARTE y de la Escuela Superior de Artes Escénicas Juana Sujo. Captura al público, hasta comprometerlo.

La propuesta escénica
La escenografía en tonos grises, terrosos, lavados, contenido derruido, pleno de elementos más propios de un naufragio, nos induce a través de un aspecto desolador en el que el espectador identifica tres espacios escénicos. Uno al centro con intensidad de atmosferas de izquierda a derecha, en el que el juego de los extremos enfatiza las expresiones de hondo contenido reflexivo y visceral. A su vez el espectador juega con su psiquis, con la psiquis del personaje, se deja atrapar por lo observado, no solamente en las escenas que se desarrollan sino en la percepción que a modo de espejo, lo sensibilizan con el público que tiene al frente. 

La acción teatral y el lenguaje corporal, se construye permitiendo que el actor posibilite la creación, alojando las acciones de la mente del personaje, que se muestra desde la penumbra y abre las puertas para acelerar un viaje interior. En el que existen tres zonas demarcadas coercitivamente, demostrando que cada una de ellas hacen la obra…el público, la escena y el otro público que vemos al frente..."silencio te ordeno que esperes"…. Vestuario, iluminación, sonido, complementan la propuesta, brindando un espectáculo de gran valor conceptual.

El desempeño del rol
Alexander Rivera, actor de la planta estable del Grupo Séptimo Piso, Premio Municipal de Teatro por su actuación en "Incidente en Vichy". Es Licenciado en Teatro Mención Actuación en la UNEARTE, es por igual docente y comienza a dar sus primeros pasos en la dirección escénica. Su manejo del verbo, del gesto, su trabajo actoral en "Longanizo", nos develan un talento sin fisuras… convincente en su fuerza histriónica e interpretativa. Probablemente a modo de encontrar aristas en su representación… pudiese notarse que en el desempeño del rol, si nos basamos en el personaje histórico real de Bolívar, éste surca una existencia signada por la tuberculosis. En tal sentido la fuerza y temperamento que le imprime Rivera a su personaje, se aleja un poco de ésta realidad, no hace referencia a gestos donde éste implícita tal enfermedad… pero que al mismo tiempo, en la ejecución de su trabajo, esto se olvida, pues el talento se impone.









Ficha Artística
Longanizo 
Alexander Rivera
Ficha Técnica
Diseño Gráfico
Marcos Rivas
Prensa y Promoción 
Mariana Calderón
Diseño de Iluminación 
Alfredo Caldera
Diseño de Escenografía

Hector Becerra


Pintura Escénica

Héctor Becerra

Diseño de Vestuario

Joaquín Nandez, Obdulia Chacoa y Olga Hernández

Producción Artística 

Patricia Romero

Asistentes de Escena

Leonardo Mendoza Y Stephanie Chavea

Producción

Carlos Chacón
Autor
Nestor Caballero
Dirección General y Puesta en Escena  Dairo Peñeres 
Sala Horacio Peterson Unearte, Plaza Morelos

Esta obra podrá ser vista en Unearte, Sala Horacio Peterson, hasta el 01 de Junio, Valor de la entrada Bs.30

Fuente: Lic. Julio C. Alcubilla B.- Cultura-Arte y Espectáculos

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