Biociencias

La biodiversidad y la clasificación de las especies

El término biodiversidad ha pasado a tener en los últimos tiempos una presencia habitual en los medios de comunicación, relacionado a menudo con la acción humana, principalmente como destructora de los entornos naturales. Se ha puesto énfasis especial en la necesidad de, por un lado, establecer un sistemático recuento de las especies de seres vivos de nuestro planeta, pero sobre todo de conservar esta biodiversidad, como un patrimonio necesario para un futuro sostenible.

Biodiversidad (Imagen: elobservatodo.cl)El PNUMA (Programa de las Naciones Unidad para el Medio Ambiente), especialmente desde el establecimiento del "Convenio sobre la Diversidad Biológica" que nació en la cumbre de Río en 1992, ha puesto énfasis especial en la necesidad de, por un lado, establecer un sistemático recuento de las especies de seres vivos de nuestro planeta, pero sobre todo de conservar esta biodiversidad, como un patrimonio necesario para un futuro sostenible.

Se trata de un objetivo difícil de cumplir: En los más de 3.500 millones de años de historia de la vida en la Tierra, han aparecido y desaparecido muchísimas especies, y, la catalogación científica de las especies vivas, una taxonomía sistematizada por el botánico sueco Carl von Linne, nació sólo a mediados del siglo XVIII.

von Linne estableció la base de la actual taxonomía, agrupando a los seres vivos en jerarquías que daban cuenta de las similitudes entre especies cercanas. La ciencia taxonómica ha ido alterando a menudo la forma en que esta ordenación se realiza, y, especialmente en el último siglo, ha sido también puesta en cuestión la forma de reconocer las especies y ordenarlas, por un lado porque los análisis genéticos permiten encontrar similaridades entre especies cuyo aspecto exterior antes no las colocaba vecinas taxonómicamente, y, por otro, porque muchos biólogos defienden la conveniencia de usar jerarquías que tengan relación evolutiva (filogenética), como sucede con las clasificaciones cladistas. El uso cada vez más habitual de la secuenciación genética y de la bioinformática permite, así, establecer taxonomías más exactas y adecuadas y, paralelamente, intentar así sistematizar todo el conocimiento.

Las estimaciones del total de especies que actualmente habitan la Tierra varían grandemente, estableciendo que hay entre 2 y 7 millones de especies diferentes, aunque a veces se habla del orden de 10 millones para este total. Es una estimación extraordinariamente difícil, ya que sólo 1,75 millones de ellas tienen una descripción científica.
Además, este número también es una estimación incompleta, porque -aunque pueda parecer paradójico en la era de la informática- aún no existe un inventario general de tales especies. Para ello, un consorcio internacional de bases de datos biológicas, denominado Species 2000, realiza este trabajo, habiéndose alcanzado la catalogación del 40% de las especies conocidas.
Este programa, establecido por la Unión Internacional de Ciencias Biológicas, junto con la Unión Internacional de Sociedades de Microbiología nació en 1994 y fue acogido dentro de las labores del PNUMA dos años después. En los EE.UU. de A., el Sistema de Información Taxonómica Integrada (ITIS), realiza una labor paralela, promovida por el gobierno estadounidense.
Afortunadamente, aparte de que Canadá y México se integraran en el ITIS, en los últimos años se ha producido una convergencia de ambos esfuerzos, aunque manteniendo su independencia debido al interés estratégico de estos programas, en términos de aprovechamiento económico, supremacía científica y, sobre todo, en la oposición del actual gobierno de EE.UU. de A. a las acciones del PNUMA en lo concerniente al cambio climático. Resulta un tanto desalentador encontrar que los intereses políticos y económicos primen sobre el conocimiento científico, aunque es cierto que disponer de dos bases de datos independientes, en opinión de los expertos, favorece la calidad del resultado.

Se espera que antes de 2015 el censo de especies vivas pueda estar completo, aunque se trata de una carrera contrarreloj: La tasa de extinciones está aumentando, y está relacionada en gran medida con la acción humana directa (destrucción de ecosistemas, contaminación, etcétera) e indirecta (calentamiento global). Por ejemplo, una cuarta parte de las mariposas europeas está en peligro de extinción, al igual que el 11% de las especies de aves. Evidentemente, tan difícil es contar cuántas especies hay como saber cuántas van desapareciendo. Si a ello añadimos las que aún no se conocen (de las cuales un porcentaje importante podrían no llegar a catalogarse antes de su futura extinción), el panorama que algunos podrían pretender idílico al leer sobre el nuevo Edén descubierto en Indonesia queda más bien sombrío.

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Fuente: cienciayleyenda.net

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